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El método Hansi Flick relanza al Barcelona

La recuperación de los lesionados ha sido capital para un equipo que, a través de su entrenador, ha encontrado soluciones a las derrotas contra el Madrid y el Chelsea

“Lo más importante han sido los tres puntos. En los últimos partidos no hemos jugado tan bien. El equipo está un poco cansado. Me quedo con su actitud y mentalidad”, sintetizó Hansi Flick en la sala de prensa del Villarreal después de la victoria del Barcelona por 0-2, el mismo resul...

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“Lo más importante han sido los tres puntos. En los últimos partidos no hemos jugado tan bien. El equipo está un poco cansado. Me quedo con su actitud y mentalidad”, sintetizó Hansi Flick en la sala de prensa del Villarreal después de la victoria del Barcelona por 0-2, el mismo resultado que se ha dado en los dos encuentros anteriores, contra el Guadalajara y Osasuna. A juzgar por las comedidas manifestaciones del entrenador azulgrana, no parece que su equipo vaya a celebrar las frías navidades con un colchón de cuatro puntos en la Liga, clasificado para los octavos de la Copa y semifinalista en la Supercopa, las tres competiciones de las que es actual campeón, al tiempo que aspira a clasificarse entre los ocho mejores de la Champions, torneo del que fue eliminado en las semifinales de su última edición por el Inter.

Flick suele medir sus mensajes, tanto en los buenos como en los malos momentos, acostumbrado a que su palabra sea ley desde su llegada en 2024. La mayoría de sus comentarios han sido concretos, certeros y efectivos en una temporada que en su inicio no tenía la mejor pinta para el Barça. Había dudas sobre un equipo que en el curso 2024-2025 optimizó sus recursos, sorprendió a los rivales y cautivó a los aficionados desde Montjuïc. Los futbolistas ofrecieron su mejor versión posible —insospechada en algún caso— a partir de una propuesta de juego vertical y arriesgada, fuerte en la presión alta, y que salía ganadora en el intercambio de goles, hasta el partido de Milán.

Hoy, sin embargo, los resultados avalan al Barça en vísperas de un descanso agradecido de siete días hasta llegar al derbi del 3 de enero en Cornellà. Los números son incluso mejores en la Liga: 46 puntos por 38 de diciembre del año pasado cuando perdió por 1-2 ante el Atlético, líder con 41. El Barça, que contó 5 puntos sobre 21 después de un pésimo noviembre, acabó por remontar hasta alcanzar el título en campo del Espanyol. Los remontes también se han sucedido esta temporada después de que se volviera a cuestionar el plan de Flick. Ocurrió el 26 de octubre cuando el Barça perdió el clásico en el Bernabéu y se quedó a cinco puntos del Madrid y el 25 de noviembre en Stamford Bridge. Aquel 3-0 ante el Chelsea puso la lupa sobre el técnico del Barça.

“Les prometo que pronto verán otro Barça”, anunció Flick, contento con los entrenamientos, después de que se hubiera reafirmado en su propuesta a pesar del empate concedido en Brujas (3-3): “Somos el Barça y queremos jugar nuestro fútbol. No vamos a cambiar; yo no soy este tipo de entrenador. Jugaremos con nuestra filosofía. No defenderemos en nuestro campo para contragolpear y ganar 1-0”, argumentó, preocupado por la poca intensidad de sus jugadores, crítico con las pérdidas de balón, molesto por la poca fiabilidad de la línea del fuera de juego y al tiempo convencido de volver a remontar a partir de la efectividad a medida que recuperara a los lesionados, que en octubre llegaron a ser hasta 10.

Las ausencias de Pedri, Raphinha, Lamine, Joan García, De Jong y Olmo descuartizaron al Barcelona. El equipo se ha recompuesto progresivamente con la recuperación de efectivos desde las derrotas en Chamartín —ganó los ocho partidos de Liga— y Londres —cuenta siete victorias consecutivas en Liga y Champions.

“Por el buen camino”

El Barça de Flick se vuelve a parecer al Barça de Flick. Ya no se habla de que les crean mucho peligro: “Con solo dos pases se nos plantan en el área. Los rivales saben cómo jugarnos” —palabras en octubre de Eric García—, sino de que se va “por buen camino”, opinó De Jong en Vila-real. La gestión del entrenador en el campo y el vestuario ha sido decisiva si se tiene en cuenta cómo se ha manejado en la adversidad sin poner excusas, en la escasez de recursos sin buscar culpables y en los conflictos sin señalar a nadie, como cuando, por ejemplo, la lesión de Ter Stegen dio tanto que hablar como la inscripción de Joan García. El fichaje del exportero del Espanyol ha sido importantísimo de la misma manera que suma la incorporación de Rashford. Ha encontrado soluciones provisionales para sustituir a Iñigo Martínez con Gerard Martín y para ocupar el puesto de mediocentro con Eric. Y se las apañado para competir sin un central zurdo, unos laterales fiables ni un ariete fijo —se turnan Ferran y Lewandowski.

El técnico, en cualquier caso, no se llena la boca, sino que solo se felicita por la “mentalidad” de su Barça. La cuestión siempre es la misma: marcar un gol más que el rival, pura efectividad, aunque el juego propio sea menos fluido y brillante porque los rivales ya no les dejan presionar ni correr tanto y le defienden más en bloques bajos y marcas al hombre en la divisoria, como se vio desde la cita con el Rayo. Flick responde con soluciones a la dificultad y a la precariedad, de manera que es difícil saber dónde está el límite de un equipo sorprendente para los demás y fiable para su entrenador, que no promete ni renuncia a nada, realista y cauto desde el liderato confirmado en Vila-real.

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