Cartas al director

Tarradellas y el voto popular

¡Vaya: caminábamos hacia la democracia! Otra vez la soberanía del pueblo «inclina la cabeza» delante de los personalismos contra los que tanto se ha luchado. Pareció irremediable que los votos del 15 de junio se fijaran en los líderes políticos más que en las ideologías de aquellos partidos; parece irremediable todavía que las personas estén por encima de los equipos y de los programas, actitudes ambas que se achacan a una falta real de políticos como consecuencia de estos últimos años de mordaza y de ausencia de pluralismos; parecerá, incluso, otra nueva categoría de personalismo el que yo es...

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¡Vaya: caminábamos hacia la democracia! Otra vez la soberanía del pueblo «inclina la cabeza» delante de los personalismos contra los que tanto se ha luchado. Pareció irremediable que los votos del 15 de junio se fijaran en los líderes políticos más que en las ideologías de aquellos partidos; parece irremediable todavía que las personas estén por encima de los equipos y de los programas, actitudes ambas que se achacan a una falta real de políticos como consecuencia de estos últimos años de mordaza y de ausencia de pluralismos; parecerá, incluso, otra nueva categoría de personalismo el que yo escriba del honorable Tarradellas y del señor Benet.El señor Tarradellas no debe olvidar que muchos españoles tiene callos en la lengua de gritar sus ideas frente a las posiciones oficiales del «franquismo», pero lo hicieron desde las montañas, desde las llanuras y desde las costas de España. El señor Tarradellas no debe olvidar que sus voces no se han escuchado aquí porque los Pirineos lo prohibían. El honorable Tarradellas no debe olvidar que, mejor o peor, celebramos unas elecciones generales con la exigencia de que se respetaría nuestro voto, y el voto del pueblo catalán se inclinó mayoritariamente del lado del «destituido» senador Benet.

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