Nadal, hacia Roland Garros entre dos aguas

El español, apeado por Hurkacz en la segunda ronda de Roma, valora la respuesta de su cuerpo, pero lamenta no haber trasladado las buenas sensaciones al juego

Nadal, durante el partido contra Hurkacz en la central del Foro Itálico.Mike Hewitt (Getty Images)

Habla Rafael Nadal todavía en caliente, apenas una hora después de que se haya certificado su eliminación en Roma —6-1 y 6-3 favorable a Hubert Hurkacz, en 1h 33m— y sin la perspectiva necesaria como para que pueda pronunciarse de manera tajante. ¿Roland Garros? “Hay dos caminos”, precisa; “uno es decir que no estoy preparado ni jugando lo suficientemente bien, y entonces decidir que no voy, u otro que es aceptar cómo estoy y trabajar de la mejor manera posible para intentar llegar a...

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Habla Rafael Nadal todavía en caliente, apenas una hora después de que se haya certificado su eliminación en Roma —6-1 y 6-3 favorable a Hubert Hurkacz, en 1h 33m— y sin la perspectiva necesaria como para que pueda pronunciarse de manera tajante. ¿Roland Garros? “Hay dos caminos”, precisa; “uno es decir que no estoy preparado ni jugando lo suficientemente bien, y entonces decidir que no voy, u otro que es aceptar cómo estoy y trabajar de la mejor manera posible para intentar llegar allí de una forma diferente dentro de dos semanas”. Como resultaría tremendamente extraño que el mallorquín fuera a estas alturas de su carrera en contra de su propio credo, todo apunta —si el físico le respeta durante el remate preparatorio, obligatorio siempre el asterisco— a que finalmente podrá desfilar a partir del día 24 por París.

“La decisión hoy no está clara”, matiza, “pero si debo decir cuáles son mis sensaciones y si mi cabeza está más cerca de un camino u otro, voy a decir que estaré allí y que lo daré todo”. Nadal, pues, enfoca ya hacia su reino del Bois de Boulogne, donde aterrizará con el poso agridulce que le deja el paso por el Foro Itálico, broche de una gira de tierra atípica y emotiva para él, constantemente a prueba y con aroma a despedida. No pudo competir en Montecarlo, pequeña espina; logró saltar a la pista del Godó, cuando su físico estaba cogido con alfileres y ni él mismo lo esperaba; progresó después en la Caja Magica, donde creció el volumen y la intensidad de los entrenamientos, y fue rendido por el espléndido Jiri Lehecka en los octavos; y marcha ahora pronto de Roma, marco de una doble conclusión.

Comentaba el tenista tras superar el estreno en la capital italiana frente a Zizou Bergs (103º del mundo) que a partir de ahí, se autoimponía forzar y dar otro golpe de tuerca en el proceso: “Y si me rompo, me rompo”. Es decir, obtenidas pruebas más o menos fidedignas de que su cuerpo es capaz de soportar una carga sostenida de competición, pero moderada, quería comprobar si resistiría a un envite que no admitía escapatorias ante Hurkacz. El polaco, noveno mejor jugador del mundo en la actualidad, porta un mazo que obliga una y otra vez a la extensión y al escorzo, a exigir a esa zona abdominal que ha condicionado la preparación del mallorquín durante los tres últimos meses; y el resultado, transmite, ha sido satisfactorio. Prueba superada.

“Físicamente tengo algunos problemas, pero probablemente no son suficientes como para decir que no jugaré el torneo más importante de mi carrera”, expone. Feliz de haber sorteado el ultimato corporal, que ponía en riesgo su presencia en el grande francés, Nadal lamenta sin embargo el diagnóstico técnico y táctico extraído del segundo partido en Roma. Tras llegar en línea ascendente en términos de confianza, y de haber reforzado el ánimo y engrasado el engranaje con una sucesión de días muy productivos, el balear —38 años el 3 de junio— lamenta no haber sido capaz de extrapolar a la competición las buenas sensaciones obtenidas en las jornadas de entrenamientos. La dinámica optimista lograda en los ensayos con jugadores de entidad como Stefanos Tsitsipas o Francisco Cerúndolo no se plasmó contra Hurkacz, el primer adversario del top-10 con el que se ha medido desde noviembre de 2022.

Nadal se despide de los aficionados de Roma.FABIO FRUSTACI (EFE)

Cierto es que en Madrid pudo con Alex de Miñaur, undécimo de la ATP y verdugo dos semanas antes en Barcelona, pero el del polaco suponía un test mayor que le sitúa ante una fría realidad: hoy por hoy, su tenis no le alcanza para un reto superior. Más allá de que no lograra convertir ninguna de las siete opciones de rotura que se procuró —que pueden ofrecer una lectura positiva, porque al fin y al cabo se las costeó; cinco en el primer juego del partido—, estuvo otra vez espeso de piernas y en las maniobras, y no logró hacerle cosquillas al resto a un Hurkacz que le rompió cuatro veces el servicio y que registró la mitad de errores no forzados (10-20). Lo más significativo, en cualquier caso, fue que el gigantón se impuso en la mayoría de los intercambios largos y que prevaleció en los puntos dirimidos desde las trincheras.

“Voy a ver qué plan voy a llevar a cabo para estar diferente a lo que he estado hoy, y voy a intentarlo”, apunta el de Manacor, quien, cabe recordar, en el caso de participar finalmente en el major parisino lo haría sin ser cabeza de serie, por primera vez en 20 años. Su evolución a partir de abril le ha reportado, al menos, una ascensión notable en el ranking, del puesto 649º al 276º. “¿Si es mi última vez aquí? No lo sé, pero hay muchas posibilidades de que así sea. Ya veremos”, señala. “Hoy parece imposible pensar en ir a Roland Garros a competir por algo, pero físicamente no he estado tan mal. Espero prepararme bien y confío en llegar allí en unas condiciones lo suficientemente buenas para darme la oportunidad de pelear por todo lo que me gustaría pelear”, cierra Nadal, que intuía por dónde podían ir los tiros y ahora ya sabe dónde queda el listón que aspira a sortear; sobre todo, dónde está exactamente él.

EL CASCO DE NOLE Y LUZ PARA BADOSA

A. C.

El día comenzó con humor y un casco ciclista. “Hoy vengo preparado”, bromeaba Novak Djokovic cuando se aproximaba a los aficionados que le pedían una foto o un autógrafo, teniendo en cuenta que la noche anterior, el número uno había recibido el impacto fortuito de una botella en la cabeza al atender la petición a su salida de la pista.

Este domingo, Nole se medirá con Alejandro Tabilo (no antes de las 14.00, Movistar+) e intentará afianzar la dinámica positiva del estreno del jueves, en el que venció con autoridad a Moutet. También se quedó con un buen sabor de boca Daniil Medvedev, que se impuso a Jack Draper (7-5 y 6-4) y festejó su victoria 100ª en los Masters 1000.

Paula Badosa, por su parte, reafirmó la buena línea de estos días y logró el tercer triunfo (5-7, 6-4 y 6-4 a Diana Shnaider), algo que no conseguía desde hace un año, también en Roma. Ahora, le espera una prueba de máximo nivel en los octavos, ante la estadounidense Coco Gauff.

Cayeron Alejandro Davidovich (7-6(4) y 6-4 con Hamad Medjedovic), Roberto Carballés (6-3 y 6-2 ante De Miñaur) y Jaume Munar (6-3, 1-6 y 6-3 para Cameron Norrie).

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