Alcaraz se hace más y más grande
El español ha ganado 24 de los 25 duelos que ha jugado en los Grand Slams desde el éxito de hace un año en Nueva York y advierte: “En estos torneos tengo ventaja”
La historia del tenis revela más y más casos de magníficos jugadores que a la hora de la verdad, en el cenagoso y complejo territorio de los Grand Slams, terminaban viniéndose abajo en un momento u otro. Para ganarlos no solo hay que ser muy bueno, sino saber jugarlos; esto es, identificar los tiempos, controlar los esfuerzos y saber desenvolverse en ese umbral de incertidumbre que proponen las pruebas de larga distancia, oscilantes y puñeteras, tan exigentes que una mínima bajada de guardia (...
La historia del tenis revela más y más casos de magníficos jugadores que a la hora de la verdad, en el cenagoso y complejo territorio de los Grand Slams, terminaban viniéndose abajo en un momento u otro. Para ganarlos no solo hay que ser muy bueno, sino saber jugarlos; esto es, identificar los tiempos, controlar los esfuerzos y saber desenvolverse en ese umbral de incertidumbre que proponen las pruebas de larga distancia, oscilantes y puñeteras, tan exigentes que una mínima bajada de guardia (dentro o fuera de la pista) puede resultar fatal.
El chileno Marcelo Ríos, por ejemplo, es uno de los tenistas con más talento que han desfilado por el profesionalismo. Imaginativo como pocos, ascendió al número uno en 1998 y festejó 18 títulos, pero jamás conquistó un grande. Tampoco lo consiguieron jugadores de envergadura como el argentino David Nalbandian, el sueco Robin Soderling, el checho Tomas Berdych, el australiano Mark Phillippoussis o el mismo David Ferrer. Por un motivo u otro, todos ellos encallaron en alguna estación. El listado es largo y el argumentario también. Las razones responden desde el mero hecho de haber coincidido temporalmente con los fuera de serie como a haber pinchado en un momento puntual de la carrera.
“No haber ganado un Grand Slam no me quita el sueño. Si no lo gané será por algo. No me pregunto si pude hacer algo más”, expone Ríos, con una mentalidad radicalmente opuesta a la de Carlos Alcaraz. El murciano (20 años) vuela en sentido contrario. Ya posee dos, aspira a un tercero estos días y ha defendido el trono mundial durante 36 semanas. Con la voluntad de dejar una huella superior en la historia de su deporte, el español sigue ganando jerarquía y haciéndose más y más fuerte, consciente de que todo pasa por dominar todos los recovecos que oculta el desarrollo de los grandes torneos.
Uno de ellos es la interpretación de los partidos y las rondas. Otro es el acierto en los descansos y el control de la ansiedad. Y existe sobre todo una serie de intangibles que convienen perfeccionar. Uno de ellos, esencial, es la propaganda. Cada vez que comparece ante los periodistas, el mensaje que transmite el tenista es fundamental y, poco a poco, Alcaraz está aprendiendo a la hora de seleccionar. Sin ir más lejos, después de reducir a Alexander Zverev en un ejercicio muy certero –pleno en la definición y en la defensa– transmitió una sentencia demoledora en dirección el duelo de esta madrugada (1.00, Movistar) contra el ruso Daniil Medvedev, en busca ambos de una plaza en la final: “Siento que en los Grand Slams tengo ventaja”.
Mejor que Federer, Nadal y Djokovic
Venía a expresar el todavía líder del circuito –cederá el mando el lunes a Novak Djokovic– lo que se percibe con nitidez desde la barrera. Es decir, que hoy día es muy superior a los demás y que el resto necesita una propuesta mucho más contundente si no quiere estar sometido a una tiranía histórica. Alcaraz domina la técnica, progresa en la táctica y, sobre todo, psicológicamente se ha elevado hacia una esfera mental que le convierte en un rival prácticamente inabordable. Él lo sabe y lo verbaliza, y los adversarios tiemblan. De la misma forma que nunca fue plato de buen gusto encerrarse con Roger Federer en La Catedral, con Djokovic en la jaula de Melbourne y todavía mucho con Rafael Nadal en la Philippe Chatrier, el cruce con el murciano en cualquier gran escenario es hoy garantía de pasarlo mal.
Los datos resumen a un competidor feroz. Desde que venciera el año pasado en el US Open, Alcaraz ha ganado 24 de los 25 partidos que ha disputado en los cuatro grandes templos; únicamente Nole, en París, logró contener un torrencial de tenis que ese día se detuvo en gran medida por el colapso episódico que sufrió. Esta temporada, su trazado en los majors se sintetiza en 17 victorias y esa derrota; con un 94.4% de efectividad, nunca antes un jugador masculino menor de 21 años había alcanzado un registro así en un curso. Y desde una mirada panorámica, el español presenta un balance de altos quilates en las once grandes pruebas en las que ha participado desde que irrumpiera en la élite, resueltas con 41 triunfos y solo ocho derrotas (83,7%).
