Un café para no olvidar el fútbol

Argentina, Croacia, Francia y Marruecos, envidia sana de las cuatro selecciones que aspiran a ganar el Mundial esta semana

Leo Messi, durante el Mundial de Qatar.Noushad Thekkayil (EFE)

Lunes, día sin fútbol en Doha, mientras tomo un café en una terraza dejando que la vista se recree con los edificios de esta singular ciudad y la mente piense en otra singularidad, la Copa del Mundo Qatar 2022, esa jugada en invierno y en ocho estadios de una única sede. Espero acordarme de todo lo que me viene a la mente y ser capaz de quedarme con lo más importante.

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Lunes, día sin fútbol en Doha, mientras tomo un café en una terraza dejando que la vista se recree con los edificios de esta singular ciudad y la mente piense en otra singularidad, la Copa del Mundo Qatar 2022, esa jugada en invierno y en ocho estadios de una única sede. Espero acordarme de todo lo que me viene a la mente y ser capaz de quedarme con lo más importante.

Argentina vs Croacia, algo más que un duelo entre dos “10″, ambos Balón de Oro y esperanza de sus equipos, y mucho más que dos porteros desconocidos y para penaltis. Me quedo con la vuelta al “fútbol de potrero” de la Argentina que es capaz de mostrar su intensidad, en algunas ocasiones, más allá de los límites y con la capacidad de Croacia, del sufrimiento de unos jugadores que representan al país que porcentualmente tiene más éxito en el deporte con una población tan pequeña.

Y tengo envidia, de ambos, envidia sana. Veo la intensidad, el sufrimiento, el esfuerzo personal y colectivo, la solidaridad que te llevan a esos goles en los últimos instantes, a intensas y desgarradoras prórrogas y a emocionales tandas de penales.

Pienso en Francia vs Marruecos y vuelve la envidia sana de un equipo que ha sabido realizar los cambios generacionales que necesitaba sin que ello haya mermado su potencial y que puede repetir triunfo. Frente a ellos, veo el compromiso de unos jugadores liderados por consignas y valores sencillos que son lo que su entrenador transmite, pero sobre todo veo jugadores que persiguen un sueño que ya es mucho más de aquello con lo que al principio soñaron.

Imagino ambos partidos y no quiero aventurarme a pensar en los ganadores, quizás por eso comienzo a pensar en su juego, que es lo que se me antoja más previsible.

A Messi estoy seguro de que todavía le quedan algunos conejos en esa chistera inagotable de magia y sé que los veremos. Tanta magia creo que nos lleva a todos a desear que gane la Copa ¿No podrían dársela a él?

Que me perdone Modrić, un jugador eterno al que quizás los grandes monstruos le eclipsaron, pero que tiene el enorme mérito de liderar a dos equipos que, en ocasiones, van más allá de lo comprensible, y lo que es aún más difícil, lo hace con una sencillez inigualable.

Pienso en esos dos entrenadores, que con lo que parece un perfil bajo ante los aficionados son de altísimo perfil cuando les toca dirigir la orquesta de las figuras de sus equipos en los momentos más decisivos de una Copa del Mundo.

Cuando me viene a la mente Marruecos, recuerdo a la Dinamarca del 92. Unos días antes dejaron la playa para ponerse las botas. En Marruecos fue un poco diferente, un par de meses antes se llamó a un entrenador de urgencia para solucionar los problemas derivados de los egos de algunos y elevar el ego del combinado, de su escuela futbolística y del país a las más altas cotas. Lo ha hecho con la calma necesaria fuera del terreno de juego, pero con la intensidad que demuestran dentro. Solo Messi tendrá más seguidores, todo el mundo musulmán, todo el mundo africano y muchos más estarán con ellos.

Griezmann es, en cierta forma, el éxito de Francia, pero Kilian es la estrella. Giroud es los goles del ausente Benzema, que sumados a los de Mbappé, llevan a Francia en volandas, aun cuando Inglaterra se lo puso difícil. Y, ya hablando de ausentes, estando todo el mundo en Qatar, no he visto a Zidane, que se supone podría ser el relevo de Deschamps. Me parece que va a ser complicado sacarle del banquillo viendo cómo da con la tecla del cambio generacional sin perder ninguna de las virtudes del equipo… y es que Francia es un enorme semillero de jugadores.

Solo al final pienso en otra ausencia, España. Y desde la lejanía veo los acontecimientos y trato de volver a Qatar, quizás porque egoístamente no quiero dejar de disfrutar de las semifinales de la Copa. No quiero pensar en cómo se tomaron las decisiones, antes y después, cómo se llegó a esto… cómo se gestionarán los vaivenes en el estilo y… sé que hay jóvenes y buenos jugadores, sé que hay futuro y esperanza. Lo que no sé es si seremos capaces de volver a los campeonatos no siendo favoritos como en el 2008.

Voy a terminar el café y volver por unos pocos días más al futbol.

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