El desquite del capitán David Ferrer

El técnico español se redime tras la dura eliminación del año pasado y reivindica el potencial de los suyos: “Hay jugadores muy buenos. Para ganar hay que construir”

David Ferrer, esta semana durante un entrenamiento en el pabellón de la Fuente de San Luis de Valencia.Biel Aliño (EFE)

Una vez sellada su etapa como jugador, con 27 trofeos, tres Copas Davis y el reconocimiento unánime de sus colegas a las espadas, David Ferrer se trajeó y emprendió una aventura en los despachos que hoy día compagina con el banquillo. Tomó las riendas de la dirección del Godó en 2020, tarea que todavía le ocupa, y dos años después probó la experiencia de la propia Davis. Su nombre, sin embargo, empezó a sonar rápidamente de fondo como posible sustituto en la capitanía de Sergi Bruguera, al que reemplazó a finales de 2022. Pero la toma de contacto no fue positiva. En su primer año con el brazal...

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Una vez sellada su etapa como jugador, con 27 trofeos, tres Copas Davis y el reconocimiento unánime de sus colegas a las espadas, David Ferrer se trajeó y emprendió una aventura en los despachos que hoy día compagina con el banquillo. Tomó las riendas de la dirección del Godó en 2020, tarea que todavía le ocupa, y dos años después probó la experiencia de la propia Davis. Su nombre, sin embargo, empezó a sonar rápidamente de fondo como posible sustituto en la capitanía de Sergi Bruguera, al que reemplazó a finales de 2022. Pero la toma de contacto no fue positiva. En su primer año con el brazalete, varios condicionantes perjudicaron su estreno y el equipo español no logró franquear la fase de grupos, al encajar dos contundentes derrotas (por 0-3) y lograr una victoria nada consoladora frente a Corea del Sur. Sin embargo, hoy día sonríe y celebra, habiendo conseguido esta vez el pase a la fase definitiva de noviembre con un pleno y, además, ante tres adversarias de alto pedigrí: República Checa, Francia y Australia.

“Fue duro, porque competimos bien, pero los dos primeros partidos perdimos 6-0 y se hizo duro verles así [a los jugadores]. Yo he perdido muchas veces e intento, como capitán, hacer lo que creo. No salió bien, pero ya tenemos una base de jugadores que tienen un bagaje, o bien ya se han probado, y eso es primordial. No puedes ganar sin construir. Yo debuté [en 2006] y perdí con el 300 del mundo [el bielorruso Vladimir Voltchkov], y eso mucha gente no lo sabe, y luego he sido uno de los jugadores que más partidos han ganado [28 en 20 series] en la Copa Davis. Por eso lo entiendo”, concede el preparador a este periódico, envuelto todavía en forma y fondo por la piel del tenista. Colgó la raqueta hace cuatro años, pero Ferrer siempre llevó grabados a fuego los códigos profesionales que ahora aplica como técnico, siempre desde ese término equilibrado tan esencial en un deporte con un elevado componente emocional, en el que las cosas cambian muy rápido. Por ejemplo, de un año a otro. Y eso que no pintaba demasiado bien la cosa.

“Aparte, el sorteo lo hizo Feli [López, actual director de la Davis]… ¡Y le quería matar! Le decía: ¡Pero qué has hecho!”, admite el valenciano, en referencia al instante en el que conoció con quiénes se mediría España en la fase de grupos; tres verdaderos huesos, los tres superados con nota. “Ha sido impresionante, han luchado todos los partidos. Ha sido increíble, estoy muy feliz por ellos [los jugadores] y por mí mismo. Ha sido una gran semana, siempre tendré buenos recuerdos en Valencia. Ha sido todo muy bueno”, exponía en la sala de conferencias de La Fonteta, después del 2-1 firmado frente a Australia y del billete obtenido para la cita de Málaga, que tendrá lugar del 19 al 24 de noviembre.

