Fátima Gálvez y Alberto Fernández disparan dos veces
Los españoles, que siempre han entrado en las quinielas para las medallas, tienen una opción extra en el trap mixto que se estrena en Tokio
Los platos, de brea y carbonato, tienen 110 milímetros de diámetro y 25 de altura. Salen disparados a una media de 100 kilómetros por hora. Las máquinas que los lanzan están a 15 metros del foso. Eso quiere decir que cuando aparecen en su campo de visión, los ojos de Fátima Gálvez y Alberto Fernández los ven como los comunes mortales estuviéramos viendo una aspirina a un metro de distancia. Por eso tienen una serie de ejercicios de acción-r...
Los platos, de brea y carbonato, tienen 110 milímetros de diámetro y 25 de altura. Salen disparados a una media de 100 kilómetros por hora. Las máquinas que los lanzan están a 15 metros del foso. Eso quiere decir que cuando aparecen en su campo de visión, los ojos de Fátima Gálvez y Alberto Fernández los ven como los comunes mortales estuviéramos viendo una aspirina a un metro de distancia. Por eso tienen una serie de ejercicios de acción-reacción para desarrollar la velocidad mental y trabajar los reflejos. Los platos son de color naranja para que se distingan mejor. Gálvez y Fernández son los dos tiradores españoles que en Tokio competirán en el trap mixto, nueva modalidad que se estrena en estos Juegos y cuentan cómo se han preparado para ello.
Así como, según dicen algunos, para ser un buen cirujano se necesitan ojos de águila y mano de mujer, Gálvez, 34 años, asegura que algo parecido pasa con el tiro. “Aparte de tener una buena visión, también necesitamos esas manos de mujer para tratar el arma con delicadeza y no salir brusco a la hora de abatir el plato. Porque se requiere de precisión y aunque no lo parezca, nosotros necesitamos suavidad de movimiento para romperlo perfectamente”. Ella participará en Tokio en sus terceros Juegos; Alberto, 38 años, en sus cuartos. Siempre han llegado a la cita olímpica en las quinielas de los favoritos para el podio, sobre todo Fátima, pero nunca han conseguido subirse a él. Gálvez fue quinta en Londres 2012 y cuarta en Río 2016; el mejor puesto de Fernández fue el 17º en Río.
Por primera vez han hecho de necesidad virtud y han eliminado esa presión. Se les nota en la cara, en el cambio físico que han tenido y en su actitud. Así lo cuenta Fátima, que siempre huía de la prensa en los anteriores ciclos olímpicos: “Yo me siento mucho más segura, la experiencia es un grado. Y luego está la tranquilidad de saber que el equipo mixto nos da una segunda oportunidad para las medallas. Es una nueva ilusión. Ahora disfruto más, porque tenemos que disfrutar. Yo creo que la covid nos ha abierto los ojos a muchos”. Lo cuenta un día de finales de abril, todavía con restricciones, en el campo de tiro de Mollet del Valles, la sede olímpica del tiro en los Juegos de Barcelona 92. Desde la autopista contigua llega un ruido constante de coches y camiones.
Alberto opina igual que ella y dice que después de los Juegos de Río decidió recurrir a la ayuda de un psicólogo deportivo. “Disfruto más. Mucho más que antes, tengo más pasión que antes y soy más optimista que antes. ¿Cómo se hace? Con un buen trabajo con el psicólogo. Después de Río tomé la decisión de que algo tenía que hacer porque fui a tres Juegos y en los tres no hice lo que se esperaba de mí y sin embargo me había preparado súper bien. Al menos técnicamente. Me faltaba la parte psicológica y llevo 4 años trabajando con Diego Gutiérrez. Me ha ayudado con la autoestima, a tener más confianza en mí mismo, a ser más optimista, a aprender a disfrutar de cosas que antes no valoraba. A lo mejor hace cuatro años no valoraba hacer entrevistas y ahora me lo paso pipas. Hay que disfrutar de las cosas, pasárselo bien y no agobiarse”.
Competición mixta, trabajo individual
Pese a que en los Juegos habrá competición mixta, ellos se juntan únicamente en las competiciones. “Aunque sufrimos mutuamente, este es un deporte completamente individual y cada tirador tienes sus necesidades. Por mucho que quede con él para hacer concentraciones, yo tengo que seguir trabajando para mejorar mi técnica, mi disparo, mi concentración para repercutir lo menos posible en el resultado final. Es mucho más importante el trabajo individual que hacemos cada uno en nuestra casa. Son características de tiro diferente, además, porque él entrena un volumen de tiro que yo no hago por diferencias físicas”, analiza Gálvez.
En el campo de tiro de Asaka, sede del tiro en los Juegos (la misma que en los Juegos de Tokio de 1964) está previsto, igual que en el resto de la capital, muchísimo calor y humedad. Fátima y Alberto no están demasiados preocupados ni se han concentrado en lugares con características parecidas para prepararse mejor. Dicen que todos competirían bajo el mismo sol y calor. Lo que sí, para entrenar mejor la vista y los reflejos, trababan muchas horas en situaciones de dificultad. “Se intenta mejorar haciéndolo difícil, poniendo los platos a más velocidad, en situaciones con mala luz, como el atardecer”, desvelan antes de detallar cómo se trabaja la velocidad mental. “Son juegos de ordenador en los que salen muchos números y tienes que memorizar los que han salido. O buscar luces en la pantalla; te estimulan la mente. El entrenamiento cognitivo es muy importante. Yo uso un programa de pelotas de tenis en el ordenador. Te activa la parte del cerebro que no usamos.
Es poco tiempo al día porque si no te cansa”, explica Alberto. “En casa se puede entrenar con juegos de luces, canicas, pelotas de tenis. De espaldas a la compañera que te las lanzas y mirando la pared, te giras y la tienes que coger con una mano, con un bote o sin bote al aire. No sabes dónde va a botar y tienes que localizarla rápidamente”, apunta Gálvez.
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