El increíble retorno del viejo Djokovic
Un mes después de pasar por el quirófano, el serbio está a un paso de igualar el récord de Federer en Londres y desmarcarse históricamente de Margaret Court
Sabe Novak Djokovic (6-4, 7-6(2) y 6-4 a Lorenzo Musetti) cómo meterse al personal en el bolsillo. Tras el desencuentro de cuatro noches atrás, cuando el público de la Centre Court le abucheó durante el partido contra Holger Rune y él replicó con una celebración registrada ya en el compendio histórico del torneo —”¡Bueeeeeenas noches! Esto no me afecta…”—, el serbio bromea y la gente ríe a carcajadas. “Carlos [Alcaraz, su rival el domingo] es un gran ej...
Sabe Novak Djokovic (6-4, 7-6(2) y 6-4 a Lorenzo Musetti) cómo meterse al personal en el bolsillo. Tras el desencuentro de cuatro noches atrás, cuando el público de la Centre Court le abucheó durante el partido contra Holger Rune y él replicó con una celebración registrada ya en el compendio histórico del torneo —”¡Bueeeeeenas noches! Esto no me afecta…”—, el serbio bromea y la gente ríe a carcajadas. “Carlos [Alcaraz, su rival el domingo] es un gran ejemplo del gran equilibrio de un gran jugador: gran equipo, gran familia. Se merece ser el mejor con 21 años y le deseo lo mejor. Va a ganar muchos Grand Slams en el futuro, pero espero que no lo haga el domingo; quizá cuando yo me retire, dentro de 15 años…”, expresa el de Belgrado, quien tiene tanta experiencia en enredos como dominio en la dialéctica.
Sabe Djokovic (37 años) cómo y cuándo tocar la fibra sensible, y sabe cómo pocos cuál es el camino para triunfar en Wimbledon. Presente ya en su décima final en el All England Club, está a un solo trofeo de igualar el récord del suizo Roger Federer y de su 25º grande. Muy goloso el horizonte, sin olvidar que hace solo 37 días era intervenido de la rodilla derecha en París. Comenzó con muchas el torneo, sin saber cómo respondería la articulación y cediendo un par de sets contra Jacob Fearnley y Alexei Popyrin, pero el episodio nocturno del lunes espoleó al viejo campeón y ahora eleva el tono de cara al cruce con Alcaraz. De nuevo, cara a cara con el murciano: mismo escenario, diferente circunstancia. Dice que va a por todas, que peleará con todo para recuperar la gloria perdida hace un año en Londres.
“¿Año distinto, diferente final?”, se le plantea a pie de pista. Y él responde: “Lo he dicho muchas veces, Wimbledon es el torneo con el que soñaba de niño. Ese chico de 7 años que sentía las bombas por el aire y soñaba con jugar en esta pista. Construía el trofeo del torneo con cualquier cosa en casa. La visualización era muy grande, pero no hubiera sido suficiente sin el enorme apoyo de mi familia en este viaje increíble. No lo doy por sentado y por eso intento disfrutarlo. Estoy muy contento de estar en otra final y no quiero parar aquí. Espero levantar el trofeo el domingo”.
El domingo (15.00, Movistar+) abordará su 37º desenlace de un gran torneo, seis más que Federer (31) y tres más que Chris Evert (34), la mujer que más veces ha conseguido llegar hasta el final. “No hay una fórmula ni una pócima del éxito. Si has tenido dificultades en la vida, te ayuda”, transmite el balcánico, que ha firmado ya 97 victorias sobre el césped londinense; es decir, más que en Roland Garros (96), el Open de Australia (94) y el US Open (88). Y confía ahora en que, pese a todo, pese a la incertidumbre que supuso la operación de la rodilla y la recuperación en tiempo récord, pueda ampliar la cuenta.
“Tenía muchas dudas. Estaba todo abierto, de poder jugar o no, hasta el cuadro. Jugué un partido de exhibición y algunos sets con jugadores top, para sentirme con fuerzas de ir lejos en el torneo. Si no me hubiera sentido así, no hubiera jugado. Y eso también es gracias a mi equipo”, señala. “Espero que esta vez termine de otra manera. El año pasado Carlos me ganó en un gran partido, así que no espero nada menos que eso, una gran batalla en la pista. Es uno de los más completos y me va a exigir lo máximo el domingo. Lo sé”, resuelve Djokovic, el hombre que ha resucitado varias veces en Wimbledon. Recuperó el vuelo en 2018 tras haber tocado fondo y después en 2022.
Sin títulos esta temporada —por primera vez en su carrera— y tras haber pasado por el quirófano —el 5 de junio en París, al día siguiente de retirarse en Roland Garros—, confía en repetirlo otra vez. Increíble pero cierto: son 37 años, 37 finales, 37 días desde la incisión del bisturí. Y ahí está él, competidor sin límites. Decía tras superar el test final de la rodilla que venía a ganar, que venía a por todas. Y no está lejos. No iba de farol Nole.
EL AMIGO GARETH Y RODAJE CON KYRGIOS
Departe satisfecho Djokovic. Sin embargo, cree que aún puede hacerlo mejor. “En algunos momentos he jugado muy bien, pero no creo que haya jugado a mi máximo nivel; he jugado a uno suficiente como para ganar en tres sets”, matiza el serbio, cuya presencia en el torneo se decidió, lógicamente, sobre la bocina.
En concreto, “tres o cuatro días antes”, los que necesitó para comprobar que su rodilla reaccionaba positivamente a las cargas de trabajo y al impacto contra el césped. “No, no quería demostrar a nadie que se equivocaba”, contesta; “lo único que quería era poder jugar Wimbledon. Y no creo que fuera una imprudencia”.
Cuenta Nole que ha ido siguiendo todos los parámetros médicos a rajatabla y que hizo un “esfuerzo extra” en el proceso de rehabilitación, inspirándose en Taylor Fritz. En 2021, el estadounidense reapareció 21 días después de ser operado de la misma lesión que él y logró jugar tres rondas en el grande británico.
Menciona el de Belgrado al norteamericano, y desde enfrente se le pregunta por Gareth Bale. El futbolista galés, ya retirado, presenció el partido entre Djokovic y Rune en el palco del primero. ¿De dónde viene el nexo entonces? “Ahora puedo llamarle amigo. Seguí su carrera en el Real Madrid y admiro su carácter y su personalidad”.
“Así que”, prosigue, “le invité a venir. Es muy humilde y le gusta el golf; me ha dado algunas pistas y el año pasado jugamos juntos en una exhibición de la Ryder Cup”. No es la única visita que ha recibido. También ha compartido algún entrenamiento con el australiano Nick Kyrgios, alejado de las pistas (por voluntad propia) desde el año pasado.
Hoy comentarista, el díscolo oceánico podría reaparecer en el US Open. “En realidad, está pegándole a la bola tan bien como siempre”, detalla el balcánico; “y me dijo: ‘podría volver en Nueva York’. Pero no sé si estaba bromeando… Ahora [tras sonados desencuentros en el pasado] nos llevamos muy bien y también es simpático con mis hijos”.
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