Reportaje:

Agua de Solares: la empresa no tenía razón

El director general de Balneario y Agua de Solares, SA, Rafael Calleja envió a nuestro periódico una extensa nota que comienza diciendo: «La sospechosa diligencia con el tándem formado por algún corresponsal de prensa y la Jefatura Provincial de Sanidad de Pontevedra se está dedicando a la caza de gérmenes patógenos pretendidamente hallados en las botellas de agua de Solares nos obliga a romper nuestro silencio al que pensamos volver hasta tanto se conozcan los resultados de todos los análisis previos, contradictorios y dirimentes que la legislación en vigor señala para casos como éste ...

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El director general de Balneario y Agua de Solares, SA, Rafael Calleja envió a nuestro periódico una extensa nota que comienza diciendo: «La sospechosa diligencia con el tándem formado por algún corresponsal de prensa y la Jefatura Provincial de Sanidad de Pontevedra se está dedicando a la caza de gérmenes patógenos pretendidamente hallados en las botellas de agua de Solares nos obliga a romper nuestro silencio al que pensamos volver hasta tanto se conozcan los resultados de todos los análisis previos, contradictorios y dirimentes que la legislación en vigor señala para casos como éste y que son, en buena lógica, y con arreglo a la ética más elemental, requisito previo e imprescindible a cualquier comentario medianamente serio e imparcial.» Probablemente, la nota de la empresa Solares fue redactada antes de conocer el dictamen de la Dirección General de Sanidad y como réplica a un comentario anterior aparecido en nuestras páginas en el que se daba noticia de la confirmación, por parte del Instituto Pasteur, de París, del hallazgo -no pretendido, ciertamente- de pseudomonas aeruginosa en las muestras analizadas.Como última frase que transcribimos del comunicado de la empresa es, por otra parte, una acusación de parcialidad y falta de seriedad, creemos que lo mejor es una simple enumeración de los hechos ocurridos.

Primeros controles

El día 23 de febrero de este mismo año publicábamos que la Jefatura Provincial de Pontevedra había ordenado la retención de doscientas cajas de botellas de Solares por haber constatado en cinco análisis distintos la existencia de pseudomona aeruginosa, prohibida por la legislación vigente.Al día siguiente, la Subdirección General de Farmacia emite, con fecha 24 de febrero, un escrito en el que se da cuenta que, según el análisis efectuado por la Escuela Nacional de Sanidad, no hay germenes patógenos de ningún tipo, y que, por tanto, el agua retenida por la Jefatura Provincial de Pontevedra puede ser distribuida.

La reacción no se hizo esperar. El propio jefe provincial de Pontevedra, en defensa de la profesionalidad de quienes realizaron los análisis bajo sus órdenes, remite unas muestras del agua al célebre Instituto Pasteur, de París, para que se ratifiquen o rectifiquen sus conclusiones.

Mientras tanto, un nuevo detalle viene a sumarse. Administrativamente la Escuela Nacional de Sanidad, que tiene el centro de referencia de bacterias, es quien dice la última palabra. En EL PAIS del día 25 de febrero se hacía constar que el análisis realizado en el centro oficial -único que resultó positivo para la empresa- lo había llevado a cabo el jefe del departamento de microbiología del centro, doctor Ruiz Merino, quien en 1973 publicaba en un folleto conmemorativo y publicitario de Agua de Solares un trabajo titulado Exhaustivos controles de calidad del agua y del envase: Solares sólo sabe a agua.

Mientras tanto, el jefe provincial de Sanidad de Pontevedra solicita a la Dirección General de Sanidad, en defensa del prestigio de sus microbiólogos, la realización de nuevos análisis contradictorios que aclaren la situación.

