Carlo Ancelotti: “Le dije a Endrick si quería tirar el quinto, pero vi su cara y decidí que mejor Rüdiger”
El central alemán, como hace un año ante el City, acierta en el último turno de la tanda y rescata a Vinicius, que falló un penalti en el 70
Cuando Carlo Ancelotti se puso a elaborar la lista de lanzadores para la tanda de penaltis, se dirigió a Endrick, que acababa de salir en lugar de Vinicius, y le ofreció el último turno. Nada menos para el joven de 18 años. “¿Tú puedes tirar el quinto?”, le preguntó el técnico, según desveló en Movistar. “Pero no lo he visto tan feliz. He visto su cara y dije: ‘espera, espera’. Decidí que mejor Rüdiger, que es más frío”, añadió. “Metió también el quinto hace un año en el Etihad”, recordó después.


Antonio Rüdiger, el nuevo y sorprendente ejecutor blanco en las tandas. En Mánchester, hubo que bucear en las profundidades de los archivos para encontrarlo en el punto de los 11 metros. Aunque Ancelotti no se acordaba, había tirado, y en la parte final de dos tandas, cuando los lanzadores principales ya han pasado por el potro de tortura. En la Supercopa de Europa de 2021, ante el Villarreal, fue el séptimo. Y acertó. Y seis meses más tarde, en la final de la Copa de la Liga frente al Liverpool, fue el sexto y también embocó.
En el Madrid, ha ascendido a plan A. Después de la experiencia con el City, a nadie le extrañó que el alemán acudiera el último para terminar de sacar al Madrid de una noche límite en el Metropolitano. El central disparó a su izquierda, como en el Etihad, no acertó a rechazar Oblak y el teutón salió corriendo como un caballo para celebrarlo con la afición madridista. “Sigo pensando que esto es una lotería”, concedió Carletto.
Para este “cara o cruz”, puntualizó Ancelotti, quería que Mbappé fuera el primero, pero no estaba previsto que lanzara Vinicius, elegido como el primer tirador del equipo y que había errado uno en el minuto 70 tras un largo erial ofensivo blanco. En esta ocasión sí apareció Fede Valverde, que en Mánchester se echó a un lado porque se sintió desfondado. Una decisión personal que le dejó un punto de amargura, como admitió después, y que se la terminó de sacar este miércoles. “Sentí mucho desahogo al marcar. Son muchos nervios en esa caminata”, reconoció.
El Madrid sumó su quinta tanda ganada seguida, tres de las cuales han sido contra el Atlético: final de la Champions de 2016, la de la Supercopa de España de 2020 y esta. Durante una hora, pareció que los penaltis serían su hoyo tras el error de Vini, pero resultaron su salvación. Sin Endrick, pero con Rüdiger. Los lesionados Militão y Ceballos lo vivieron abrazados, sin mirar y al margen del equipo.
Desde el primer minuto, el Madrid se vio encerrado en una caja de zapatos: sin espacios y obligado a manejarse en la selva de piernas rojiblancas. “Siempre nos pasa igual”, lamentó Valverde, “salimos como si el partido ya estuviera ganado y en la primera nos meten. Les dimos ese poder”, se quejó el uruguayo, que empezó en el lateral derecho, lo continuó en el medio y lo acabó en el punto de penalti.
Durante una hora, fue un Madrid sin apenas amenaza arriba, empachado con pases intrascendentes (en todo el partido sumó 855, por los 510 del Atlético). Su despampanante delantera ni arañaba. “El partido era bastante claro en la lectura [después del 1-0]”, explicó Ancelotti. “Ellos defendían e intentaban salir a la contra. La prioridad era tener una posesión eficaz, no complicarse el partido otra vez. Me preocupaba un encuentro sin control, eso les dije a los jugadores en el descanso. Buscar oportunidades contra el Atlético es muy, muy complicado porque es uno de los mejores a nivel defensivo. La tuvimos en el penalti y fallamos, pero en ningún momento hemos estado fuera en la eliminatoria. A veces parecía que necesitábamos meter, pero en el peor de los casos íbamos empatados”, desarrolló el técnico, que aseguró que el árbitro y el VAR habían acertado al anular el lanzamiento de Julián Alvarez. “Cuando nos hemos dado cuenta nosotros, ya lo habían detectado”, indicó.
El Madrid cerró el choque con tres remates a puerta por los ocho de los locales. Hasta que pudo ir imponiendo su presencia física, Rodrygo se salía de la derecha para tratar sin éxito de generar desorden, Bellingham se sentía encerrado y Mbappé apenas se movía de su corralito a la espera de un balón que rematar. Hasta siete horas antes del duelo, no fue confirmada la presencia del francés, con un golpe en el tobillo derecho y alguna molestia muscular, aunque luego aguantó los 120 minutos. Su despliegue se unió a las dificultades de todos, pero le bastó una para forzar una pena máxima. Máximo rédito y mínimo provecho de Vini. Por ahí pareció que se le iba la vida al Madrid en una velada abrasiva, pero no. Volvieron los penaltis, Endrick no lo vio claro y surgió, otra vez, Rüdiger para remachar y sacar también del apuro a Vinicius. “No fue nuestro mejor partido, pero pasamos”, cerró Courtois.