Tras la muerte de Mao, el mundo, pendiente de China

La muerte, a los ochenta y dos años, del presidente del Partido Comunista Chino, no por esperada menos trascendente, abre un vasto interrogante sobre el rumbo futuro y la jefatura del gigantesco país asiático que dirigió durante treinta y ocho años.La escueta noticia de su fallecimiento saltó a las antenas de Radio Pekín y a los teletipos de la agencia oficial Nueva China minutos después de las cero horas y diez minutos del miércoles, hora china, en que dejó de existir, e inundó inmediatamente todos los medios de difusión mundiales. La parquedad informativa de Moscú y otros países socia...

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La muerte, a los ochenta y dos años, del presidente del Partido Comunista Chino, no por esperada menos trascendente, abre un vasto interrogante sobre el rumbo futuro y la jefatura del gigantesco país asiático que dirigió durante treinta y ocho años.La escueta noticia de su fallecimiento saltó a las antenas de Radio Pekín y a los teletipos de la agencia oficial Nueva China minutos después de las cero horas y diez minutos del miércoles, hora china, en que dejó de existir, e inundó inmediatamente todos los medios de difusión mundiales. La parquedad informativa de Moscú y otros países socialistas alineados con el punto de vista soviético sobre la ejecutoria de Mao, contrasta con el despliegue de los países occidentales.

Dirigentes políticos de todas las naciones y tendencias han prodigado sus elogios al jefe revolucionario chino. Los partidos izquierdistas españoles, a través de declaraciones y comunicados, son unánimes en la valoración positiva de su contribución a la historia de nuestro siglo.

Mao, que se encontraba enfermo desde hacía tiempo, ha muerto a causa de la enfermedad de Parkinson, según un prestigioso neurólogo austríaco que visitó Pekín en julio.

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