Elecciones: último sondeo de opinión

La participacion electoral será masiva

El primer dato que se alza del conjunto anterior es la abrumadora mayoría de votantes. El país, tras cuarenta años sin elecciones democráticas, desea volcarse en las urnas. Diríase que nadie quiere dejar de ser tenido en cuenta. Si estas previsiones se confirmasen definitivamente, estaríamos ante uno de los más altos porcentajes de afluencia de la historia electoral contemporánea.Si se piensa, por ejemplo, que en las últimas elecciones generales españolas -febrero de 1936- la abstención se calcula en un 28%, y que ello se produjo en un momento de efervescencia y apasionamiento difícilmente igu...

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El primer dato que se alza del conjunto anterior es la abrumadora mayoría de votantes. El país, tras cuarenta años sin elecciones democráticas, desea volcarse en las urnas. Diríase que nadie quiere dejar de ser tenido en cuenta. Si estas previsiones se confirmasen definitivamente, estaríamos ante uno de los más altos porcentajes de afluencia de la historia electoral contemporánea.Si se piensa, por ejemplo, que en las últimas elecciones generales españolas -febrero de 1936- la abstención se calcula en un 28%, y que ello se produjo en un momento de efervescencia y apasionamiento difícilmente igualables, no es difícil imaginar la realidad actual de un país humanamente renovado y con cotas de ilusión política ciertamente altas.

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De cualquier forma, la segunda evidencia ha de centrarse en ése 38,5% que todavía no han decidido su voto. O, para ser exactos, que no lo habían decidido en el momento de llevar a cabo esta encuesta (lunes, martes y miércoles de esta semana).De esa franja de indecisos -excesiva y que denuncia carencias políticas importantes-. una mayoría -casi el 23%- muestran su tendencia de voto, lo cual permite perfilar con bastante nitidez los resultados finales.

No hay sorpresa en el terreno sociológico político, al comprobar cómo las tendencias más acusadas son, precisamente, hacia las dos formaciones que se perfilan como mayoritarias (UCD y PSOE), ni tampoco en el hecho de que la tendencia hacia el Centro, entre los indecisos supere con cierta amplitud a la que se muestra hacía el PSOE.

Podría añadirse que los neofranquistas (AP) pueden obtener aquí un último resto que les salve de un resultado cercano a la catástrofe.

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