China barre a la Australia de Titmus y logra el oro en 4x200 con récord del mundo

El país asiático conquista un relevo por primera vez en su historia el día que España pierde a Hugo González para la final de 200 estilos y gana a Nicolás García para la final de 200 espalda

De izquierda a derecha, Yang Junxuan, Tang Muhan, Zhang Yufei and Li Bingjie celebran el oro del relevo.DPA vía Europa Press (Europa Press)

Fue un vertiginoso quinto día de finales en la piscina de Tokio. Se batieron récords olímpicos en 200 braza y 100 libre masculino, y en 200 mariposa femenino. Al término de la jornada las mujeres de China ganaron el primer oro olímipico para el gigante de Asia en una prueba de relevos. El cuarteto formado por Yang, Tang, Zhang y Li estableció un nuevo récord mundial (7m 40,33s) en el asombroso relevo de 800 que Australia no supo gestionar y Ledecky empleó para re...

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Fue un vertiginoso quinto día de finales en la piscina de Tokio. Se batieron récords olímpicos en 200 braza y 100 libre masculino, y en 200 mariposa femenino. Al término de la jornada las mujeres de China ganaron el primer oro olímipico para el gigante de Asia en una prueba de relevos. El cuarteto formado por Yang, Tang, Zhang y Li estableció un nuevo récord mundial (7m 40,33s) en el asombroso relevo de 800 que Australia no supo gestionar y Ledecky empleó para reivindicarse con el parcial más rápido del concurso en un último 200 que tuvo valor de plata para Estados Unidos.

Las carreras no esperan a nadie. Tampoco esperaron a Hugo González de Oliveira. El más dotado de los nadadores de la excursión de España encalló en las semifinales de 200 estilos con una salida lenta en mariposa y unos parciales de espalda y braza insuficientes para reengancharse al cardumen. Acabó en 1 minuto 57,96 segundos. Peor marca que su tiempo en las series y casi un segundo más lento que en la final de los Europeos de Budapest del pasado mayo, cuando obtuvo el récord nacional (1m56,76s).

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“No tengo excusas”, dijo el español en la Cope. “Perdí dos décimas en el primer 50 y ya no las recuperé. No me sentí como en los días anteriores. Espero que no sea mi última carrera en unos Juegos, ya que no sé qué ayudas tendré”.

Con el nadador de la Universidad de California fuera de la final de 200 estilos, España perdió a su referencia en la natación masculina. Pero de la marejada afloró una esperanza. Se trata de Nicolás García Saiz, un tallo de 19 años, flaco y liso como una tabla de surf, que se entrena en el Club Natación Gredos, en Madrid. Se presentó en las semifinales de 200 espalda y las nadó como si llevara años metido en este tipo de conflictos. Mejoró su marca personal, tocó la última placa en 1m56,98s, y se clasificó tercero de su semifinal. Disputará la final este viernes a las 3.50 horas (horario de Europa Central) y nadará en la calle dos junto al campeón olímpico Ryan Murphy.

En el Europeo de mayo, Nicolás García había seguido una estrategia que no funcionó. Se suponía que debía ahorrar energía en el primer 100 y calentar fogones en el segundo, para llegar más rápido. Pero se quedó sin leña que quemar. De modo que su entrenador, Pedro Simón, le cambió la consigna. “Mira tío”, le dijo Simón, al teléfono desde España, antes de la prueba, “tienes dos opciones, o salir conservador como en el Europeo o dejarte de historias, hacer el primer 100 fuerte y ya veremos luego lo que pasa. Si no llegas, no llegas”.

El muchacho no solo llegó bien al 150 sino que, cuando se vio metido en harina, el entusiasmo le dio impulso para acabar como todo un experto.

Hubo más sorpresas en la piscina de Tokio. Tuvo carácter de emboscada la salida fulminante de Gregorio Paltrinieri en el 800, un golpe de audacia que le sirvió para descontrolar a sus rivales y ganar la plata en una prueba más táctica que rápida. Se impuso el estadounidense Robert Finke con 7m41,87s frente a nadadores que ocupaban la parte superior del ránking de 2021, como el alemán Florian Welbrock o el elegante ucraniano Mykhalio Romanchuk.

La sesión continuó con una espléndida final de 200 braza que el holandés Amro Kamminga procuró condicionar desde el arranque, pero que acabó ganando el australiano Izaac Stubblety-Cook, máximo favorito, con un golpe de furia en los últimos 25 metros. Fue récord olímpico en 2m6,38s.

Los 2m3,86s de Zhang Yufei en la final de 200 mariposa se convirtieron en el segundo récord olímpico de la mañana y relegaron a las estadounidenses Regan Smith (2m5,30s) y Hali Flickinger (2m5,65s) a la parte menos noble del podio. Tratándose de una prueba estancada en el pasado, la actuación de la china resultó agitadora.

La extraña niña Yang

Pero nada fue tan inesperado como la extraña irrupción del cuarteto femenino de China en la final de relevos de 4x200. La carrera comenzó por un hachazo en el primer 200. La ejecutora, Yang Junxuan, tiene apenas 19 años. Carecía de una trayectoria relevante hasta este jueves, cuando asumió la máxima responsabilidad posible. Su golpe no habría sido tan brillante de no ser tan brillante la golpeada: Yang no solo nadó mano a mano con la reina de Tokio, la australiana Ariarne Titmus, campeona del 400 y el 200. Completó la primera posta por delante con un tiempo de 1m54,37s. El tiempo de Titmus, 1m54,51s, impidió a sus compañeras ganar agua limpia, además de propinarles un golpe moral del que no se recobraron.

China ya no perdió el liderato de la prueba. Desde el Mundial de 2019, el récord del mundo fue patrimonio de Australia. Entonces el cuarteto de Titmus, Wilson, Throssell y McKeon hizo los 800 metros en 7m41,50s. Si la natación de China no hubiera estado envuelta en más casos probados de dopaje que ninguna otra en las últimas tres décadas, la marca sería menos sospechosa. Los 7m40,33s de Yang, Tang, Zhang y Li, de momento, han sembrado de perplejidad a entrenadores, directivos y nadadores de todo el mundo.

Entre tanto vendaval, el cuarteto de Estados Unidos permaneció rezagado a la cuarta posición por detrás de China, Canadá y Australia. Así, hasta que Katie Ledecky se tiró en el último 200. Fue la posta más rápida del concurso (1m 53,76s), un despliegue de fuerza, coraje y corazón que por poco no se traduce en el campeonato y en el récord. Gracias a Ledecky, Estados Unidos se subió al podio y consiguió la plata en un tiempo soberbio: 7m 40,73s. Tres segundos más rápido que el relevo de Estados Unidos que se colgó el oro en el relevo de Rio. Australia fue bronce en 7m 41,29s.

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