Tribuna:

Otro título

El Real Madrid de baloncesto está en crisis desde hace un par de años. El Real Madrid perdió en la pasada temporada de Liga más encuentros que nunca. El Real Madrid acudió a Buenos Aires a conquistar el segundo puesto del oficioso mundial de clubs, porque allí estaba su verdugo en la Copa de Europa, el Mobilgirgi italiano. Y sin perder un solo encuentro, se ha proclamado campeón. Imposible, por el momento, hablar de crisis. Imposible, por el momento, recordar que Luyk ya tiene muchos años y que López Iturriaga no es un jugador cuajado.Los equipos madridistas tienen, no puede negarse, una espec...

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El Real Madrid de baloncesto está en crisis desde hace un par de años. El Real Madrid perdió en la pasada temporada de Liga más encuentros que nunca. El Real Madrid acudió a Buenos Aires a conquistar el segundo puesto del oficioso mundial de clubs, porque allí estaba su verdugo en la Copa de Europa, el Mobilgirgi italiano. Y sin perder un solo encuentro, se ha proclamado campeón. Imposible, por el momento, hablar de crisis. Imposible, por el momento, recordar que Luyk ya tiene muchos años y que López Iturriaga no es un jugador cuajado.Los equipos madridistas tienen, no puede negarse, una especie de ángel, que les permite resolver papeletas importantes en los momentos más inesperados. Esta vez el conjunto de Lolo Sáinz estaba sin rodar y todo hacía prever que no podía pasar del meritorio segundo puesto. Curiosamente, en el último y definitivo partido, no jugó Brabender que es pieza clave y segura.

Del triunfo madridista en Buenos Aires puede colegirse que la Liga nacional, una vez más, va a carecer de interés. El Barcelona intenta obtener toda clase de refuerzos, pero nunca consigue equilibrar su conjunto. El Barcelona necesita un técnico capaz de crear un clima diferente. Es necesario un hombre con la responsabilidad suficiente para realizar fichajes idóneos y dirigir el equipo sin presiones externas. Ese hombre quizá no pueda ser otro que el maquiavélico Pedro Ferrandis. Habría que olvidar aquello del som i serem i al Ferrandis no el volem. La Liga ganaría emoción.

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