El oportuno resurgir de Oblak

Diego Pablo Simeone cumplirá este sábado ante el Alavés (16.15, Movistar) su partido 700 como entrenador del Atlético de Madrid inmerso en la difusión de su recetario para darle continuidad a la racha de cuatro victorias consecutivas. A falta de juego, con su molde más conservador, el equipo ha recortado a siete puntos la distancia con el Barcelona en Liga, sigue vivo en la Copa y ha enderezado su camino en la liguilla de la Champions. “Cuando el equipo transmite lo que mejor hace...

Diego Pablo Simeone cumplirá este sábado ante el Alavés (16.15, Movistar) su partido 700 como entrenador del Atlético de Madrid inmerso en la difusión de su recetario para darle continuidad a la racha de cuatro victorias consecutivas. A falta de juego, con su molde más conservador, el equipo ha recortado a siete puntos la distancia con el Barcelona en Liga, sigue vivo en la Copa y ha enderezado su camino en la liguilla de la Champions. “Cuando el equipo transmite lo que mejor hace, que es competir con intensidad y siendo un bloque, a veces más alto y otras más bajo, compite bien. Es el registro de todo este camino que lleva a los 700 partidos”, proclamó este viernes Simeone.

Ahora tocan tiempos de bloque más bajo que alto, sobre todo fuera de casa. Y bajo ese patrón, el retorno de la mejor versión de Jan Oblak en los trascendentales dos últimos triunfos ante el PSG (1-2) y Mallorca (0-1) ha sido una bendición para el equipo y para el preparador argentino. El regreso del mejor Oblak ha sido muy oportuno para un equipo que ha caminado antes de lo esperado por el alambre.

Los grandes porteros, como los grandes delanteros, son víctimas de su condición de últimos protagonistas ante el gol. El chivato de sus bajadas de rendimiento es inmediato y se amplifica en lo mediático y en lo popular por la trascendencia de sus roles. Entre algunos tramos de la temporada pasada y en el inicio de esta, Oblak ha vivido por primera vez un serio cuestionamiento sobre su figura. El problema del recio guardameta esloveno no es que dejara de realizar intervenciones de mérito o que no cuajara partidos potables. El comentario generalizado era que encajaba demasiados goles en los que se repetía en que “podía haber hecho más”. No hay peor coletilla para un portero considerado como uno de los mejores del mundo.

Los dos goles que Oblak encajó en el primer encuentro del Atlético de Madrid en Vila-real (2-2) dieron continuidad al runrún con el que finalizó el curso anterior. Él mismo quedó afectado por dos tantos en los que admitió a sus más próximos que pudo hacer más para evitarlos. Tres meses después, sus números certifican su mejoría. Muy penalizado en la Champions, por los nueve goles encajados, su promedio de tantos recibidos es aceptable, un gol por encuentro en 16 partidos. Con todo, mejora su registro de la campaña pasada (1,26). El promedio se reduce a casi la mitad en Liga (0,53), donde el Atlético ha logrado cinco porterías a cero. Los porcentajes de paradas también revelan a un portero en mejor estado de forma, un 76% frente al 70% de la temporada anterior, en la que, además, recibía menos remates por partido (2,93) que en esta (3,13).

Si el curso pasado la participación de Oblak en el inicio del juego en corto fue la gran señal del intento por ser un equipo más trabajado con la pelota, en este es la piedra angular de la búsqueda de mejores resultados desde la solidez defensiva. Ese papel lo ha tenido que asumir Oblak con la formación de una defensa atípica provocada por las lesiones de Le Normand y Azpilicueta. Además de Witsel, en ocasiones el esloveno ha tenido que defender la portería teniendo por delante a centrales improvisados como Nahuel Molina, Reinildo o incluso Galán.

El buen momento de Oblak refuerza ahora ese estilo en el que se han minimizado los riesgos. En sus peores momentos, en el Atlético no han observado un cambio en el carácter de Oblak, igual de reservado con el viento a favor que en contra. “No exterioriza, aunque le afecten los momentos en los que no está bien. Pero está más fastidiado cuando el equipo pierde que cuando no ha tenido un buen partido. Tiene la mentalidad ganadora de los balcánicos. Es un líder silencioso y sus compañeros ahora también han percibido que está recuperando el nivel”, explica una de sus personas de confianza en el club.

Oblak ha convivido con análisis sobre su bajón que van desde un posible inicio del declive por su edad hasta sus crónicas molestias en la espalda y en un hombro. El diagnóstico de Simeone y de la dirección deportiva fue que necesitaba un portero que le compitiera el puesto de verdad. Para el técnico, ni el croata Grbic, ni el rumano Moldovan, los dos últimos que han vivido a la sombra de Oblak tenían el nivel. Internamente, hay quien achaca su crecimiento a la llegada del internacional argentino Juan Muso, procedente del Atalanta. “Tiene jerarquía, experiencia. Ojalá nos pueda ayudar y nos dé la competencia que Oblak necesita para seguir estimulando y nos dé tranquilidad”, dijo Simeone sobre la llegada de su compatriota. Por primera vez en mucho tiempo, el Cholo le ha garantizado al suplente del esloveno que jugará la Copa si cumple. Por el momento, parece que la apuesta por Muso ha dado resultado como espoleta para el resurgir de Oblak.