Alcaraz y Djokovic, un reencuentro por todo lo alto

El español se beneficia del abandono de Draper tras dos sets (7-5 y 6-1) y afrontará en los cuartos al gigante serbio, en progresión y superior a Lehecka (6-3, 6-4 y 7-6(4)

Carlos Alcaraz devuelve la pelota de revés durante el partido contra Paul en la Rod Laver Arena.Edgar Su (REUTERS)

Un día más, los fotógrafos se frotan las manos: “¡Crac-crac-crac-crac-crac-crac-crac-crac-crac…!”. Apuntan los teleobjetivos y abren y cierran frenéticamente el ojo los diafragmas de las cámaras porque juega Carlos Alcaraz en la central; esto es, sinónimo de carreras, escorzos y posturas deliciosas a inmortalizar; un éxtasis estético que, ¡lástima!, transmiten los que han abonado la entrada, se prolonga menos de lo deseado porque a Jack Draper le duele la cadera y por mucho que lo intente y que le atienda el fisio, no puede continuar. Una vez cedidos los dos primeros sets, el británico levanta la bandera blanca (7-5 y 6-1, en 1h 35m) y el español desembarca otra vez en los cuartos de Australia, con la posibilidad de redimirse de la eliminación de hace un año frente a Alexander Zverev. Ahora bien, el martes no estará el alemán al otro lado de la red, sino un viejo conocido, ni más ni menos que Novak Djokovic (6-3, 6-4 y 7-6(4) a Jiri Lehecka). Melbourne prepara los cuencos de las palomitas: cita adrenalínica.

“Gracias a todos por estar aquí, agradezco vuestra presencia y apoyo. Nos vemos en la próxima ronda, muchas gracias”, se despide el balcánico cortante, cuando Jim Courier se disponía a entrevistarle a pie de pista. “Pero esto no tiene nada que ver con el público”. Según transmitirá después, el silencio responde a los insultos de un periodista australiano del Canal 9 y, lo advertía hace no mucho, ya es mayorcito, le sobran espaldas y no está dispuesto a dejar pasar ni una. Así que se cobra la factura y maquina ya de cara a la cita con Alcaraz, al que infligió una derrota muy dolorosa la última vez que se entrelazaron sus recorridos. Fue en agosto, Roland Garros, los Juegos Olímpicos. Aquel día, el veterano dio un zarpazo descomunal a la historia y dibujó una cicatriz que ahí queda. Djokovic es capaz de todo. Bien lo sabe el de El Palmar, beneficiado en esta ocasión por el infortunio ajeno. Una carrocería cruje, un joven británico se duele de la cintura y trata de rebelarse contra lo irremediable.

Definitivamente, el chasis de Draper reclama la tregua. Había pistas. Precisamente, a razón de la cadera el de Sutton (23 años y 55º del mundo) ya había tenido que suspender la tanda de entrenamientos que habían programado él y Alcaraz para diciembre en Murcia. “No es la mejor forma de avanzar. Estoy triste por Jack, porque es buen tío, pero obviamente estoy contento de poder jugar otra vez aquí los cuartos”, expresa el murciano a pie de pista, donde reitera también su deseo de “llegar lejos” en el torneo porque, al fin y al cabo, coronaría un inicio de carrera excepcional, con los cuatro grandes brillando en el expediente. En todo caso, eso queda ahora mismo muy lejos, a un mundo el ansiado día 26, así que él sigue con ese tono serio y decidido que desprende estos días en la exposición y entre bastidores. Va Alcaraz con todo y dice sentirse fenomenal, bien de coco y de físico, de modo que hasta aquí todo parece correctamente alineado.