La empresa pide una investigación

El día 25 de febrero, EL PAIS se pone en contacto con la empresa Solares para recabar su opinión. La empresa, a preguntas de un redactor del periódico, afirma, por un lado, que en efecto, en 1973 colaboró en un folleto el doctor Ruiz Merino «como número uno en materia de aguas» y «por que tiene una reconocida talla científica y un gran prestigio», en palabras textuales de su director general, señor Calleja. Por otra parte, se nos remitió una nota en la que textualmente se decía:«...Basta, al parecer, una sospecha no confirmada para que una vez más quede públicamente en tela de juicio nuestro prestigio como empresa y la confianza que creemos merecer de nuestros clientes, hemos decidido poner todos los medios a nuéstro alcancó para terminar de una vez con situaciones como la actual.

Para ello, y entre otras medidas, hemos acordado solicitar con fecha de ayer, al ilustrísimo señor director general de Sanidad, que tenga a bien ordenar una investigación a fondo de:

a) Nuestro manantial, sus instalaciones y protección.

b) Nuestras instalaciones de lavado y embotellado de vidrio.

c) Nuestras instalaciones de fabricación y embotellado en PVC.

d) Nuestro sistema de control de calidad.

e) Nuestro laboratorio de análisis físico, químico y bacteriológico.

f) Cualquier otro aspecto de nuestra actividad o de nuestras instalaciones que, a juicio de dicha autoridad, convenga comprobar.

El resultado de los nuevos análisis

El día 17 de marzo, nuestro periódico publicaba una crónica del corresponsal en Vigo, en donde se decía que según había trascendido en medios provinciales, la propia Escuela Nacional de Sanidad podría no reconocer el primer análisis realizado, al haberse hecho o de forma indebida, o por un departamento al que no le correspondía. Ese mismo día un redactor de EL PAIS se puso en contacto con él director del centro, Primitivo de la Quintana.«El jefe provincial de Sanidad de Pontevedra -afirmó el señor De la Quintana- deseaba que las muestras fuesen analizadas por la Escuela como tal organismo, no por una u otra persona concreta. Y así se ha hecho. Tras la llegada de las muestras de Pontevedra, la Escuela designó al jefe del Servicio de Aguas, doctor Martínez Pérez, para que se hicieran los análisis con todo rigor. En los anteriores análisis, la Escuela, como tal, no había intervenido. Estos resultados efectuados ahora, con todas las condiciones necesarias, serán válidos y permitirán emitir un dictamen, que corresponde hacer público a la Dirección General de Sanidad, ya que esta Escuela como organismo dependiente no puede hacerlo.»

Aquel mismo día se hacía referencia, sin confirmar aún, a que el Instituto Pasteur confirmaba los análisis realizados en Pontevedra; es decir, que en el agua analizada existían las prohibidas pseudomonas aeruginosas.

Un día después la confirmación fue oficial: el Instituto Pasteur ratificaba el dictamen contra el agua de Solares.

Las últimas notas

Seguramente, esta última información fue el motivo por el que la empresa Solares salió de su silencio, con la extensa nota a que hacíamos referencia en un principio y que, según parece, fue redactada antes de conocer el dictamen de la Dirección General de Sanidad sobre la paralización de las instalaciones de la planta embotelladora e intervención de las partidas existentes en el mercado.Después de todo, y en honor a la verdad -así lo ha publicado EL PAIS- la pseudomona aeruginosa no tiene una incidencia epidemiológica significativa «aunque la presencia de estos mícroorganismos en las aguas embotelladas es indeseable, pues representa un defecto de tecnología de envasado; es decir, una contaminación durante la manipulación».

La Dirección General de Sanidad ha señalado que la planta se pondrán nuevamente en funcionamiento tras una revisión y comprobación de la pureza de las aguas embotelladas para consumo.

Recurso pendiente

En Pontevedra, precisamente, se inició hace cuatro años otra actuación contra Solares, que motivó una sanción de diez millones de pesetas, pendiente hoy de resolución del Tribunal Supremo. Entonces se había detectado un índice de colonias superior al autorizado, fluorescencias verdes y pseudomona. En aquella época, comentaba nuestro corresponsal, el jefe provincial de Sanidad recibió la visita del gerente de Agua de Solares en actitud poco conciliadora.

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