Apoyo a Julián Marías

He leído con mucho interés el artículo que, firmado por don Julián Marías, aparecía en «Tribuna libre» el domingo día 2 del presente mes de octubre, el cual me sorprendió muy gratamente.Como estudiante de periodismo y, por tanto, como futuro profesional de la prensa he de apoyar los conceptos vertidos en el referido artículo, por constituir una de las más antiguas aspiraciones de los periodistas que han tomado en serio su profesión.

Efectivamente, la proliferación de ciertos diarios y revistas, en número mucho mayor cada día, cuyo método de trabajo se basa en la difamación, el sensacion...

He leído con mucho interés el artículo que, firmado por don Julián Marías, aparecía en «Tribuna libre» el domingo día 2 del presente mes de octubre, el cual me sorprendió muy gratamente.Como estudiante de periodismo y, por tanto, como futuro profesional de la prensa he de apoyar los conceptos vertidos en el referido artículo, por constituir una de las más antiguas aspiraciones de los periodistas que han tomado en serio su profesión.

Efectivamente, la proliferación de ciertos diarios y revistas, en número mucho mayor cada día, cuyo método de trabajo se basa en la difamación, el sensacionalismo y, por qué no decirlo, en la «invención de noticias», demuestra una notable falta de seriedad, o mejor, una gran carga de superficialidad, al entender erróneamente la libertad de prensa. Toda libertad, para que sea real, lleva aparejada la responsabilidad de no transgredir con ella los legítimos derechos de los demás, y en prensa esto se consigue, considerando un grave delito la difusión de errores o de medias verdades. Sólo cuando la ley castigue severamente a quienes utilizan la noble profesión periodística para difamar, calumniar o mentir, sólo entonces habremos logrado, de verdad, la tan ansiada libertad de prensa, y no hará falta ningún tipo de censura administrativa. Vaya, pues, desde aquí, mi incondicional apoyo a don Jullán Marías, en su lucha por una justa libertad de prensa.