Joan Mir: “Sentí eso que los psicólogos llaman ‘burnout”
El piloto de Honda, campeón del mundo de 2020, explica por qué llegó a plantearse seriamente la retirada a los 26 años en medio del peor año de su trayectoria profesional
Joan Mir Mayrata (Palma de Mallorca, 26 años) cumplió un sueño cuando fichó por el equipo Repsol Honda, el más laureado de la historia en MotoGP. De pequeño se imaginaba enfundado en esos colores que vistieron los grandes campeones de su tiempo, Mick Doohan, Álex Crivillé, Valentino Rossi, Nicky Hayden y Marc Márquez, ahora su compañero. Lo que no imaginó fue que esta sería su peor temporada como profesional, incapaz de sacarle jugo a una moto caída en desgracia y alejada de las posiciones nobles de la parrilla, 20º en la clas...
Joan Mir Mayrata (Palma de Mallorca, 26 años) cumplió un sueño cuando fichó por el equipo Repsol Honda, el más laureado de la historia en MotoGP. De pequeño se imaginaba enfundado en esos colores que vistieron los grandes campeones de su tiempo, Mick Doohan, Álex Crivillé, Valentino Rossi, Nicky Hayden y Marc Márquez, ahora su compañero. Lo que no imaginó fue que esta sería su peor temporada como profesional, incapaz de sacarle jugo a una moto caída en desgracia y alejada de las posiciones nobles de la parrilla, 20º en la clasificación del GP de Catalunya (14:00 horas, DAZN y La 1) y 21º en la carrera al sprint del sábado. Tan duro ha sido el golpe de realidad que a mitad de temporada ha llegado a plantearse seriamente su retirada, aunque ahora sonríe y se muestra optimista a pesar de todo cuando atiende a EL PAÍS en el Circuit de Barcelona-Catalunya.
Pregunta. ¿Cuando se sumó al proyecto sabía que Honda estaba mal, pero se imaginaba una situación así?
Respuesta. Conocía un poco la situación, pero no con tanto detalle. El año pasado veías que Marc [Márquez] estaba cerca de alguna victoria, algún podio. No veías la situación tan crítica, tan complicada. Todo ha ido a peor, se ha tomado un camino que no era el adecuado y los demás han mejorado mucho. La distancia es bestial, inaceptable. Me esperaba un año difícil, pero no esto.
P. Ha sufrido más caídas que nunca y estamos solo a mitad de temporada. ¿Compite para no caer?
R. Cada fin de semana. Y a veces son caídas que ni sabes el porqué. Sobre todo, esto nos pasaba a principios de temporada, y quema mucho. Para un piloto, cada caída resta un poco de confianza. Ahora me lo estoy tomando de una manera distinta, estoy intentando disfrutar a pesar de la situación que hay. Yo no soy un piloto que en el pasado disfrutara de venir aquí, simplemente disfrutaba cuando me salían los resultados y volvía a casa contento. Entonces entrenaba como un animal para volver aquí motivado y sacar el resultado el domingo.
P. Lleva ya un tiempo sin lograr esos resultados…
R. Sí, es algo que nunca había vivido. Por suerte siempre me iban saliendo las cosas. Todo me ha llegado muy pronto en mi carrera. En el segundo año gané el Mundial de MotoGP, al siguiente fui tercero y en el cuarto Suzuki lo dejó. De repente, el cambio a la Honda oficial. Solo tengo 26 años y todo esto me ha venido de golpe.
P. Es muy joven, pero se planteó seriamente la retirada, ¿por qué?
R. Llevo en este mundo en serio desde los 9 años. No iba a los cumpleaños de mis amigos cuando era un renacuajo, más adelante tampoco fui nunca a tomar una caña. Jamás tuve ese tipo de ocio. Sacrificas muchas cosas, pero tienes otra vida y ves que vas ganando carreras, que vas adelantado a la gente de tu edad. Te ves más maduro, que das pasos vitales antes. Cuando luego llega esta etapa, en que no consigues los resultados y además sabes que no depende de ti, es muy complicado gestionarlo.
P. Al final ha optado por seguir.
R. Cuando te planteas algo así, es que lo has pensado mucho. Realmente no sabía si iba a poder continuar, y más viniendo de un año como el pasado, que también fue un chasco. Decepción tras decepción, sin alimentar ese depósito de motivación, te vas vaciando con cada entrenamiento, el darlo todo y dejarte la piel. Cuando no lo llenas, pues llega un momento en que se vacía. Sentí eso que los psicólogos llaman burnout [síndrome del trabajador quemado], pero en ese momento me cuestioné a mí mismo. ‘¿Si paro, me voy a arrepentir?’ Y estoy seguro de que hubiera sido así.
