Ya solo Fritz puede frenar al implacable Sinner
El número uno funde a Draper a base de ritmo (7-5, 7-6(3) y 6-2) y el estadounidense le retará en la final del domingo tras remontar a Tiafoe (4-6, 7-5, 4-6, 6-4 y 6-1)
Recién iniciado el tercer set, a Jack Draper ya le pesa todo y le duelen hasta las pestañas. Le cuesta un mundo al inglés levantarse de la silla para reemprender la marcha, fundido tal y como está; de nada le sirve la tregua, el agua ingerida ni el aire frío que despide el tubo para refrescarse, porque su cuerpo ha dicho definitivamente basta. Ya sin fuerzas, boquea y replica a la desesperada después de ceder los dos primeros sets, sabiendo que ya no hay vuelta de hoja, con ganas de terminar. Demasiada tralla para él. El episodio revela que físicamente todavía no está preparado para duelos de este ritmo, así que se inclina ante Jannik Sinner: 7-5, 7-6(3) y 6-2, tras 3h 03m. El número uno, pues, accede por primera vez a la final de Nueva York y lo hace como el primer italiano en conseguirlo.
“Ha sido un partido muy físico, por eso Jannik está donde está. Cuando compites contra jugadores como él, la intensidad es diferente. Es un paso más”, describe el joven inglés tras un duelo accidentado. De por medio, una caída del vencedor y un mal apoyo de la muñeca izquierda, y luego molestias en una pierna; por parte del británico, varios vómitos. “Ha sido clave saber mantener la energía”, señala Sinner en la sala de conferencias, sin saber en ese instante todavía que se enfrentará este domingo (20.00, Movistar+) al estadounidense Taylor Fritz, superior en el turno nocturno a Frances Tiafoe, abrasado por su compatriota; son siete derrotas en ocho encuentros, esta última por 4-6, 7-5, 4-6, 6-4 y 6-1, en 3h 18m.
“He dado absolutamente todo lo que tenía. Llegar hasta aquí es la razón por la que he trabajado tan duro”, afirma emocionado el norteamericano, debutante en una gran final y que intentará por todos los medios acabar con una maldición de 21 años. No triunfa el tenis estadounidense masculino en un grande desde 2003, y ahora lo tiene a tiro el californiano. A sus 26 años y erigido en la referencia de su país en el ranking, Fritz (12º) va dirigiéndose poco a poco hacia un espacio más natural, después sortear —no sin repetidos daños— el campo de minas de las lesiones y de ir dejando atrás una larga época de dudas. Cada vez más asentado, seguramente no tiene el cartel mediático de Tiafoe ni del advenedizo Ben Shelton, pero es el competidor que mejores prestaciones ofrece.
Diestro, longilíneo (1,96 de estatura) y con un saque muy destacable, ha mejorado en la interpretación del juego y en las estaciones previas dejó fuera de combate a rivales de alto nivel como Alexander Zverev o Casper Ruud, finalistas ambos en Nueva York. Deficitario hasta ahora en los majors, este curso ha ido ganando filo —cuartos en Australia y Wimbledon, y octavos en Roland Garros— y ahora es el único freno posible para Sinner, con el que se ha medido dos veces: en 2021 en Indian Wells, a su favor, y el año pasado en el mismo marco, en contra. Todo ha cambiado y el italiano no solo gobierna el circuito, sino que tenísticamente ha multiplicado su envergadura y ha logrado hasta ahora sobreponerse a una circunstancia muy complicada.
Un curso con paso militar
A las puertas del torneo se anunció su doble positivo por clostebol —un esteroide anabólico prohibido— en la última edición de Indian Wells, marzo, de modo que estos días ha tenido sobrellevar el runrún y la desconfianza, además de todas esas voces —entre ellas las de Roger Federer— que cuestionan que le hayan permitido competir desde entonces. Prima entre bastidores la versión de su inocencia, pero su nombre está en boca de todos y él se ha desenvuelto siempre desde la discreción. “He ido día a día, sin muchas expectativas, tratando de encontrar mi juego y mi ritmo”, explica a los periodistas, recordando al mismo tiempo que la historia no comenzó bien, al ceder el primer set, y que después ha ido adquiriendo la confianza suficiente como para alcanzar la final sin torcerse.
Le rebatió Tommy Paul y supo descabalgar a Daniil Medvedev, pero a partir de ahí, mucho masticar, mucho aplomo y una progresión sin demasiados brillos pero sumamente eficaz. “En la red fallo algunas voleas y aún siento que puedo mejorar en la elección de los golpes”, precisa el de San Cándido, un profesional inconformista que a sus 23 años ya es uno de los estandartes tenísticos de su país. Esta temporada ha sumado cinco títulos y lidera el registro de victorias tanto en pista dura (34) como en los grandes (22); en un sentido y otro, tan solo ha sufrido dos derrotas. Es, sin duda, el gran favorito para hacerse con el título, aunque le falta la última dentellada ante Fritz, que contará con el factor ambiental claramente a su favor y al que respalda un dato que invita al italiano a no dejarle crecer.
Desde 2020, solo Carlos Alcaraz (12) ha conseguido más victorias que él (11) a cinco sets. En cambio, al cierre de la velada de este viernes lo lamenta Tiafoe, que al igual que hace dos años cede en las semifinales y también a cinco mangas, aquella vez ante el murciano. Será Fritz la oposición y el hombre encargado de intentar restablecer la gloria estadounidense, negada desde hace más de dos décadas. Entonces, 2003, se coronó Andy Roddick en la Arthur Ashe y posteriormente cayó en la final de 2006, así como en la de 2009 en Wimbledon. Fechas de amargo recuerdo para un tenis que aguarda con tanta esperanza como realismo a la final, porque adquirida la velocidad necesaria, resultaría extraño que Sinner dejase escapar su segundo major.
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