Patri Guijarro: “El éxito del Barcelona no ha sido temporal”
La centrocampista azulgrana habla sobre su veteranía, sus casi diez años como culé y la mentalidad antes del partido contra el Manchester City en Montjuïc en la lucha por el primer puesto en la fase de grupos de la Champions
Sencilla y directa; madura, pero sensible. Patri Guijarro (Mallorca, 26 años) es más que una veterana en el Barcelona. Su carácter extrovertido —aunque con un punto de timidez bajo el foco— lo demuestra sonriendo y explayándose sin pudor ante el sol que cae en las gradas del Estadi Johan Cruyff. Una de las capitanas, titular indiscutible como azulgrana y también en la Selección, a la que regresó el pasado verano. Con el Barça lo ha ganado tod...
Sencilla y directa; madura, pero sensible. Patri Guijarro (Mallorca, 26 años) es más que una veterana en el Barcelona. Su carácter extrovertido —aunque con un punto de timidez bajo el foco— lo demuestra sonriendo y explayándose sin pudor ante el sol que cae en las gradas del Estadi Johan Cruyff. Una de las capitanas, titular indiscutible como azulgrana y también en la Selección, a la que regresó el pasado verano. Con el Barça lo ha ganado todo, y hace poco fue galardonada como la MVP de noviembre en la Liga F. Fuera del fútbol trata de desconectar, “socializar” con su gente, y ahora estudia diseño gráfico tras dejar fisioterapia en cuarto de carrera por incompatibilidades para terminarla. Este miércoles se reencontrará con el Manchester City (18.45, Dazn y TV3) en el último partido de la fase de grupos de la Champions, con la esperanza de revertir la primera derrota. Acostumbrada a jugar como pivote, tuvo que sustituir a Alexia Putellas como interior cuando se lesionó de cruzados en 2022. Un año antes, en la final de la Champions de Göteborg, jugó de central ante el Chelsea. Y en la final de Eindhoven de 2023 marcó los dos goles que empataron el marcador contra el Wolfsburgo y que permitieron al Barcelona volver a alzarse con la Champions.
Pregunta. Para lo imposible, Patri Guijarro.
Respuesta. Me halaga (ríe). Me he tenido que adaptar, pero por suerte se me ha dado bien. Al igual que en su día lo hice como central, y lo saqué bastante bien como pude (ríe), también de interior. No era fácil sustituir entonces a la mejor jugadora del mundo por desgraciadamente una lesión muy dura. Tuve que entender que éramos distintas, y que no aporté lo mismo que Alexia, pero lo intenté. Yo había jugado en esa posición, pero en categorías inferiores.
P. ¿Se siente infravalorada en los premios individuales?
R. No me gustan mucho estas cosas. No me fijo mucho. Me siento valorada en el club, por mis compañeras, y para mí eso es lo importante. Siento que tienen la confianza conmigo, eso es lo que me llena y disfruto dentro del deporte y del fútbol. Además, no me gusta mucho ir a las galas (ríe). Aunque soy extrovertida, me dan mucha vergüenza, y no me motivan los premios individuales.
P. ¿Y qué le motiva?
R. Mejorar. Que aporto al equipo cada año, ver el crecimiento y salto que ha dado el fútbol femenino. Antes estábamos en un escalón muy diferente al actual, es evidente. Este año, lo que me motiva, es volver a ganar los cuatro títulos y ser mejores. Y que se diga y sepa: el éxito del Barça no ha sido algo temporal. Hay mucho trabajo detrás.
P. ¿Se habló a inicio de la temporada sobre la situación de Keira Walsh y la gestión en el centro del campo?
R. No. Se ha dado así. Contra el City, de hecho, empezamos jugando las dos con doble pivote. Es la parte dura de este deporte. Somos dos grandes jugadoras, y hay un poco esa “pelea” dentro de lo deportivo. Keira es muy buena, pero somos muy maduras y si tiene que jugar una u otra, al final nos ayudamos. El entrenador decide y hay que aportar al equipo en la posición que se esté. Es difícil, pero también hemos disfrutado juntas, y seguimos haciéndolo. Estos años han sido muy buenos con ella.