A esas mismas alturas de sus respectivas carreras, el promedio de Nadal (80,8%), Djokovic (73,3%) y Federer (68,7%) era inferior. A la misma edad, el mallorquín había registrado 38 triunfos y nueve derrotas, con una efectividad sensiblemente superior a la del serbio (33-12) y todavía más que la del suizo (22-10), el coloso al que más le costó despegar. El sueco Björn Borg, un mundo aparte, dispara el porcentaje a un 84,4%.
“La verdad es que intentamos darle normalidad a esos datos”, señala Alcaraz, como siempre, en plural mayestático. “Creo que los jugadores a los que me enfrento tienen que jugar a un gran nivel durante mucho tiempo para poder ganarme, así que me siento con ventaja en los Grand Slams. Obviamente luego puede pasar cualquier cosa, pero me veo muy bien físicamente, me veo muy bien mentalmente, lo cual les puede pesar a los demás. Yo creo que me veo con cierta ventaja en ese tipo de momentos”, reflexiona el murciano mientras repite el tic de atusarse el flequillo con la mano derecha.
Ataque... y defensa
Alcaraz disputará sus segundas semifinales consecutivas en el US Open y es el segundo que logra hacerlo con menos de 21 años después del estadounidense Andre Agassi, que lo consiguió en 1988 y 1989 (también en 1990). Además, su proyección destapa un hecho todavía más relevante, ya que se ha convertido en el hombre más joven que firma tres semifinales en una misma temporada desde Djokovic en 2007.
“Estoy a mi mejor nivel aquí. El año pasado fue muy duro, jugando cuatro y cinco sets en las últimas rondas... Pero ahora me siento muy bien físicamente, y mentalmente fuerte. Estoy preparado para tener una gran batalla contra Medvedev”, indicó el de El Palmar, contundente en la doble vertiente del juego: en la fase defensiva ha logrado abortar 21 de las 25 opciones de break que le han generado durante el torneo, y en la ofensiva ha convertido 23 de las 54 oportunidades que se ha granjeado.
Sin apenas arañazos, más allá del enredo que enmendó con autoridad frente al británico Daniel Evans en la tercera ronda, el murciano sigue haciéndose más y más grande; de hecho, hoy por hoy no solo tutea a Djokovic, sino que marca el paso. Lo hace en sexta marcha. Nole escapó de la encerrona en Cincinnati, pero la experiencia de Wimbledon le permitió confirmar lo que ya sospechaba: el alud es interminable. “Jugué contra Novak en Cincinnati y contra Carlos aquí, y creo que ambos están en un nivel de juego similar; hay algunas cosas que hace mejor Novak y otras Carlos, pero se encuentran en un nivel superior a los demás. Tenemos que espabilar para llegar ahí”, arenga el alemán Zverev, rendido al espectacular despliegue de Alcaraz.
DE NUEVO, RESERVAR FUERZAS
En la línea de las últimas fechas y como ya hiciera en otros Grand Slams, Alcaraz optó este jueves por hacer trabajo específico en el hotel y no pisó la pista de entrenamiento con el objetivo de recuperar energías y ponerse a tono de cara al choque de esta madrugada con Medvedev, un adversario al que le ha cogido la medida.
Ambos se han enfrentado en tres ocasiones y en las dos últimas salió vencedor él, muy superior tanto en la final de Indian Wells de marzo —único precedente sobre asfalto— como también en las semifinales de Wimbledon, en julio. El ruso ha apeado hasta ahora a Balazs, O’Conell, Baez, De Miñaur y Rublev. A sus 27 años es el número tres del mundo y esta temporada sigue la estela de Alcaraz en cuanto a cifras; es el segundo que más victorias —54, cuatro menos que el murciano— y títulos —cinco, por los seis del defensor del título— ha logrado en 2023.
“Los últimos partidos que jugué con Daniil usé una táctica de juego perfecta, e intentaré hacer lo mismo. Supongo que él tratará de hacer algo distinto; no sé el qué, pero algo diferente. Ante un jugador como él, tácticamente no puedes permitirte muchos fallos”, anticipa Alcaraz. La otra semifinal (hacia las 21.00, Movistar) la protagonizarán Novak Djokovic y Ben Shelton, este último debutante en una ronda tan avanzada.
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