Cartas al director

Salvar "Cuadernos para el Diálogo"

Desde las páginas editoriales de EL PAIS se ha apoyado recientemente el SOS lanzado por el director de Cuadernos para el Diálogo, Pedro Altares, en petición de ayuda para la supervivencia de ese semanario.Creo que ese apoyo debe ampliarse, concretarse y materializarse urgentemente, si no se quiere que todo quede en palabras que se puedan volver pronto en condolencias necrológicas.



Cuadernos
no es uno más (aunque sea uno de los muchos) de los .órganos de expresión que atraviesan crisis financieras en estos momentos. Cuadernos es un poco la...

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Desde las páginas editoriales de EL PAIS se ha apoyado recientemente el SOS lanzado por el director de Cuadernos para el Diálogo, Pedro Altares, en petición de ayuda para la supervivencia de ese semanario.Creo que ese apoyo debe ampliarse, concretarse y materializarse urgentemente, si no se quiere que todo quede en palabras que se puedan volver pronto en condolencias necrológicas.

Cuadernos no es uno más (aunque sea uno de los muchos) de los .órganos de expresión que atraviesan crisis financieras en estos momentos. Cuadernos es un poco la conciencia de la conciencia de todos los demócratas españoles. En sus quince años de vida, sobre todo en los años difíciles para el periodismo de ideas progresistas español. jugó el arriesgado papel de tribuna pluralista abierta, lugar de encuentro y caja de resonancia de las fuerzas sindicales y políticas democráticas. Muchas de estas fuerzas están hoy en el Parlamento, elaborando la nueva Constitución española.

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Si no se toman medidas urgentes. Cuadernos no podrá siquiera ser testigo en el acta de nacimiento de una Constitución de la que su propia colección es como un extenso borrador colectivo.

Si se ha dicho que la democracia no se puede hacer sin los demócratas, los periodistas demócratas no concebimos una democracia informativa mínima sin la revista que fue demócrata desde su origen y prefiguró en solitario, desde una difícil legalidad, la nueva libertad informativa.

Pero Cuadernos puede morirse de un momento a otro, como una víctima más, aunque de excepción, de la regla de la jungla en la libertad de prensa capitalista, en la que los fuertes (que son los que tienen el dinero) devoran a los débiles (que son los que no lo tienen), quitándoles la publicidad y los lectores.

Desde la tribuna de EL PAIS, uno de los herederos de la libertad simbolizada por Cuadernos, quiero relanzar la idea, surgida entre profesionales del periodismo, de que se cree un comité de solidaridad con el lema: «Salvar a Cuadernos». O, al menos, intentarlo despertando las conciencias dormidas y moviéndolas a la acción concreta e inmediata.

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