P. ¿Se puso en manos de profesionales?
R. Sí, he trabajado con un psicólogo deportivo, que me ha dado unas pautas y me ha ayudado mucho. Cuando me fijé en lo que pasaba, veía que yo cogía la bici, la supermotard, lo que fuera, y en los entrenamientos no paraba de mejorar. Yo estoy mejor que nunca, y el problema es la situación y cómo encararla. Lo pasé mal antes del parón, pero ahora estoy bien, disfrutando de las pequeñas cosas. En una carrera sprint intento ver si me acerco al grupo de los diez primeros. Cuando ves una carrera apretada como en Austria, piensas… ‘con poco que me den estoy allí arriba’.
P. ¿Por qué están tan mal los fabricantes japoneses?
R. Hay varias cosas, se acabaría el tiempo para esta entrevista. Resumiéndolo un poco… La eficacia de las fábricas europeas, que lo tienen todo aquí, cerca, no tiene punto de comparación. Si quieren unas alas nuevas, pim pam y ya las tienen listas. Los japoneses tienen que ir pasando su jerarquía para aprobar las cosas. Con la covid-19, al ser más grandes, también sufrieron más. Por ahí van los tiros.
P. ¿Y se están encontrando soluciones?
R. Yo diría que en Honda tienen claro lo que deben hacer para mejorar.
P. ¿Puede llegar el cambio la próxima temporada?
R. Eso no lo sé, confío en que lo hagan. En el test de Misano, el primero con la moto de 2024, espero algo un poco mejor, pero no creo que sea una revolución.
P. ¿Es eso lo que necesita Honda?
R. Sí, al menos debería tener pinta de revolución, parecerse mucho a eso.
P. ¿Si no ve eso, cambian sus perspectivas de futuro?
R. No, creo que de Misano al test de Valencia hay otro paso, y luego otro en febrero. Se ha hablado, parece que hay algunas ideas, pero necesitan tiempo para asimilarlo. Lo cierto es que ya vamos tarde.
P. Se le relaciona con algunos asientos libres en Ducati, ¿se le ha pasado esa idea por la cabeza?
R. Sinceramente, a cualquiera le entusiasmaría llevar la mejor moto del momento. Es normal. Sin embargo, este proyecto siempre me ha tirado mucho. Si me voy ahora sentiría que estoy fracasando. Mi sueño es ganar un Mundial con esta gente.
P. Entonces piensa cumplir su contrato en 2024.
R. Sí, mi intención es cumplirlo, pero quiero ver cambios. Soy joven y todavía puedo aguantar un poco más. Agradezco que otras fábricas hayan llamado a la puerta, pero no me creo que los japoneses no sean capaces de llegar donde queremos. Yo sé que ellos son capaces.
P. Marc Márquez dijo que estaba en su peor momento profesional, pero, en cambio, en el mejor a nivel personal. ¿Le pasa lo mismo?
R. Totalmente. La situación personal me está ayudando a aguantar a nivel profesional, a mantener la cabeza en su sitio y tener claros mis objetivos.
P. ¿Cómo es compartir esta situación crítica como compañeros de equipo?
R. Es positivo. Marc es, en muchas cosas, una figura muy positiva dentro del equipo. Tiene mucha fuerza, parece que hablamos el mismo idioma en cuanto al desarrollo y lo que queremos para el proyecto. En este sentido, todo son ventajas. Ya en la pista, si sabes que estás cerca de él, quiere decir que estás donde toca. Si lucháramos por las primeras posiciones ya sería otra cosa, ¡sería la bomba!
P. Fue padre hace muy poco, ¿siente algo distinto al venir a jugarse el tipo a los circuitos?
R. Eso son habladurías. Lo que se dice por el barrio, que te quita décimas. A los dos días de nacer mi hijo me fui a entrenar con la moto y pensé ‘a ver si eso que dicen es verdad’. Y no, ese día hice mi mejor tiempo. Somos profesionales, y diría que a la mayoría de pilotos ser padre les ha despertado un instinto de supervivencia, de buscar la manera de sacar las cosas adelante como sea. A mí siempre me ha gustado la estabilidad, y el pequeño Joan solo puede ayudarme.
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