Jessica Pegula, entre finales y una millonada: “Nunca he sentido que la gente me apoye”
La tenista más en forma del verano, en busca de su primer grande, ante Sabalenka, procede de una inmensa fortuna familiar: franquicias deportivas, gas e inmobiliaria
Finalmente, no habrá desenlace estadounidense en Nueva York, pero el aficionado local ve con buenos ojos el pase de Jessica Pegula, una tenista de vuelo tardío que este sábado (22.00, Movistar+) se medirá con Aryna Sabalenka por el título después de que una y otra se deshicieran respectivamente de Karolina Muchova (1-6, 6-4 y 6-2) y Emma Navarro (6-2 y 7-6(2). Esta última chocó con el mazo de la bielorrusa, pero Pegula progresó y mantuvo así la fabulosa línea seguida este verano, traducido en éxito y finales. Ya son tres: Montreal, Cincinnati y Nueva York, donde estos días se escribe de tenis y también de millones, porque abundan en su caso y el de Navarro.
La familia de la segunda amasa una fortuna estimada en unos 1.400 millones de euros, y la de los Pegula asciende a unos 6.500. Según la revista Forbes, su padre Terrence ocupa el puesto 374º en el ranking de riqueza gracias a la inversión deportiva —propiedad de los Buffalo Bills (NFL), los Buffalo Sabres (NHL) y los Buffalo Bandits (lacrosse)—, el gas natural y los negocioso inmobiliarios; todo bajo el paraguas del conglomerado empresarial Pegula Sports and Entertainment. Orígenes económicamente estratosféricos de una jugadora que en una entrevista concedida al diario The Guardian decía que, en realidad, no ha llegado a sentir el calor del público precisamente por el desmesurado músculo financiero de sus padres.
“No rehúyo de ello, pero siempre me he esforzado y he tratado bien a los demás”, expresaba. “Creo que la gente apoya más a los que menos posibilidades tienen, así que nunca he sentido ese apoyo. No lo digo en el mal sentido, simplemente es lo que siento; y no me importa, no me afecta, está bien así; lo entiendo, y creo que he mejorado al tratar de superar ese obstáculo y asumirlo como, vale, puede que mi historia no sea la de alguien más desfavorecida, pero es una historia interesante”, prorrogaba la número seis del mundo, adentrada por primera vez en una gran final, después de haber caído previamente seis veces en los cuartos; tropiezos que el británico The Times resumió así: “Pegula necesita una dinámica que los miles de millones de su familia no pueden comprar”.
Y continuaba: “Está rodeada de lujo, pero no de trofeos, lo que nos lleva a preguntarnos qué la motiva. ¿Es posible tener hambre de victoria si la derrota no es demasiado significativa en términos de riqueza?”. Dolida, Pegula reaccionó: “Lo que no voy a comprar es esa basura de artículo. No creo que importe cuánto dinero tienes”. Nacida en Buffalo (Nueva York) hace 30 años, a la norteamericana le costó despegar, pero los pasos dados han sido firmes. En los últimos tiempos se desempeña como un tenista regular, consolidada en las alturas del circuito —top-10 desde hace tres años— y capaz de alcanzar el tercer escalón del podio mundial, el curso pasado; sin embargo, no ha dado ese giro de tuerca definitivo que le permita llegar a la cumbre en los majors. Fue finalista en la Copa de Maestras de 2023, pero no ha probado grandes bocados y de los seis trofeos que posee, la doble muesca en Canadá está por encima de las dejadas en Washington, Guadalajara, Seúl y Berlín.
Regreso a 2002
Después de un verano espectacular, 15 triunfos y una sola derrota hasta el desembarco en el epílogo neoyorquino, dispone ahora de la gran oportunidad. La afronta convertida en la cuarta jugadora que enlaza las finales de Montreal, Cincinnati —donde fue vencida por la propia Sabalenka en dos sets— y el US Open tras su compatriota Rosie Casals (1970), la australiana Evone Golagoong (1973) y Serena Williams (2013). En los cuartos apeó a la número uno, la polaca Iga Swiatek, y frente al poderío en la pegada de la otra finalista propondrá su habitual combinación de seriedad, control y tiros incisivos.
“Es algo muy gratificante, aunque sé que esto aún no ha terminado. Son muchos años de duro trabajo y tuve que resistir a unos cuantos factores, así que supongo que por eso me ha llegado el reconocimiento”, sella Pegula, que hasta ahora ha ingresado 14 millones de dólares (12,6 de euros) por su rendimiento deportivo; migas, teniendo en cuenta el hábitat económico del que viene. Con ella y Frances Tiafoe en la resolución del torneo, la historia rebobina y señala que desde 2002 —victorias de Serena y Pete Sampras sobre Venus y Andre Agassi— no coincidían representantes locales en ambas finales, y desde 2009 en un Grand Slam —Andy Roddick y las hermanas Williams—.
RAFA JÓDAR, FINALISTA EN JÚNIORS
Cuenta Rafa Jódar, recién clasificado para la final del US Open en categoría júnior, que todo comenzó en un garaje. “Empecé a pelotear ahí con mi padre, y después ya iba al Club de Tenis Chamartín, donde he crecido. Han sido muchas horas ahí, mucho sacrificio, pero yo siempre me he tomado el tenis como una diversión”, transmite después de haber batido por 6-3 y 6-1 al japonés Rei Sakamoto, de 18 años, uno más que él, y de haberse convertido así en el cuarto tenista español que alcanza la final masculina tras Javier Sánchez Vicario (1986), Daniel Rincón (2021) y Martín Landaluce (2022); los tres, vencedores.
Ahora es turno para él, chico alto (1,90, sin terminarse de hacer) y de Leganés, aficionado del Real Madrid —“me escapo al Bernabéu siempre que puedo”— y que este sábado se enfrentará al noruego y cabeza de serie número uno, Nicolai Budkov Kjaer (18). Cuenta Jódar que se identifica con el italiano Jannik Sinner por su estilo de juego —“por los golpes, los movimientos y el físico”— y que además de sacarle partido al saque, le gusta “atacar y presionar, ser muy agresivo y jugar alegre”.
Durante un tiempo alternó su formación entre Madrid y la BTT Tennis Academy de Barcelona, pero hoy día se prepara en la capital española, a la espera de tomar una decisión: ir o no a la universidad de Virginia a partir de enero. En cualquier caso, el tenis español continúa produciendo talento en la base.
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