La unidad de acción, objetivo de UGT y CCOO

Sobre la celebración del Primero de Mayo en la legalidad, los resultados de las elecciones sindicales y su incidencia en el futuro inmediato, celebraron ayer una mesa redonda, organizada por la Agrupación de Periodistas de Información Laboral, los secretarios generales de Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores, señores Camacho y Redondo.

Ambos dirigentes, que salvo en pequeños matices estuvieron de acuerdo en todos los temas que se abordaron, destacaron la importancia de la celebración del Primero de Mayo, que por primera vez en cuarenta años podrá conmemorarse en la legalid...

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Sobre la celebración del Primero de Mayo en la legalidad, los resultados de las elecciones sindicales y su incidencia en el futuro inmediato, celebraron ayer una mesa redonda, organizada por la Agrupación de Periodistas de Información Laboral, los secretarios generales de Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores, señores Camacho y Redondo.

Ambos dirigentes, que salvo en pequeños matices estuvieron de acuerdo en todos los temas que se abordaron, destacaron la importancia de la celebración del Primero de Mayo, que por primera vez en cuarenta años podrá conmemorarse en la legalidad en España. Para la citada fecha han convocado manifestaciones en todas las provincias ambas centrales, en las que participarán -según dijeron- millones de trabajadores. La jornada servirá para demostrar la unidad y fuerza de la clase trabajadora, explicaron, y para reivindicar medidas efectivas contra el paro, la negociación colectiva dentro y fuera de las empresas, el derecho a huelga, la participación de los trabajadores en el control de la Seguridad Social y en las empresas públicas, la devolución del patrimonio sindical y la aprobación de la ley de acción sindical sin cambios sustanciales sobre el texto de la ponencia. Las celebraciones, por otra parte, tendrán un carácter internacionalista y de solidaridad con los trabajadores de otros países oprimidos.Los secretarios generales de ambas centrales, obviados los resultados concretos para evitar las discrepancias conocidas, afirmaron que las elecciones habían clarificado el panorama sindical y habían demostrado que los trabajadores se inclinaban, en nuestro país, por dos opciones: UGT y CCOO. Entre ambas -diría Marcelino Camacho- han obtenido más del 75% de los representantes. Se ha consolidado un modelo singular, diría Nicolás Redondo, que no coincide con el que se da en los países nórdicos o en los países latinos. La estabilización de las centrales, añadió, tardará todavía dos o tres años. Hubo coincidencia en las críticas al decreto de convocatoria de las elecciones y se resaltó la unidad de acción de UGT y CCOO que hizo posible, a pesar de los deseos del Gobierno, la generalización de las elecciones. Los resultados obtenidos por otras centrales deben hacerlas recapacitar sobre su viabilidad. También se aseguró que las elecciones habían supuesto la derrota de los intentos de propiciar sindicatos amarillos.

Hubo asimismo críticas al anterior titular de Trabajo (Nicolás Redondo lo acusó de «haber hecho todo el daño que había podido a UGT») y se afirmó que muchos de los identificados, la mayoría, estaban afiliados a las centrales. En el turno de las críticas a Jiménez de Parga, al final alguien comentaría que preparaba su candidatura a embajador ante los organismos de la ONU en Ginebra, ambos dirigentes -con mayor dureza por parte del secretario de la UGT- mostraron su disconformidad con tal posibilidad, y recordaron que todavía el Gobierno español no ha ratificado los convenios 87 y 98, firmados hace un año por el ex ministro, en la Organización Internacional de Ginebra.

El futuro sindical

Nuevamente ambos dirigentes coincidieron en que las elecciones abrían de cara al futuro inmediato perspectivas de unidad de acción entre UGT y CCOO, que habían supuesto un acercamiento en determinados criterios sindicales que las separaban, y que de ahora en adelante patronal y Gobierno saben quienes son sus interlocutores válidos.La crisis económica, el vacío sindical aún existente, el paro y la necesidad de modificar el modelo económico que había generado la crisis fueron también indicados como problemas inmediatos a plantear por las centrales. A nivel interno destacaron la necesidad de crear una acción sindical fundamentalmente dirigida a prestar servicios a los afiliados, abandonando la tendencia absoluta a la acción sindical política propia de la clandestinidad. La importancia de las secciones sindicales y los comités de empresa, la defensa de la negociación de convenios marco o macroconvenios, los intentos de UCD de crear sindicatos amarillos, la devolución del patrimonio y las secuelas del paro, fueron otros temas esbozados como problemas del futuro inmediato de la acción reivindicativa de las centrales.

También se refirieron a las elecciones en la Administración pública, que podrían celebrarse en junio o julio, y a las dificultades para que las mismas se lleven a cabo entre los trabajadores al servicio de la Administración militar y los agrarios. Hubo también, a preguntas de los miembros de la APIL, reiteraciones de la independencia de las centrales de los sindicatos, denuncia de las acusaciones de marxistas -que reconocieron serlo- como medio de alentar por UCD y la patronal un sindicalismo amarillo bajo el pretexto de «no marxista». Redondo afirmó que UGT no está contra un sindicalismo no marxista, siempre que sea auténtico, pero que no puede aprobar ni respetar un sindicalismo que sólo es «independiente» de la clase obrera.

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