Jagoba Arrasate: “La pedagogía es una forma de vida”
El técnico del Mallorca conversa con EL PAÍS antes del partido frente al Real Madrid en la Supercopa de España
Entre la playa y la escuela: la vida de Jagoba Arrasate (Berriatua, Bizkaia, 46 años). De niño, Arrasate y sus amigos esperaban a que bajara la marea en Deba para jugar al fútbol. “No se imagine Copacabana. Era nuestro fútbol playero, el del norte: arena dura, cero grados en invierno y mucho viento”, recuerda el preparador vasco antes de enfrentarse al Real Madrid en la semifinal de la Supercopa de España (a las 20.00, en Movistar). Según el técnico del Mallorca, fue allí donde apre...
Entre la playa y la escuela: la vida de Jagoba Arrasate (Berriatua, Bizkaia, 46 años). De niño, Arrasate y sus amigos esperaban a que bajara la marea en Deba para jugar al fútbol. “No se imagine Copacabana. Era nuestro fútbol playero, el del norte: arena dura, cero grados en invierno y mucho viento”, recuerda el preparador vasco antes de enfrentarse al Real Madrid en la semifinal de la Supercopa de España (a las 20.00, en Movistar). Según el técnico del Mallorca, fue allí donde aprendió su primera lección sobre fútbol: “Si te pegaban un balonazo con el Mikasa, te dolía una semana. Pero descubrí la nobleza de este deporte: disciplina y trabajo en equipo”. La segunda lección llegó en el colegio, pero no como alumno, sino como tutor de sexto de primaria. “Para mí, la pedagogía es una forma de vida”.
Pregunta. ¿También lo es en el fútbol?
Respuesta. Es la única forma que conozco para sacar el máximo rendimiento, ya sea a los alumnos, los jugadores, los hijos o cualquier persona.
P. Por ejemplo.
R. Con un alumno, debes escuchar y empatizar. Mi experiencia como docente me ha servido mucho para ejercer de entrenador. Un técnico es un transmisor. Y para transmitir algo, debes estar convencido. Transmites un mensaje, una verdad, pero no siempre llegas a todos de la misma forma. Preparar entrenamientos, analizar partidos o estudiar al rival es la parte más sencilla; es lo que nos gusta y para lo que estamos capacitados. Lo difícil es todo lo demás. Algunos jugadores necesitan que les digas dos cosas; si les dices tres, se pierden. A otros hay que decirles cuatro. Lo importante es entender cómo es cada uno, por eso escuchar es clave. Hoy se escucha poco, pero cuando lo haces, obtienes información valiosa para intervenir de manera adecuada.
P. ¿Cómo empatiza con los jóvenes? No lo imagino mirando vídeos en TikTok.
R. No, no estoy en TikTok. Pero leo mucho y observo. A algunos les llegas por el fútbol, a otros por el baloncesto. Al que es padre le pregunto por sus hijos, al que le gusta invertir le hablo de la bolsa. Hay que estar preparado para todo.
P. ¿Por qué se dice que la autoridad está cuestionada hoy en día?
R. Antes, la autoridad se ejercía mal. Tanto profesores como entrenadores decían: “Esto es así porque lo digo yo”. Hoy no. Hay que argumentar, y eso es mucho más difícil. Pero prefiero este tipo de autoridad. Tienes que convencer día a día al alumno o al jugador.
P. ¿Es una autoridad basada en el conocimiento y no en la jerarquía?
R. Como entrenador o profesor, debes cuestionarte constantemente. Eso te lleva a renovarte, y a que los alumnos o jugadores también se cuestionen las cosas. Por ejemplo, cuando un jugador pregunta ‘¿por qué hacemos esto?’, es un proceso que nos enriquece a todos.
P. ¿De niño soñaba con ser maestro?
R. ¿Qué niño sueña con ser profesor? Yo soñaba con ser futbolista de la Real Sociedad. Empecé a entrenar porque me apasiona el juego. Me saqué el título de entrenador a los 30 años mientras entrenaba al equipo de mi pueblo y daba clases por las mañanas. Mi mujer decía que estaba loco, que trabajaba muchas horas por poco dinero. Pero todo tuvo sentido: entrenar gratis en el pueblo y crecer poco a poco me llevó a Primera.
P. ¿Le falta algo a un entrenador que no ha jugado en Primera?
R. Sí, conocer de primera mano el fútbol profesional. Pero tuve la suerte de estar en el staff de Philippe Montanier [en la Real Sociedad], y ese año me sirvió para observar desde la barrera.
P. ¿Todos los grupos humanos se comportan de forma similar?
R. Los grupos son similares, tanto en Tercera como en Primera: siempre hay un jugador que actúa como extensión del entrenador, dos que cuestionan todo y tres que no se enteran de nada. Lo que cambia es la trascendencia de lo que sucede.
P. ¿Cómo convence a los jugadores?
R. Desde la naturalidad. Si ven que tienes herramientas y pasión, lo perciben y lo comprenden.
P. ¿El futbolista es noble?
R. En general, sí. Es la primera vez que entreno a un equipo como el Mallorca, con jugadores de diversas nacionalidades. Antes trabajé con equipos del norte, con una idiosincrasia muy definida.
P. Reemplazó a Javier Aguirre, un técnico que tenía al vestuario ganado.
R. He heredado cosas muy positivas de Aguirre. Es un grupo sano, con una gran cultura del trabajo. Nosotros hemos añadido nuestros matices.
P. ¿Sigue creyendo que estaba hecho para Osasuna?
R. Creo que hay entrenadores buenos y malos, pero también entrenadores adecuados para ciertos clubes. Mi ADN es Osasuna. Cada club tiene su esencia, y el buen entrenador es el que se adapta y saca el máximo rendimiento de lo que tiene.
P. Entonces, ¿no hay que morir con las propias ideas?
R. Esto es fútbol: no hay que morir, hay que sobrevivir. No significa cambiar de rumbo constantemente, pero sí entender dónde estás, qué jugadores tienes y cómo sacarles el máximo rendimiento.
P. ¿Qué le sorprendió del Mallorca?
R. No me sorprendió, pero sí confirmé lo que pensaba: un presidente y accionistas que fueron deportistas profesionales, un estadio renovado y una ciudad cada vez más enganchada al equipo. Es un club emergente.
P. ¿La Supercopa es un regalo para el Mallorca?
R. Somos, entre comillas, la Cenicienta. Pero tenemos nuestras opciones. Si veo un Mallorca reconocible, estaré contento. Si el Madrid está en su mejor versión, será difícil, pero vamos sin complejos. Sabemos que, cuando el Madrid va a por un título, son muy fiables.
P. Empataron con el Madrid en la primera jornada de Liga.
R. Primero hay que incomodarlos, luego ser valientes. Lo fuimos en el primer partido de Liga, y buscaremos repetirlo.