La desigualdad persiste en el tenis: en Cincinnati las mujeres ganan menos de la mitad en premios que los hombres
El ganador del torneo masculino este 2024, Jannik Sinner, recibe más de un millón de dólares, mientras que la campeona, Aryna Sabalenka, ingresa 501.975
Para coronarse campeón del Masters de Cincinatti, los tenistas deben ganar la clasificatoria, antes de enfrentarse y vencer a cinco rivales de peso, en juegos de tres sets cada uno. Detrás de esto, años de entrenamientos, rutinas de ejercicio, dietas, preparación psicológica, revisiones médicas, presiones y viajes son el único camino que conduce para alcanzar la gloria. Este martes, el italiano Jannik Sinner y la bielorrusa Aryna Sabalenka se han coronado campeones de las categorías masculina y femenina. Aunque la preparación y la gesta son homologables, el reparto de premios no lo es. Sinner ha recibido 943.774 euros (1.049.460 dólares), mientras que Sabalenka ha ingresado 451.423 euros (501.975 dólares). Tal disparidad se ha repetido en la categoría de dobles, en la que ellos han cobrado 289.572 euros, mientras ellas han recibido 129.138.
Barreras invisibles, conciliación o techo de cristal son conceptos popularizados en la carrera por la igualdad, aplicables a administradoras, médicas o deportistas por igual. Aunque el tenis es una de las disciplinas que más esfuerzos ha hecho por igualar los premios de los torneos femeninos a los masculinos, al menos en grandes competiciones, emergen con frecuencia casos sangrantes en los que la actividad de las mujeres es menos valorada que la de los hombres. En Cincinnati, que este año alcanzó la cifra récord de 6.111.208 euros en premios, el dinero destinado para gratificar a los finalistas hombres suma 1.454.283 euros, frente a los 454.729 euros que se han repartido entre las finalistas mujeres. El torneo culminó este martes con escenas que no parecen de este tiempo. Por ejemplo, el subcampeón masculino obtuvo 71.000 dólares más que la campeona del torneo femenino, mientras que las subcampeonas en dobles recibieron 100.000 dólares menos que los segundos del torneo masculino.
Una comparativa entre los ingresos de los y las tenistas realizada por la Universidad Adelphi de Nueva York concluyó en 2022 que el top 100 de tenistas varones gozan de una remuneración promedio de 1.429.613 euros al año. Ellas: 934.894.
El camino hacia la equidad en el mundo del tenis ha avanzado tímidamente, pero gracias al esfuerzo de las mujeres que han renunciado a la conformidad. La primera competición en igualar los pagos fue el US Open, en 1973, después de que Billie Jean King amenazara con boicotear el torneo de ese año al haber recibido 10.000 dólares por su victoria en la edición anterior, frente a los 25.000 que consiguió el rumano Ilie Nastase. “Esto no iba de dinero, sino del mensaje”, recordaría King 50 años después del suceso.
Casi tres décadas tuvieron que pasar desde el hito estadounidense para que el Open de Australia decidiera emparejar los premios para ambos géneros en 2001. El Roland Garros lo hizo en 2006 y Wimbledon en 2007, impulsado por los reclamos de Venus Williams, quien celebró que el cuarto (y último) Grand Slam se montará en la ola de la igualdad de género: “No creo que ninguna mujer deba preocuparse por si se la paga igual. Estoy muy contenta de que ninguna mujer tenga que preocuparse más por eso y de que podamos limitarnos a jugar al tenis”. En los Masters 1000 de Madrid, Indian Wells y Miami los premios son idénticos para hombres y mujeres. A la contra, la brecha aumenta en los Masters de menor calibre, los WTA 500, 250 o 125.
La Asociación de Tenis Femenino (WTA) dio a conocer en 2023 un programa de una década para reducir la brecha entre hombres y mujeres. El plan contempla un calendario con siete Masters 1000 para 2027 en los que ellas reciban premios idénticos a los varones, así como tres más de una semana que tendrán la misma recompensa para 2033. En relación con los 500, aspira a igualar los premios en los eventos combinados para 2027 y para los no combinados para 2033; y en los 250, el rector femenino pretende que se eleve un 34% en la próxima década. La lucha por igualdad de género en el tenis atraviesa en la actualidad un decisivo punto de set, aunque este muy lejos de ser un juego. Mientras los torneos de mayor visibilidad ya han adaptado su sistema retributivo, algunas competiciones o torneos secundarios mantienen un status quo que privilegia a los varones. Pero las tenistas parecen decididas a cambiar las reglas de juego. Quieren romper el techo de cristal… aunque sea a pelotazos.
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