Un nieto del conde de Romanones, detenido en los calabozos de las Salesas

Jaime Mesía Figueroa, marqués de Mirallo y nieto del conde de Romanones, se encuentra desde el pasado día 8 en los calabozos de las Salesas, en tanto se realiza una investigación policial que aporte datos sobre su posible implicación o desvinculación de una banda, presunta autora del robo a mano armada de un industrial y del secuestro de un joyero, que fue desarticulada a principios del mes de mayo por la policía.El señor Mesía podría ser, según informaba ayer la agencia Efe, el supuesto cerebro y organizador de la banda e incluso la persona que facilitaba a los componentes de la misma ...

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Jaime Mesía Figueroa, marqués de Mirallo y nieto del conde de Romanones, se encuentra desde el pasado día 8 en los calabozos de las Salesas, en tanto se realiza una investigación policial que aporte datos sobre su posible implicación o desvinculación de una banda, presunta autora del robo a mano armada de un industrial y del secuestro de un joyero, que fue desarticulada a principios del mes de mayo por la policía.El señor Mesía podría ser, según informaba ayer la agencia Efe, el supuesto cerebro y organizador de la banda e incluso la persona que facilitaba a los componentes de la misma las armas y los datos sobre las víctimas, a quienes conocía personalmente.

Al parecer, el ahora puesto a disposición judicial hasta el momento no ha sido procesado, ya que esta decisión será tomada por los magistrados de los juzgados números cinco y dieciséis, cuando acabe la investigación policial. Según la información obtenida, el señor Mesía fue detenido, a principios del mes de mayo, en unión de otras tres personas que fueron presentadas a la prensa como los presuntos autores del robo a mano armada del industrial Felipe Batllo, a quien se obligó a firmar un cheque por valor de diez millones de pesetas y del secuestro del joyero Recaredo González, cuya familia tuvo que pagar un rescate de quince millones de pesetas. Sin embargo fue dejado en libertad condicional, al parecer por falta de pruebas. Días después el grupo tercero de la Primera Brigada Regional de Investigación volvía a detenerle y pasaba, por orden judicial, a los calabozos del edificio de juzgados.

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