El Barcelona despierta en Champions y baila al Hammarby

El Barcelona abrió los ojos y se vio. No solo con la victoria, no solo con los goles, no solo con la portería a cero. Sino con el juego, con su estilo e imagen, con una mejor vertiente ofensiva, y con su eficacia defensiva. El Barça despertó, tras un inicio de temporada inconsistente a pesar de las goleadas, para vencer en casa al Hammarby en la segunda jornada de la fase de grupos de la Champions (9-0) tras el tropiezo en Manchester contra el City. Tres puntos que colocan a las azulgranas como segundas de grupo, superando a las suecas por el goal average, y por detrás del City, primero con seis, con quien se reencontrará a mediados de diciembre en el Estadi Olímpic Lluís Companys.

La victoria era necesidad: en los últimos tres partidos, el Barcelona empezó perdiendo, obligadas a remontar en la segunda parte. Contra el Madrid CFF funcionó (1-8), también contra el Espanyol (7-1), pero contra el Manchester la historia fue diferente. Pere Romeu salió con su once de gala, pero nada pudo hacer contra la agobiante presión citizen, y las futbolistas acabaron siendo víctimas de su propio juego. En casa, contra el sueco Hammarby, las esperanzas eran más que eso; se trataba también de convencer con el balón y sin él. Y de puntuar por primera vez en la fase de grupos. Por ello, contra el equipo sueco —revelación esta temporada y cerca de terminar su liga nacional— Romeu fue conservador y retomó la formación más clásica con tres centrocampistas, en esta ocasión, con Keira Walsh en el banquillo: Patri Guijarro como pivote, y Alexia Putellas y Aitana Bonmatí de interiores.

Y funcionó sobre el césped. En una esquina del Estadi Johan Cruyff, alrededor de 350 aficionados del Hammarby ensordecieron incluso a los culés, haciendo sentir a las suyas como locales. Sobre todo, el primer minuto. Un error de Engen provocó el primer aviso de las suecas con Wangerheim poniendo a prueba a Cata Coll en tan solo 40 segundos transcurridos. Pero solo fue un espejismo, y durante el resto del partido el ruido fue para las azulgranas. Un Barcelona reencontrado, saliendo bien de la presión rival —punto débil en Manchester— desde atrás, con menos errores defensivos y un equipo volcado en ataque. En el campo contrario triangularon y se asociaron las culés constantemente, encontrándose pronto entre ellas. Caroline Graham Hansen lo hizo con Claudia Pina y con Alexia Putellas que, de un taconazo, le dio la asistencia a la noruega, que marcó en un remate cruzado facilitado por el choque entre Eva Nyström y Anna Tamminen, la guardameta sueca.

El Hammarby empezó el partido con dudas, pero mejoró su confianza con contraataques que tambalearon la seguridad azulgrana en aquellos momentos en los que las vigentes campeonas pudieron permitirse, incluso, momentos de imprecisiones e impulsividad en ataque. El Barcelona, bien tapado en los extremos, avanzó por el interior. Aitana comandó una ocasión, confió en Graham, centró a Ewa Pajor, que no pudo controlar la pelota, y Pina la recogió dentro del área para anotar el segundo. Cerca de ella en todo momento estuvo Alexia, que maldijo cada error y golpeo que se fue por fuera de los tres palos. Pero también tuvo su momento. Patri Guijarro levantó la cabeza y se encontró con la capitana, que peinó la pelota para el tercero. Con este tanto, Alexia se sitúa a dos goles de superar a Luis Suárez como tercer máximo goleador de la historia del Barcelona.

Y llegó el cuarto, también de cabeza, para Mapi León tras un centro y servicio de córner de Aitana, que también ofreció el quinto que remató Pina con un disparo raso. Con el partido sentenciado, Pere Romeu probó de nuevo con las cuatro centrocampistas, aunque fugazmente, ya que tras dos goles más —uno de Pajor, que ya cuenta con 10 tantos esta temporada, y otro de Graham— optó por rotar y dar descanso a gran parte del once inicial. Hasta el final, el Barcelona no paró, y dio su recital —tiempo le dio a Esmee Brugts a marcar el octavo, y a Fridolina Rolfö el noveno de penalti— ante un Hammarby que desapareció. Su afición no lo hizo y no cesó sus gritos desde la esquina a pesar de la goleada.