Tribuna:

Derrota provechosa

El inmovilismo deportivo de otras épocas pierde fuerza cada día. Ahora, ni el Calpisa de balonmano, continuador de los eternos triunfadores como el Real Madrid de baloncesto, puede considerarse intocable. El Atlético de Madrid, segundo casi empedernido desde la aparición en escena de un sorprendente equipo alicantino hecho campeón a base del talonario, cortó su racha de victorias en propio terreno. El partido del domingo tuvo la gran ságnificación de que los tiempos corren para la igualdad más.rápidarneáte que antes.Los cinco años de imbatibilidad del Calpisa -aunque perdiese fuera de su terre...

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El inmovilismo deportivo de otras épocas pierde fuerza cada día. Ahora, ni el Calpisa de balonmano, continuador de los eternos triunfadores como el Real Madrid de baloncesto, puede considerarse intocable. El Atlético de Madrid, segundo casi empedernido desde la aparición en escena de un sorprendente equipo alicantino hecho campeón a base del talonario, cortó su racha de victorias en propio terreno. El partido del domingo tuvo la gran ságnificación de que los tiempos corren para la igualdad más.rápidarneáte que antes.Los cinco años de imbatibilidad del Calpisa -aunque perdiese fuera de su terreno partidos de la Liga, suya siempre, y también de la Copa en otras ocasiones ante el Barcelona y el Atlético precisamente- son muchos menos que «en tiempos pasados». Más que su racha de triunfos, lo que pudo llegar a perjudicar al balonmano fue su superioridad, como perjudicó el Real Madrid al baloncesto en su día. Felizmente no ha sido así, porque ha cumplido una etapa de elevación de nivel sin «aburrir» a los demás. Se aprovechó de los valores encontrados para la selección, incluido el «talismán» Perramón (que ahora deja la internacionalidad con su vida encarrilada ejemplarmente para cualquier otro deportista), pero ha fomentado rivales de su categoría y de gran mérito, sin tanto talonario, como los citados Atlético y Barcelona, Granollers o Marcol. El balonmano debe agradecerle su provechosa «caída».

El deporte español no necesita dominadores absolutos más que para propagarlo. Pero sin pasarse. Aunque lo triste es que esto se le deba decir a una promotora inmobiliaria, empresa privada, que se ha gastado y gasta el dinero en un club, sin el «premio» de las desgravaciones fiscales.

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