David Martín: “Tenemos una capacidad aeróbica brutal”
El seleccionador del equipo masculino de waterpolo de España, plata en el Mundial de 2019, reflexiona sobre cómo compensar las desventajas históricas para competir contra los balcánicos
La final España-Serbia del Europeo de 2018 fue una oda al waterpolo. Perdió el equipo local pero a cambio comenzó a creer. Después de una travesía sin títulos que se prolongó casi una década, David Martín Lozano (Barcelona 1977) convenció a una generación golpeada de que era posible competir en igualdad de condiciones contra los gigantes balcánicos. Hoy España debuta en los Juegos Olímpicos de Tokio frente a Serbia (1...
La final España-Serbia del Europeo de 2018 fue una oda al waterpolo. Perdió el equipo local pero a cambio comenzó a creer. Después de una travesía sin títulos que se prolongó casi una década, David Martín Lozano (Barcelona 1977) convenció a una generación golpeada de que era posible competir en igualdad de condiciones contra los gigantes balcánicos. Hoy España debuta en los Juegos Olímpicos de Tokio frente a Serbia (11.20 horas, TVE) para intentar consolidar el resurgimiento que ya verificó con la plata del Mundial de Gwangjou en 2019.
Pregunta. España preparó los Juegos en amistosos con Hungría, Croacia, Rusia y Serbia. ¿Cómo se convive con rivales directos?
Respuesta. Somos un deporte atípico porque se practica en un medio acuático y eso hace que necesites mucho rodaje. Necesitamos sentirnos. Como el roce es continuo y la convivencia está tan normalizada, existe este respeto mutuo entre los equipos. Pasas por la cafetería del hotel y te encuentras a un serbio, un español y un croata tomándose un café y hablando. Yo en el stage de Belgrado me fui a cenar con Dejan Savic, el seleccionador serbio, sabiendo que nos enfrentaríamos en el primer partido de Tokio.
P. ¿Hasta qué punto es necesario el contacto físico para ponerse a punto?
R. No es lo mismo entrenarnos contra nosotros que ir a jugar contra los croatas o los serbios, que tienen una media de kilos de más de 100 —algunos están en 120—, con una envergadura muy diferente de la nuestra, que tenemos una media de 95 kilos. Esto lo tenemos que sentir. El trabajo de lucha que genera un partido de waterpolo, que no se ve, lo que se genera por dentro, los agarres de bañador, es muy fatigante. Sobre todo para los equipos como el nuestro que no somos los más pesados del circuito.
Tenemos un déficit de fuerza comparados con los balcánicos. Por eso nosotros cada día vamos al gimnasio. ¡Hasta tres días antes del primer partido oficial!
P. España en el Europeo de fútbol fue el equipo que más kilómetros recorrió de promedio. ¿También en el waterpolo la resistencia a la movilidad constante es un arma que sirve para desgastar adversarios?
R. Antiguamente los equipos del Este le daban mucha importancia al trabajo vertical. España pocas veces podía competir con ellos en este aspecto. Los equipos latinos teníamos que suplirlo con velocidad de nado. Históricamente fuimos a mejorar la velocidad y potenciar los aspectos en los que éramos más débiles. Creo que todos los deportes de equipo son cada vez más rápidos, más explosivos y están más preparados físicamente. La resistencia nos ha dado una ventaja sobre los balcánicos, pero ellos también han cambiado su metodología. Se han dado cuenta de que el waterpolo moderno va en ese camino. Croacia y Montenegro son equipos veloces.
P. ¿En qué consiste el juego vertical que España debe mejorar para ponerse al nivel balcánico?
R. Es un trabajo de piernas. Su técnica individual es brutal: entrenan mucho la potencia de piernas desde pequeños. Está relacionado con su metabolismo. Son gente grande con buenas piernas. La famosa patada de bicicleta es un trabajo de técnica que cuanto mejor hagas más empuje tendrás en sentido horizontal y más elevación con balón.
P. Si tiene un jugador ligero que es muy intenso y se desplza por la piscina con gran continuidad. ¿Le compensa trabajar la potencia a riesgo de ganar peso y perder dinamismo?
R. En el inicio de la preparación les podemos decir: “necesitaos dos kilos más para los uno contra uno”. Y esto lo trabajaos de manera que no pierdan esta velocidad. Si son dos kilos de músculo igual ganará potencia. Al inicio le costará adaptarse. Pero si la preparación es buena el jugador se sentirá igual de rápido, igual de potente, pero más fuerte en el agua. El objetivo es esto: si detectamos que esto es contraproducente nos adaptamos.
