Tribuna:

Sobre USO y UCD

Clarificado el panorama sindical tras las elecciones celebradas el pasado invierno, con el reparto de la clientela obrera entre CCOO y UGT, las restantes fuerzas sindicales han adquirido un carácter testimonial que si en un futuro próximo no tendrá razón de ser, en los actuales momentos de transición ejercen una labor de contrapeso en las luchas hegemónicas entre las dos grandes centrales.No obstante, entre las siglas que pueden calificarse de testimoniales -testimonio tan digno como cualquier otro, si bien la realidad del país ha excluido del juego parlamentario sus respectivas opciones polít...

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Clarificado el panorama sindical tras las elecciones celebradas el pasado invierno, con el reparto de la clientela obrera entre CCOO y UGT, las restantes fuerzas sindicales han adquirido un carácter testimonial que si en un futuro próximo no tendrá razón de ser, en los actuales momentos de transición ejercen una labor de contrapeso en las luchas hegemónicas entre las dos grandes centrales.No obstante, entre las siglas que pueden calificarse de testimoniales -testimonio tan digno como cualquier otro, si bien la realidad del país ha excluido del juego parlamentario sus respectivas opciones políticas- figura una central de larga tradición opositora a la dictadura y acertada trayectoria sindical que, aunque carente de una base numerosa, posee un plantel de cuadros que la hace apetecible como fuerza obrera del partido en el poder. Nos referimos a la Unión Sindical Obrera.

En efecto, el prestigio de la USO, superviviente incluso del expansionismo ugetista, sostiene estas siglas en un discreto tercer puesto, llamada, quizá, a equilibrar en el plano sindical la correlación de fuerzas entre comunistas y socialistas. El carácter autonomista de esta tercera fuerza abunda aún más las posibilidades de imagen que necesita un partido como la UCD que, aun en el poder, trata de dotarse de una base que le evite quedar reducida a una fuerza política de cuadros. Por otra parte, UCD renunció hace ya tiempo a la etiqueta sindical de independiente bajo la que siguen proliferando intentos fallidos de cubrir la opción sindical no marxista.

Estas consideraciones, obtenidas de la mera constatación de la línea sindical seguida por el Gobierno, no presupone juicios de valor sobre la pureza autonomista de USO, ni siquiera sobre la estrategia de esta central cara a su futuro.

Dos posturas

Así, al margen de la defensa que en repetidas ocasiones hiciera el Gobierno de la presencia de USO en la esfera sindical -la delegción obrera que representó a nuestro país en la OIT durante la última conferencia anual contó con la presencia de estas siglas por decisión gubernamental-, hoy reseñamos la actitud de esta central en relación con los dos temas que centran, la atención social y económica, además de la política: USO se muestra de acuerdo con la ley de Convenios elaborada por el Gobierno, incluso en el límite del 10%, que de momento la excluye de la negociación por considerar que dicho tope es el «¡dóneo para una situación consolidada tras un proceso electoral concluido»; y defiende unos acuerdos con participación de los partidos, tal como parece interesar al Gobierno.

Estas coincidencias, además de innumerables actitudes de una y otra parte que podrían sugerir un futuro acercamiento entre partido y sindicato, no presuponen por nuestra parte, insistimos, valoración alguna sobre la conducta sindical de la USO. Entre las intenciones y las posibilidades media siempre un proceso cargado de actitudes. Iremos dando cuenta de las actitudes.

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