Reportaje:Montañismo

Hay que saber ser montañero

Con el fin de la temporada de nieves ha comenzado, un año más, el retorno a las zonas rocosas de las montañas. El último accidente de los montañeros vizcaínos -precisamente entre nieve y hielo- no es ya el ejemplo preocupante al acercarse el verano. Este se puede buscar en zonas como la madrileña Pedriza, en Guadarrama.Se debe reconocer que no son verdaderamente montañeros todos los que acuden a la sierra a escalar, y ahí reside el verdadero problema. Existe un sinfín de deportes mucho más peligrosos que la escalada y, sorprenden temente, no tienen ni la mitad de víctimas que la montaña. ¿Por ...

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Con el fin de la temporada de nieves ha comenzado, un año más, el retorno a las zonas rocosas de las montañas. El último accidente de los montañeros vizcaínos -precisamente entre nieve y hielo- no es ya el ejemplo preocupante al acercarse el verano. Este se puede buscar en zonas como la madrileña Pedriza, en Guadarrama.Se debe reconocer que no son verdaderamente montañeros todos los que acuden a la sierra a escalar, y ahí reside el verdadero problema. Existe un sinfín de deportes mucho más peligrosos que la escalada y, sorprenden temente, no tienen ni la mitad de víctimas que la montaña. ¿Por qué? Para dar respuesta a esta cuestión vayamos al caso de La Pedriza (por ser un lugar bastante conocido). La inmensa mayoría de los llamados «montañeros» que allí escalan parecen sentir un profundo y olímpico desprecio por las normas de seguridad que deben imperar en este deporte. Parece como si, entre ellos, hubieran instituido un marathon para ver quién pone más en peligro su integridad física, para lo cual tientan a la suerte de las formas más diversas: escalar en solitario y sin seguro; subir una pared de noche y sin casi experiencia; asegurarse de mala manera; si en un paso hay cinco buriles, utilizar sólo tres (y a ser posible dos); no poner estribos donde se debe, y muchas otras.

El verdadero montañero pone toda su atención en la seguridad, no escala jugándose la vida, sino con grandes precauciones, no emprende nada para lo que no esté preparado y, sobre todo, entiende la escalada como un deporte de superación personal y no de presunción ante los demás.

Es de esperar que estos jóvenes deportistas se den cuenta de su error a tiempo y utilicen sus salidas a la sierra para aprender de verdad y con humildad, sin creerse unos Bonatti por el hecho de subir al Pájaro, teniendo en cuenta que La Pedriza es una buena escuela de escalada en roca, pero que el ver dadero alpinismo es algo más difícil y, sobre todo, que no es un deporte peligroso siempre que se cumplan sus principales normas de seguridad.

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