Hernández Gil: "La tensión y la discrepancia es la vida del Parlamento"

«La tensión y la discrepancia es la vida de los parlamentos», dijo Antonio Hernández Gil, presidente de las Cortes, durante el homenaje que le fue ofrecido ayer por el Club Siglo XXI y al que asistieron varios centenares de personas, entre las que se encontraban los presidentes del Congreso y el Senado, el ministro de Justicia, varios ex ministros y numerosos diputados y senadores.

El profesor Hernández Gil, que definió la Monarquía como punto de partida, base y culminación de la España democrática de hoy, pronunció unas palabras para explicar su postura personal como político y su expe...

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«La tensión y la discrepancia es la vida de los parlamentos», dijo Antonio Hernández Gil, presidente de las Cortes, durante el homenaje que le fue ofrecido ayer por el Club Siglo XXI y al que asistieron varios centenares de personas, entre las que se encontraban los presidentes del Congreso y el Senado, el ministro de Justicia, varios ex ministros y numerosos diputados y senadores.

El profesor Hernández Gil, que definió la Monarquía como punto de partida, base y culminación de la España democrática de hoy, pronunció unas palabras para explicar su postura personal como político y su experiencia como presidente del más alto organismo legislativo del país.Afirmó que independencia no quiere decir apoliticismo y que la no participación en una política de partidos no crea un vacío político. «Mi vocación política, dijo, es la vocación de un jurista y de un intelectual socialmente preocupado.» Añadió que no estimaba que hubiera evolucionado políticamente de una forma apreciable: «Las razones son las siguientes: nunca he puesto en duda la democracia, me ha preocupado siempre más la problemática social que las corrientes superficiales de la política.»

Hernández Gil afirmó que desde los veinticinco años sostiene que si bien la acción política impulsa el derecho, le mueve y hasta le condiciona y orienta, la política, como poder o como ideología, no es de suyo o no se hace, sin más, derecho.

Señaló más adelante que una sociedad que se encontrara sin problemas dejaría de serlo, para referirse a continuación a su experiencia como presidente de las Cortes, que dijo, se nutre de satisfacciones y esperanzas.

Explicó las bases sobre las que tuvo que llevar a cabo el mínimo ordenativo indispensable para el funcionamiento de las Cámaras. «Fue preciso -dijo- acudir a remedios hermenéuticos un tanto heroicos como la analogía a la tradición parlamentaria.» Reconoció Hernández Gil que ello no hubiera sido posible sin la comprensión de todos los grupos políticos. «Después de aquellos primeros días -añadió- he comprobado las correctas relaciones entre los diversos grupos políticos; las cordiales relaciones entre sus miembros; el espíritu de trabajo, etcétera.»

Para el presidente de las Cortes la tensión que se ha puesto de manifiesto en algunos plenos, las actitudes que parecían agresivas, algunas faltas de oportunidad o poco afortunadas no deben sorprender. «Sería tanto, dijo, como sorprenderse de la vida en la tierra. »

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En un breve análisis de la situación política actual, el presidente de las Cortes consideró que debemos estar satisfechos: « Los problemas principales en el orden político consisten en el tránsito de una situación a otra. Debemos estar satisfechos. El pueblo español ha hecho posible un cambio profundo sin revolución.» Consideró que la democracia, la fórmula más racional para conducirse en política, es co mplicada, pero necesaria pese a esas complicaciones.

Esbozó seguidamente Hernández Gil las principales líneas que, a su juicio, encuadran el problema económico y señaló que tenía características susceptibles de un tratamiento científico y técnico y otras dadas por el hecho de que ni el Gobierno ni el Parlamento pueden aportar soluciones eficientes si falta la colaboración y convicción de todos de la necesidad de contribuir ellos mismos a resolverlas.

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