P. Este miércoles se reencuentran con el Manchester City.
R. Es una semana difícil, con viajes y partidos fuera de casa, con poco tiempo para entrenar, y al final la fatiga se acumula. Pero el equipo está bien, y se nota. El partido se nos quedó atravesado, y ahora queremos la revancha.
P. ¿Qué ha cambiado desde aquella derrota?
R. La mentalidad del equipo. Sí, perdimos contra el City, pero también hicieron un gran partido, en su casa. Es un equipo bueno, que juega bien, y en una liga más competitiva que la nuestra. Esto nos hizo cambiar el chip: somos el Barça, con unas grandes jugadoras, pero también somos humanas. Hay que aprender de ese partido, de los errores que cometimos, sobre todo en la primera parte, que nos sentimos más incómodas. Estamos más tranquilas, con más confianza.
P. El año que viene cumplirá una década en el Barcelona.
R. Diez años, sí… llegué en 2015, con 17. Ha pasado volando. Cuando llevaba seis ya decía: “Búa, llevo seis años” (ríe).
P. ¿Y ahora qué piensa?
R. Siento orgullo. Estoy en el mejor club del mundo. Hemos conseguido ganar… iba a decir una Champions, ¡pero llevamos tres! (ríe). Se dice pronto. El año pasado lo ganamos todo, pero es muy complicado, aunque se normalice que el Barça tenga que vencer siempre.
P. ¿Cómo ha cambiado?
R. Muchísimo, han pasado tantas cosas… El primer año fue duro. En los dos primeros conseguí madurar como persona, como mujer, y el resto crecí como futbolista. Estos últimos años, después de todo lo vivido, que han sido para mí difíciles dentro de lo deportivo, también he cambiado mi forma de ver las cosas.
P. A qué se refiere.
R. He aprendido que el fútbol es egoísta, aunque es un deporte colectivo. Cada uno tiene que ser egoísta en su parcela. Yo lo vivo diferente, soy egoísta, pero de diferente manera. Ha sido un aprendizaje dentro de mi cabeza.
P. Lleva años siendo considerada una veterana a pesar de su edad.
R. Eso significa que soy una persona madura, que confían en mí dentro y fuera del campo. También es gracias a los que he aprendido en Mallorca, en el Collerense, con mis amigos y mi familia, y también lo que me han enseñado aquí. He sido una esponja, y menos mal (ríe).
P. ¿Siente morriña de Mallorca?
R. Sí, por supuesto. Siempre es duro marcharse tan joven. Pero no me arrepiento de nada, fue una muy buena elección. Intento ir lo que puedo, pero después de tantos viajes, suele venir mi familia. Cuando voy y echo la vista atrás digo: “Qué bien se vive aquí”. En un futuro me encantaría vivir allí, pero nunca se sabe, porque en Barcelona estoy muy bien.
P. El 12 lo lleva por su madre.
R. Tenía varios números en el Collerense cuando empecé a jugar en Primera. Siempre me gustaba el ocho. Mi madre me dijo que llevase el 12: era el día de su cumpleaños, y ella de pequeña lo llevaba cuando jugaba a voleibol. Al final me quedé con él. También, como a la gente no le gusta mucho, hace que a mí me guste más (ríe).
P. ¿Por qué volvió a la Selección?
R. Una de las claves fue Markel [Zubizarreta]. Es raro que no esté ahora, y que no estuviese en los Juegos también, no me lo esperaba. No es culpa suya, entiendo el secretismo y me alegro por él, por lo que está viviendo. También Gonzalo [Rodríguez] sigue ahí, aunque no en el mismo papel. Ellos me aseguraron que habían cambiado las condiciones, las básicas para ser profesionales: nutrición, viajes, mejor descanso, entrenar en el campo que toca, utilizar el gimnasio cuando tienes que hacerlo… son algunos de los cambios que se han dado. ¿Queda mejorar? Eso lo sabemos todos.