P. ¿Cómo transfiere el entrenamiento en seco para entrenar el juego vertical o los lanzamientos?
R. ¡En eso estamos! Llevamos años buscando ejercicios que nos permitan transferir la fuerza del gimnasio al agua. Es complicado porque tú en el gimnasio siempre tienes la base del suelo y en el agua no tienes este apoyo fijo. ¿Cómo lo simulamos? Con elásticos que te hagan tracción, con manoplas en el nado, con cinturones lastrados para trabajar la elevación... Con los lanzamientos hacemos poleas para el trabajo de hombro en el agua... Es complicado. Tenemos un déficit de fuerza comparados con los balcánicos. Por eso nosotros cada día vamos al gimnasio. Hasta tres días antes del primer partido oficial. Cada año estamos metiendo ejercicios nuevos para ver si esta transferencia es total. Pero es imposible. Probamos cada año. Buscamos el consenso con los jugadores: “¿Os sentís fuertes? ¿Poderosos?” ¡En eso estamos!
En mi época tú empezabas haciendo natación y jugabas al waterpolo a los 12 o 13 años. Ahora los niños hacen antes el trabajo vertical pero muchos dejan de hacer ese entrenamiento aeróbico. Las sesiones no pasan de 3.000 metros cuando en mi época llegábamos a los 7.000.
P. ¿Los niños españoles nadan más kilómetros que los balcánicos?
R. En mi época tú empezabas haciendo natación y jugabas al waterpolo a los 12 o 13 años. Tu base de natación era muy buena. Ahora cada vez más hay niños que empiezan al waterpolo con ocho añitos. Hacen antes el trabajo vertical pero muchos dejan de hacer ese entrenamiento aeróbico que nos da una buena base. Ahora las sesiones no pasan de 3.000 metros cuando en mi época llegábamos a los 7.000. Si no lo mejoramos, dentro de unos años estaremos como los balcánicos a nivel de natación. Porque ellos empiezan antes el trabajo de balón. Y ahora nos estamos igualando. Me preocupa porque no debemos perder nuestra esencia, y porque hoy en día en cualquier deporte si físicamente no estás bien para aguantar un ritmo alto es muy complicado jugar.
P. ¿La resistencia a los esfuerzos continuados es la gran ventaja estratégica de España?
R. Tenemos jugadores con una capacidad aeróbica brutal. Y en la selección lo que buscamos es aumentar la capacidad de aguantar cuatro o cinco minutos de juego a una velocidad increíble. Este es el camino por el que van todos los deportes: mantener la velocidad de juego el mayor tiempo posible. Si tienes eso, tendrás mucho ganado.
La intensidad es nuestra identidad. Pero solo con intensidad no te subes a un podio
P. En medio de esta ida y vuelta constante, ¿en qué quedan los ataques estáticos?
R. Las defensas parecen muy cerradas. Pero con un movimiento de 20 centímetros puedes encontrar una buena línea de lanzamiento. Hay equipos, como España, que crean mucho movimiento. Somos como el básquet. Tienes que atacar y defender, sin parar. Y llega un momento en que el nivel de fatiga es tan alto que en el momento del lanzamiento no ves ni la portería. Cuando llega el ataque estático los equipos se colocan de tal modo que con pequeños movimientos crean ventajas, una línea de lanzamiento, o un pase para el boya, o una asistencia. Con un movimiento de 20 centímetros puedes encontrar una buena línea de lanzamiento. Esto implica mucho trabajo técnico y táctico grupal para posicionarse.
P. ¿A España le viene bien darle mucho ritmo a los partidos para desgastar a los rivales más grandes?
R. La intensidad es nuestra identidad. Tanto en ataque como en defensa ponemos mucho ritmo y llega un momento que en un deporte tan duro siempre se producen errores no forzados. Todo el mundo que juegue contra España sabe que va a sufrir. Tratamos de llevar a los rivales a un punto en el que su efectividad baje. Pero es la mejora de otras facetas lo que hace que estemos luchando por medallas. Porque solo con intensidad no llegas a los podios. Nosotros somos muy intensos y además muy ordenados. La estadística señala que en el 6x6 estático estamos igualados con los balcánicos, igual recibimos uno o dos goles y metemos dos o tres, metemos goles en igualdad, goles de boya que nos costaba más, y en la superioridad e inferioridad —que es algo que siempre ha penalizado a España— ahora nos hemos acercado a los balcánicos. La intensidad siempre la tuvimos. Pero si quieres pelear con los grandes tienes que mejorar tus déficits.
P. ¿Alguna selección toma tantos jugadores de un equipo como España del Barceloneta?
R. Tal vez entre Olympiacos y Grecia ocurra algo parecido. Nosotros siempre hemos tenido de ocho a nueve jugadores del Barceloneta. Eso facilita la compenetración. Si tienes jugadores que con la mirada ya saben dónde quieren el balón sus compañeros, o qué movimiento van a hacer, esto te facilita las cosas. Pero es una desventaja en el sentido de que si la temporada en el Barceloneta ha sido dura y han tenido conflictos en el vestuario eso se te traslada a la selección. Alguna vez nos ha pasado. ¡Toco madera!
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