LA DIMISIÓN DE ARIAS

Pesca, caza, golf

La pesca, la caza, la lectura, el golf y de vez en cuando una partida de mus con los amigos. Así distribuía sus escasos ocios el señor Arias Navarro. En Asturias y en León el ex-presidente del Gobierno fue pescador de fama. En Palma de Mallorca jugó memorables partidas de golf (memorables porque se les atribuyó un contenido político fundamental, aunque después las cosas quedaran en agua de borrajas).Arias, agobiado, por el trabajo burocrático, reconoció en alguna de sus limitadas vacaciones que apenas tenía tiempo de leer y visitar museos -una de sus aficiones más destacadas-. Sus colaboradore...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La pesca, la caza, la lectura, el golf y de vez en cuando una partida de mus con los amigos. Así distribuía sus escasos ocios el señor Arias Navarro. En Asturias y en León el ex-presidente del Gobierno fue pescador de fama. En Palma de Mallorca jugó memorables partidas de golf (memorables porque se les atribuyó un contenido político fundamental, aunque después las cosas quedaran en agua de borrajas).Arias, agobiado, por el trabajo burocrático, reconoció en alguna de sus limitadas vacaciones que apenas tenía tiempo de leer y visitar museos -una de sus aficiones más destacadas-. Sus colaboradores reconocían que «el presidente» llegaba a casa «absolutamente agotado». Sus ineludibles compromisos sociales no le impidieron tener una vida familiar rica.

Más información

Muchas veces las cacerías -como sigue siendo costumbre entre la clase política española- constituían también un deber de Gobierno, más que una expansión. Pero según sus colaboradores más próximos Arias tenía la rara facilidad de convertir ciertos deberes políticos ineludibles en momentos de esparcimiento.

El ex presidente sabía recuperarse de la fatiga o de abatimiento en algunos minutos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En