Un maratón de marcha en relevo mixto o la redención en los Juegos Olímpicos para Miguel Ángel López

El atleta murciano encontrará en la madrugadora prueba de este miércoles en París, ocho años después de Río 2016, la oportunidad de conseguir por fin una medalla olímpica

El italiano Matteo Giupponi y el español Miguel Ángel López lideran la carrera masculina de 35 km marcha en el Europeo de Múnich que acabó ganando el español.Marius Becker (AP)

Llamándose Miguel Ángel López Nicolás era imposible no pensar durante todo 2016 que los Juegos de Río serían una avenida de oro y gloria. El atleta de Llanos de Brujas, en Murcia, está entonces en la flor de la juventud, preparado para la culminación de una progresión permanente y extraordinaria. Tiene 28 años. Ha sido quinto en los Juegos de Londres, segundo en el Mundial de Moscú 2013, primero en los Europeos de Zúrich 2014,...

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Llamándose Miguel Ángel López Nicolás era imposible no pensar durante todo 2016 que los Juegos de Río serían una avenida de oro y gloria. El atleta de Llanos de Brujas, en Murcia, está entonces en la flor de la juventud, preparado para la culminación de una progresión permanente y extraordinaria. Tiene 28 años. Ha sido quinto en los Juegos de Londres, segundo en el Mundial de Moscú 2013, primero en los Europeos de Zúrich 2014, campeón del mundo en Pekín 2015… Llegó el momento de la triple corona, lo que ningún atleta español había conseguido aún, ni tampoco después. “López llegó a Río que se iba a comer los Juegos, y los Juegos se lo comieron a él. Lo oía tanto decirlo a la gente alrededor, a su entorno, que él mismo estaba convencido de que iba a ser así, y no le importaba afirmarlo públicamente”, recuerda José Antonio Carrillo, su entrenador de siempre. “Estaba tan fuerte que hasta doblamos la apuesta, y también decidimos competir en los 50 kilómetros. Y se derrumbó”.

El 12 de agosto eran los 20. Y ya antes de salir Carrillo se alarmó. La mirada, los gestos, las dudas. López, el gran favorito de él y de todo el mundo, se desintegró. En un ejercicio de voluntad y sacrificio, acabó 11º. Una semana después, abandonó sin terminar los 50 kilómetros. “Qué importante es la cabeza, y el entorno, y el atleta, por supuesto”, dice Carrillo. “Hay que abstraerse de lo que es una Villa Olímpica, dejar las redes sociales… Yo me acuerdo en el 16 que Miguel Ángel López estaba siempre con el móvil atendiendo llamadas, leyendo mensajes. Te vamos a poner una pantalla gigante en tal sitio para ver tus pruebas, y cosas así. A mí me buscaban incluso los periodistas: ‘avísanos cuando vayas a romper el sombrero’. Y rivales acercándose para felicitarme antes de la prueba y, como decimos por mi pueblo y creo que se dice en España, no se puede vender la piel del oso antes de cazarlo y esa ha sido mi máxima. Pero ahora espero que un Miguel Ángel rejuvenecido muestre en los Juegos de verdad lo que vale. No en vano acaba de hacer un 20 en 1h 18m 33s”.

La experiencia de Río abrió una herida profunda en el ánimo y el espíritu del marchador murciano, desorientado y perdido deportivamente varios años. Encontró la paz con Daniela y con su hijo Daniel, que ronda los cuatro años, y volvió a triunfar en los Europeos de Múnich de 2022, ganando la prueba de los 35 kilómetros. “Yo siempre he tenido fe de volver a conseguir algo grande y el 35 me ha dado la oportunidad. Nunca he perdido la esperanza, la ilusión para seguir compitiendo y entrenando, aunque no ha sido fácil”, dijo entonces el atleta. “Una medalla más para el saco, un segundo campeonato de Europa. Y, ahora, París, la medalla olímpica, la que me falta”.

Ocho años después de Río, a los 36 y 35 días de edad exactamente, López encontrará la oportunidad de la redención olímpica, este miércoles a las 7.00. No será en los 35 kilómetros, prueba que el COI considera demasiado larga y aburrida para la juventud de ahora, sino en una nueva competición que combina la distancia del maratón, 42,195 kilómetros, con un relevo mixto por parejas que se van alternando, hombre mujer, 10km más o menos cada uno. “Será complicada”, dice López, que hará pareja con la catalana Cristina Montesinos, pupila de Valentí Massana. “Haré 10 kilómetros y le pasaré el testigo a Cristina y tendré 40 minutos más o menos para recuperar. Es algo raro, que he tenido que entrenar, porque nunca había competido con una recuperación de ese tipo. Así que la segunda parte será la clave, y también la técnica”.

López Montesinos y Álvaro Martín-María Pérez, los medallistas individuales en los 20 kilómetros, serán las dos parejas españolas en el Trocadéro. Paul McGrath (17º) y Laura García Caro (7ª) no repetirán. “Estaba claro y hablado con la federación que Paul no repetiría”, dice Alejandro Aragoneses, entrenador de McGrath. “De hecho, es un acierto tener a Miguel en esta prueba, tanto por estado de forma –hemos compartido entrenamientos y hemos visto cómo está–, como por experiencia y, sobre todo, por técnica, es un valor seguro”.

A Carrillo le felicitan los jueces porque sus atletas lucen una técnica perfecta y apenas reciben avisos, y la de López es tan impoluta como su pelo y su raya, trazada con regla y cartabón. Los 10 kilómetros son, sin embargo, un peligro. Se marcha a tal velocidad –los hombres los cubren en 38 minutos más o menos, a 3m 45s el kilómetro—que es difícil no levantar los dos pies a la vez menos de las 50 milésimas que se consideran límite del ojo humano. “Y los avisos no son individuales, sino que se suman. Al tercer aviso son tres minutos de nevera, parado en la banda, y cada aviso más, otro minuto, hasta el séptimo, que es la descalificación”, explica López. “Pero tenemos dos parejas de altísimo nivel y hay que aprovechar”.

Ocho años después, Miguel Ángel López no llega a los Juegos para devorarlos, sino para gozarlos. “Sé cómo va esto, son mis cuartos Juegos. Llegar es un éxito. Una medalla no es nada fácil, y mi paisano Alcaraz que valore la de plata, porque es muy importante”, reflexiona el marchador en vísperas de la marcha de su redención olímpica. “Ni el deporte ni nadie me debe una medalla. Esto hay que pelearlo y trabajarlo. Tuve una oportunidad en Río y ahora tengo otra. Si llega, estaré superfeliz, y si no, contento por haber estado luchando por ella”.

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