

El Dortmund más inconsistente espera al Barça
El equipo alemán, sin figuras como antaño, vence al Lille (1-2) con problemas y se medirá a los azulgrana en cuartos
El Aston Villa aplastó al Brujas en Birmingham (3-0) y dejó el marcador global de la eliminatoria en 6-1. Le espera el PSG en cuartos: Unai Emery contra Luis Enrique. Tan previsible como que en Londres el Arsenal se contentaría con rotar a su cansada plantilla para estirar las piernas ante el PSV (2-2) y eliminarlo con un global de 9-3. Le espera el Real Madrid. La eliminatoria más incierta de la segunda jornada de los octavos de la Champions la disputaron el Lille y el Dortmund por un puesto en el cruce de cuartos con el Barça. Se impuso el Borussia Dortmund por 1-2 con más dificultades de las esperadas.
Hansi Flick tomará nota. El técnico conoce bien la clase de rival que le espera en tres semanas: peligroso por su dinamismo y su energía, vulnerable por su falta de consistencia en general. Retirado Reus, jubilado Hummels y vendido Haaland, ya no quedan figuras de primer nivel en este equipo esquilmado por un club cuyo objetivo cenital no es ganar títulos sino explotar la compraventa de jugadores para maximizar ingresos.
La realidad del Dortmund se reflejó en su contraste con el heterodoxo Lille, quinto clasificado de la Ligue 1. Dice Thomas Meunier, veterano de mil batallas, que el Lille representa “el anti-formalismo”, la intuición pura, la vía alternativa a la academia, expresión natural de “un costado je-m’en-foutiste” de jugadores que van a su aire, sin reparar en su condición de pequeño polizón en los octavos de final. Gracias a ese espíritu impredecible el Lille exigió al Dortmund en la ida (1-1) y se adelantó a los cinco minutos de la vuelta en el estadio Pierre-Mauroy, gracias a una desatención garrafal de su central Schlotterbeck. El hechizo se rompió a la vuelta del descanso cuando Meunier desestabilizó a Guirassy y el árbitro señaló penalti. Rigurosísimo. Emre Can convirtió el 1-1 y el Lille se desinfló. Lo que siguió fue el dominio progresivo del Dortmund, dirigido a rachas por Sabitzer, mal defendido por Schlotterbeck pero bien encauzado por Can, que ahora ejerce de central con misiones administrativas y cada vez que puede conecta con los atacantes, casi siempre con Brandt, su cómplice en la mediapunta. Brandt y Girassy fabricaron la jugada del gol decisivo y Max Beier se ocupó de la definición. Una finta que desorientó al central Diakaté, un control y un tiro a la media vuelta. Beier responde al paradigma del alemán peligroso. Tiene ideas fijas que gestiona humildemente sin dejar que las efusiones sentimentales le distraigan. Sabe esperar.
Dos goles de Asensio
El Dortmund despachó al Lille con un resultado ajustado a pesar de la lluvia de remates a bocajarro que produjo. Más llevadera fue la noche del Villa, gentileza de un saque de puerta de Dibu y un desmarque de Rashford que Sabbe frenó con penalti antes de ver la roja. Contra diez, el Villa se refociló y Marco Asensio metió dos goles haciendo alarde de coordinación y potencia, dos cualidades que rara vez explota debido a su carácter distendido. El español —cedido por el PSG, al que se encontrará en cuartos— aprovechó la baja de Ollie Watkins. El punta de referencia de Villa Park fue retirado en el descanso con problemas en una rodilla.