Luce las zapatillas ochenteras y con trazos rosas que en su día llevó Andre Agassi, y dice que de vez en cuando comparte impresiones con él y con John McEnroe, cuyo modelo no le dio demasiada suerte el año pasado. Espectaculares uno y otro, Alcaraz sigue los mismos derroteros: formidable ese revés y un manjar esas voleas. Vídeos y más vídeos, se ha tragado el chico; toda inspiración es buena. Ambos beben los vientos por él. Y aunque Draper le hincara el diente hace no demasiado, en junio, en esta ocasión el inglés termina rompiéndose por la tralla acumulada en las rondas anteriores; por precisar, 12 horas y media de juego y 15 sets en las piernas, que acaban siendo 17 porque la musculatura termina obligándole a frenar. Lo lamentan los británicos, quienes poco antes percibían alguna esperanza porque del 5-2 se ha pasado al equilibrio, que finalmente deshace el español con un brochazo maravilloso: ¡zasca! Pasante en carrera para sellar.

Djokovic devuelve de revés ante Lehecka.Tingshu Wang (REUTERS)

Ahí muere el duelo, por lo que esta vez la estadística, más allá del primer set, no tiene demasiado sentido. Hasta ese instante, 21 fogonazos ganadores, otros tantos errores y otra jugosísima bolsa de puntos con los primeros servicios (82%). Disputará por décima vez los cuartos en un gran escenario, una más que su entrenador, Juan Carlos Ferrero, y continúan en la tarea que le ocupa. “Estoy un paso más cerca [del objetivo], pero lo que aprendí en el Grand Slam anterior que jugué [segunda ronda en el US Open de septiembre] es a ir día a día”, responde a los periodistas; “un grande puede ser muy largo si estás pensando en lo que viene o en el futuro, así que solo quiero pensar en el presente, en el día a día, tratando de sentirme lo mejor posible todos los días, respetando cada ronda, a cada jugador. Eso es todo. Creo que eso ayuda mucho a mostrar tu mejor tenis en cada partido, solo pensando en el presente y dando el cien por cien de ti mismo”.

Todo le hará falta. En dos días se reencontrará con un Djokovic en línea ascendente y que después de dejarse dos sets en las dos primeras intervenciones del torneo, se redimensiona. Esta es su pista, el enclave ideal de su carrera; y eso es mucho decir porque son unos cuantos. Conoce al dedillo el serbio hasta el último rincón de la central y conforme se inclina la rampa y llegan los vértigos para la gran mayoría, mejores sensaciones desprende. Ante Lehecka, una exhibición de control. Y si Alcaraz sueña con completar el trébol, su anhelo no es menor; lograr el 25º y desmarcarse de Margaret Court le guían y le empujan, independientemente de edades, inercias y circunstancias. Heroica esa forma de competir contra la lógica, contra los dos fenómenos de la última generación. Rema, rema y rema. Tiene 37 años y se resiste a inclinarse. Por eso, Australia ya abraza lo que deseaba: él y Alcaraz, un manjar al que sacarle chispas.

“¡SOBREVALORADO, FRACASADO! ¡ÉCHENLO!”

A. C. | Melbourne

Antes de que comenzase la rueda de prensa de rigor, entrada ya la noche, Djokovic quiso pronunciarse y explicar por qué no había concedido la habitual entrevista pospartido. Con gesto serio, el serbio detalló el motivo.

“Hace un par de días, un famoso periodista deportivo que trabaja para Channel 9 [el canal que posee los derechos en Australia] se burló de los aficionados serbios y también hizo comentarios ofensivos hacia mí. Y, desde entonces, no se ha disculpado públicamente y el canal tampoco”, precisó.

“No tengo nada en contra de Jim Courier ni del público australiano. Ha sido una situación incómoda para mí, pero no era el momento ni el espacio para dirigirme a los aficionados. Dejo que Channel 9 maneje esto de la manera que considere. Eso es todo”, agregó.

Dos días antes, el periodista Tony Jones se burló del tenista durante una retransmisión en directo, al calificar a Djokovic de “fracasado” y “sobrevalorado”, a la vez que solicitó: “¡Échenlo!”.

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