España-OTAN, problema de consenso político

Alexander Haig, comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa, declaró ayer que el problema de una entrada eventual de España en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), era un problema político.«La OTAN es una alianza de naciones soberanas y una respuesta sobre ese tema exige un consenso político», respondió el general Haig a nuestra pregunta.

El militar norteamericano recordó, siempre a propósito del tema español, que en Washington existía un club que se llama el club de los que meten la pata, y que él no quería entrar en el mismo.

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Alexander Haig, comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa, declaró ayer que el problema de una entrada eventual de España en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), era un problema político.«La OTAN es una alianza de naciones soberanas y una respuesta sobre ese tema exige un consenso político», respondió el general Haig a nuestra pregunta.

El militar norteamericano recordó, siempre a propósito del tema español, que en Washington existía un club que se llama el club de los que meten la pata, y que él no quería entrar en el mismo.

Alexander Haig respondió en el curso de una cena-debate que le ofreció la API (Asociación de la Prensa Internacional), que agrupa a más de trescientos periodistas de todo el mundo, acreditados en Bruselas ante los organismos supranacionales del Mercado Común y de la OTAN.

El comandante supremo del SHAPE (Cuartel General Supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa), pasó revista al momento actual de la defensa occidental. Recordó las grandes negociaciones Este-Oeste, en el marco de la distensión, y habló de la incidencia en el plano militar de la actual crisis económica. Confió en unas relaciones más estrechas entre el Este y el Oeste, que favorezcan la eliminación de las dictaduras de izquierda o de derecha, y que originen gobiernos pluralistas.

El general Haig, nombrado por el ex presidente Nixon, es un republicano convencido. Gerald Ford prorrogó ayer el mandato de Haig, por dos años más. Los observadores creen, sin embargo, que la nueva Administración demócrata de Carter podría revocar el nombramiento del general Haig.

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