Alentador comienzo y angustioso final contra Italia

España ganó a Italia por la mínima diferencia y tras pasar unos momentos finales del partido con verdadera angustia por la presión transalpina. La selección, aunque empezó bien, con juego rápido y de gran movilidad en sus hombres, sólo funcionó a ráfagas. El partido, primero de preparación para el Campeonato del Mundo, sólo aportó como dato claro que España debe jugar con rapidez y buscando espacios abiertos, con movilidad en sus hombres, si quiere aspirar a dar la sorpresa en Argentina. Italia, con bajas importantes en sus filas, fue a remolque del equipo español casi todo el partido, y única...

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España ganó a Italia por la mínima diferencia y tras pasar unos momentos finales del partido con verdadera angustia por la presión transalpina. La selección, aunque empezó bien, con juego rápido y de gran movilidad en sus hombres, sólo funcionó a ráfagas. El partido, primero de preparación para el Campeonato del Mundo, sólo aportó como dato claro que España debe jugar con rapidez y buscando espacios abiertos, con movilidad en sus hombres, si quiere aspirar a dar la sorpresa en Argentina. Italia, con bajas importantes en sus filas, fue a remolque del equipo español casi todo el partido, y únicamente al final se hizo dueña de la situación, haciendo pasar grandes apuros al equipo de Kubala.Los comienzos del partido fueron alentadores para España. Con un juego rápido y de intercambio de posiciones, aunque sin excesiva calidad, dominó claramente a un conjunto italiano lento y sorprendido. Antognoni, el capitán y figura, un hombre al que se le nota la clase en cada jugada, pese a jugar mal, aún era tina sombra por el césped. Se entonaría pasada la media hora de juego, pero acabaría siendo sustituido al cuarto de hora de la segunda parte.

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Las parejas en el medio campo, con marcajes severos al hombre, fueron claras desde el principio. A Antognoni le empezó superando Asensi, y Leal también se impuso a Tardelli, como Cardeñosa -aunque fallara mucho en el pase- a Patrizio Sala, y siempre por anticipación. Si a ello añadimos que López Ufarte y Dani cambiaron con gran rapidez sus posiciones, no es extraño que España se adelantara en el marcador. Dani, precisamente desde la izquierda en ese momento, fue el autor del pase a Rubén Cano que iba a provocar el penalti. Tanto Gentile como Maldera no se separaron nunca de los dos pequeños extremos, siguiéndolos por todo el campo, pero al principio no pudieron con ellos.

El grave problema para España fue que su velocidad se terminó pronto. Quizá por el eterno conformismo del raquítico fútbol español, que en cuanto marca un gol parece tenerlo todo ganado, el poco juego anterior quedó olvidado. Italia, poco a poco, empezó un pressing casi baloncestístico y el juego español de espacios abiertos y al primer toque se acabó. Comenzaron los pases atrás, su repetición ante la impotencia en el desmarque y algún que otro consabido centro sobre el área.

La selección, hecha con retales, los que ha podido sacar Kubala de un fútbol español que ha vivido de espaldas a ella por hacerle el caldo gordo a los clubs, debe aprovechar sus cualidades. Si el equipo es de hombres «bajitos» (López Ufarte, Dani, Marcelino o Carrete, que se mostró muy entonado en su debut) no tiene otro remedio que jugar con las armas citadas: velocidad y balón al primer toque. Si además casi todos ellos salen perdiendo en los choques, deben evitar los encuentros. De esta forma será la única de ganar a cualquier rival por difícil que sea. España sólo practicó esto ayer a ráfagas. A fin de cuentas fue sólo una prueba. Pero la experiencia parece clara. Cuando el balón llegó con rapidez al área italiana, se cogió a contrapié a su excelente defensa y la gran jugada Cardeñosa-Carrete, con centro de éste y remate de Santillana que paró Bordon, tras el segundo gol fue todo un ejemplo. La suerte para los Kubala-boys fue que el centro del campo italiano se mostró durante casi todo el partido bastante blando. En la primera parte Asensi y Leal, con algo más de convicción, hubiesen podido marcar, pero las tornas se cambiaron en la segunda, y Tardelli marcó quizá el gol más fácil de su vida. Leal, tal vez agobiado por sus quehaceres de capitán, cansado o contagiado del desorden defensivo, le había dejado completamente solo.

Tras el gol italiano, Pulici tuvo la ocasión de empatar en un cabezazo que, le salió muy flojo y centrado. Los minutos finales fueron de verdadera angustia para España, pues la fatiga hizo mella en casi todos los jugadores y ni siquiera se pudo engarzar un contraataque que cogiera desguarnecida la defensa rival. Italia, que se vio frenada con el gol de Dani, cuando Io dio por pensar que podía empezaba mandar en el juego, se tomó el partido con más tono de entrenamiento que España. A ésta le faltó correr con más orden en los momentos que lo hizo.

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