Gran expectación ante el homenaje a Antonio Bienvenida

Julio Aparicio se encuentra muy ilusionado ante el gran festival-homenaje que el próximo domingo se va a dedicar al maestro Antonio Bienvenida. «Ojalá el tiempo acompañe, que haya sol por lo menos ese día, y que todos tengamos suerte para poder ofrecer un gran espectáculo a la afición de Madrid: el espectáculo que Antonio, un compañero ejemplar y un torero de época, se merece». Así nos decía Aparicio ayer.El cartel será el que se había previsto desde un principio. Algunos ganaderos -como es el caso de la sociedad Torreón de Miranda, propietaria de «Los Campillones», obsequiarán la res que enví...

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Julio Aparicio se encuentra muy ilusionado ante el gran festival-homenaje que el próximo domingo se va a dedicar al maestro Antonio Bienvenida. «Ojalá el tiempo acompañe, que haya sol por lo menos ese día, y que todos tengamos suerte para poder ofrecer un gran espectáculo a la afición de Madrid: el espectáculo que Antonio, un compañero ejemplar y un torero de época, se merece». Así nos decía Aparicio ayer.El cartel será el que se había previsto desde un principio. Algunos ganaderos -como es el caso de la sociedad Torreón de Miranda, propietaria de «Los Campillones», obsequiarán la res que envían para el festival.

La expectación por este acontecimiento es enorme. Por supuesto que no faltará ninguno de los aficionados de Madrid, los cuales van a tributar a los toreros actuantes un recibimiento de gala, por el gesto que han tenido de participar desinteresadam ente en el homenaje.

Como ya se dijo en su día, la recaudación se empleará en un monumento a Antonio y la cantidad sobrante será entregada a la Diputación Provincial, para que la emplee en sus fines asistenciales.

Los alicientes estrictamente taurinos del festejo son máximos: la torería a caballo de Alvaro Domecq; la técnica de Aparicio, promotor del festival, en la que seguramente no faltará aquella «rabieta» famosa que le hacía superar todas las dificultades; el «litrazo», que llenó una etapa del toreo contemporáneo; el arte de Manolo Vázquez, inolvidable, y que los aficionados esperan con verdadera impaciencia volver a ver; el pundonor de Diego Puerta, siempre crecido en la noble competencia con sus compañeros; la sobria plenitud de Andrés Vázquez, la tremenda versión de la lidia de Chamaco, un diestro que arrebató a las multitudes; la pulcritud de Pedro Somolinos, uno de los novilleros que con más finura ejecutan las suertes.

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