Del tenis y la belleza
‘Nocturno de tenis’ (Libros del K.O.) es el libro en el que Torres de la Osa evoca una infancia y una adolescencia que estuvieron marcadas por las pistas de tenis
Hay movimientos que, vistos en cámara lenta, son de una belleza superior. El escritor Luis Torres de la Osa sostiene que, en el tenis, ese lugar le corresponde al revés a una mano. “En un plano estético, el revés a una mano es infinitamente superior al revés a dos. La plasticidad del movimiento tiene que ver con la simetría (uno de los parámetros clásicos de la belleza): mientras el brazo que golpea la bola avanza generando una curva ascendente, el...
Hay movimientos que, vistos en cámara lenta, son de una belleza superior. El escritor Luis Torres de la Osa sostiene que, en el tenis, ese lugar le corresponde al revés a una mano. “En un plano estético, el revés a una mano es infinitamente superior al revés a dos. La plasticidad del movimiento tiene que ver con la simetría (uno de los parámetros clásicos de la belleza): mientras el brazo que golpea la bola avanza generando una curva ascendente, el otro se expande hacia atrás propinando una bofetada al aire con el dorso de la mano. El cuerpo del tenista, eje de simetría, es casi como un espejo, y si se congela la imagen en el momento adecuado, los tenistas parece que estén bailando, o buscando un abrazo, o flotando, como un pólipo en las aguas oscuras y magníficas del océano”.
Nocturno de tenis (Libros del K.O.) es el libro en el que Torres de la Osa evoca una infancia y una adolescencia que estuvieron marcadas por las pistas de tenis —fue en su día una promesa— y en el que la música, la literatura, el ajedrez o el deporte se van entrelazando en los cinco sets que plantea como capítulos antes de llegar a la muerte súbita del desenlace. Un aire de melancolía vespertina recorre un relato en el que se hace un certero retrato de la vida en los clubes de tenis, con el mundo de los adultos separado del de los niños, los aspersores del riego eléctrico refrescando el verano y enfriando las tensiones que se generan en torno a la piscina, las laberínticas instalaciones como una promesa de un mundo infinito, repleto de sorpresas por descubrir, un frontón en el que echar cigarrillos furtivos o una sala de billar en la que nunca juega nadie.
Torres de la Osa habla de tenis. Y también de la belleza, del sexo, de la muerte, del paso del tiempo, de los anhelos, de los instantes cuyas sensaciones se quedan grabadas para siempre. De la singular atmósfera que rodea los sábados por la mañana, cuando todo está por hacer y la vida parece un abanico inmenso de posibilidades.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.