Dos individuos armados secuestran, por equivocación, a un detenido ingresado en un hospital de Córdoba

EL PAIS ha podido comprobar que tres números de la Policía Armada se encuentran apartados del servicio, bajo arresto y a disposición de un juez militar del cuerpo, al haberse iniciado diligencias para el esclarecimiento de su posible responsabilidad con ocasión de un servicio de vigilancia a un detenido que fue raptado la semana pasada en el Hospital General.

Tanto funcionarios del hospital, como companeros que no quieren identificarse consideran «absolutamente injusta» esta situación, ya que los individuos armados que conminaron a los tres números de la Policía Armada, para entreg...

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EL PAIS ha podido comprobar que tres números de la Policía Armada se encuentran apartados del servicio, bajo arresto y a disposición de un juez militar del cuerpo, al haberse iniciado diligencias para el esclarecimiento de su posible responsabilidad con ocasión de un servicio de vigilancia a un detenido que fue raptado la semana pasada en el Hospital General.

Tanto funcionarios del hospital, como companeros que no quieren identificarse consideran «absolutamente injusta» esta situación, ya que los individuos armados que conminaron a los tres números de la Policía Armada, para entregarles al detenido, tenían encañonado a un celador del centro hospitalario, había concurrencia de facultativos y enfermos, y cualquier resistencia hubiera podido provocar hechos luctuosos.

Los acontecimientos tuvieron origen en la localidad de Palma del Río, donde unos cazadores furtivos fueron conminados por un guarda jurado a detenerse y, al salir huyendo, el guardajurado disparó por la espalda contra uno de ellos, hiriéndole. Este se volvió, disparó su escopeta y produjo lesiones al guarda en la cabeza, que deterrainaron su fallecimiento. Detenido el cazador y trasladado a Córdoba. fue conducido en un furgón celular al Hospital General para recibir tratamiento de su herida. Días antes un gitano autolesionado en la prisión había sido devuelto al centro penitenciario. Y fue buscando a este gitano, en lo que se cree que éra un ajuste de cuentas, cuando por error los dos individuos armados raptaron al cazador furtivo custodiado en el Hospital General por los números de la Policía Armada.

Horas más tarde, el propio individuo llamaba desde un bar, ya que, al comprobar su error, los raptores, al parecer hermanos, le liberaron y le dieron «2.000 pesetas por el susto».

EL PAIS ha podido comprobar que tanto en el hospital como entre los compañeros del cuerpo de la Policía Armada existe la convicción de que no se pudo hacer otra cosa.

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