Ferrer se abraza con Granollers ante la mirada de Martínez.Biel Aliño (EFE)

Decía Ferrer que en realidad no siente una sensación de alivio, sino que sencillamente esto es deporte, que unas veces sale y otras no, y que por encima de todo se alegra por los suyos. Sus chicos. “La experiencia como jugador fue muy bonita y ahora, más que por el ego de ganarla como capitán, porque no decidí serlo para ganarla, me alegro de poder aportar y ayudar, porque creo que esta competición te da muchísimo y por medio de ella vives cosas únicas. Que ellos lo puedan vivir como yo lo viví, y que pueda ayudarles a manejar esos momentos, es lo que de verdad me llena. Yo ya la gané. Me gusta el concepto de equipo, de unión. Lo digo con sinceridad, eso es lo que me movió a ser capitán”, contesta, confiado en el buen porvenir del tenis español, independientemente de los resultados que puedan registrarse de manera individual o colectiva.

Mentalidad y remontadas

“Hemos vivido una época dorada, y ahora es necesaria una transición. No pasa nada, es algo lógico”, precisa; “ahora hay jugadores buenísimos, lo que pasa es que hemos tenido tantos top-10 y top-20, que todo lo demás sabe a poco. Estamos malacostumbrados. Hay jugadores muy buenos, de verdad. Yo considero que los que están en el top-100 están capacitados para ganar buenos partidos y dar alegrías. Es verdad que con Rafa [Nadal] la gente se acostumbró a ganar, así que cuando Almagro, Feliciano, Verdasco o Ferrer ganaban algo no tenía tanta repercusión, pero era normal. Tenemos un buen futuro. Es cuestión de tiempo. Démosles tiempo a los jugadores”.

Alcaraz y Rafa Jódar bromean durante un descanso.Eva Manez (REUTERS)

El caso es que la de Ferrer fue una elección de consenso. El vestuario lo percibe como uno de los suyos y su ascendencia es importante, dado su currículo y su dilatada trayectoria en el equipo nacional, con el que hizo cumbre en 2008, 2009 y 2011. Él, entretanto, dirige con naturalidad y va moldeando un grupo en el que lidera Carlos Alcaraz (21), pero en el que siguen manteniendo su peso algunos pretorianos como Roberto Bautista (36), Pablo Carreño (33) o Marcel Granollers (37), y en el que va afianzándose poco a poco Pedro Martínez (27). Menciona el capitán, además, la proyección de jóvenes como Martín Landaluce (18) y Pablo Llamas (21), a cuyo despegue se ha incorporado recientemente el de Rafa Jódar con el éxito en el título júnior del US Open. Al igual que Landaluce hace dos años, el madrileño ha sido reclutado por Ferrer como sparring.

“Lo importante es la mentalidad de los jugadores”, señala. Y estos han respondido con hechos. Tres victorias en la fase de grupos, con cuatro remontadas incluidas —las de Bautista ante Fils, la de Carreño contra Thompson y otras dos en el dobles—, y reconocimiento para el entrenador, quien a lo largo de los últimos días ha sabido gestionar con acierto todas las piezas. Más allá de que la clasificación estuviera resuelta y con la primera plaza todavía en juego, quiso darles protagonismo a Carreño y Martínez, y la intervención de ambos fue determinante para decantar el cruce frente a Australia. “Coraje, coraje por encarar las cosas difíciles y ser valientes para creer en ellos mismos”, deslizaba como clave, reduciendo exclusivamente el foco a los tenistas: “Sin su coraje no habría sido posible. Decirlo es fácil, lo complicado es hacerlo, y los que corren son ellos”.

NADAL EN MÁLAGA: “¿POR QUÉ NO?”

Preguntado durante la rueda de prensa posterior a la victoria sobre la posibilidad de que Rafael Nadal (38 años y 154º del mundo) pueda sumarse al equipo en la siguiente estación, Ferrer, de 42 años, dejó una puerta abierta.

“Sí, sí que he hablado con él. Todavía no lo sé, pero, ¿por qué no? Cabe esa posibilidad”, señaló, disociando la ausencia del mallorquín en Valencia de lo que pueda suceder más adelante. 

“Sabía que su objetivo eran los Juegos y luego él quería decidir, tomarse unas vacaciones. A nivel amigo, ya no capitán, me pareció muy bien que no viniera a aquí; creo que no tocaba, que necesitaba esos días de descanso y de estar con su familia”, indicó el de Xàbia. 

“Ha cargado pilas y, a partir de ahí, que él decida estar en Málaga o no es algo que ya hablaré con él. Ya se decidirá qué hacemos. Lo importante es que Rafa esté bien, porque yo sé que si está bien y con ganas, podría llegar en muy buenas condiciones”.

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