La debacle del Atlético ante el Benfica que se veía venir
Que Simeone aún no haya dado con la tecla y el rendimiento individual de los jugadores penalizan un proyecto en el que se han invertido 250 millones de euros
Hasta tres veces repitió Diego Pablo Simeone en la sala de prensa del estadio Da Luz que el Atlético había jugado mal. La tunda que le infligió el Benfica al Atlético fue descorazonadora. En el parking del estadio lisboeta, miembros de la expedición rojiblanca mostraban tanto su estupefacción por el batacazo y su incomprensión por la gestión del partido del entrenador como por el nivel individual ofrecido por los jugadores. La subida al autobús fue el desfile de u...
Hasta tres veces repitió Diego Pablo Simeone en la sala de prensa del estadio Da Luz que el Atlético había jugado mal. La tunda que le infligió el Benfica al Atlético fue descorazonadora. En el parking del estadio lisboeta, miembros de la expedición rojiblanca mostraban tanto su estupefacción por el batacazo y su incomprensión por la gestión del partido del entrenador como por el nivel individual ofrecido por los jugadores. La subida al autobús fue el desfile de un equipo y un entrenador abatidos ante la mirada de unos pocos aficionados rojiblancos que habían tenido acceso al aparcamiento. “Jugamos mal. Hay que aceptarlo. No jugamos bien, los cambios no nos dieron el recambio que nos dieron otras veces. Jugamos mal, fueron mejores y hay que aceptarlo”, explicó el preparador argentino.
El señalamiento de los tres reemplazados en el descanso, Koke, Griezmann y De Paul, pese a su mal desempeño, para dar entrada a Sorloth, Javi Serrano y Gallagher hizo fruncir el ceño a más de un expedicionario. Simeone optó por una decisión ejemplarizante ante la imposibilidad de poder cambiar a todo el equipo, que era lo que le pedía el cuerpo. La entrada al partido de Javi Serrano y Giuliano, el primero aún con 1-0 en el marcador y el segundo con el 2-0, también fue cuestionada en los corrillos que se formaron alrededor del autobús rojiblanco. El mismo desconcierto pareció padecer Jan Oblak. “No sé cómo explicarlo. Partido muy malo de todos. No hemos estado y da pena perder así. Dejar esta imagen no es nada bueno y no se puede decir mucho más. No hemos estado y ha sido muy malo. Pasan partidos así, pero no podemos permitirnos porque dejamos una imagen fea”, lamentaba el meta esloveno.
La humillante primera derrota del curso se integra dentro de un doble contexto que la agrava. Por un lado, se produjo apenas un par de horas después de que se supiera que el fondo sur del Metropolitano será clausurado por tres partidos. La cuarta pata (las otras tres son dirigencia, entrenador y jugadores) que sostiene al club de la que habla Simeone, la de la hinchada, está en la cuerda floja. Por otro lado, está el problema del juego, sobre todo el ofensivo, aunque el defensivo también hiciera aguas por primera vez en el curso. En ataque, el Atlético apenas ha firmado dos buenos primeros tiempos ante el Villarreal (2-2) y el Espanyol (1-1) y un encuentro más completo ante el Leipzig (2-1). Ya la victoria ante el Girona (3-0) en la que Simeone llegó a reconocer que se marcaron dos goles “de casualidad”, aludiendo a los errores de Gazzaniga, el empate en Vallecas (0-0) e incluso el del derbi (1-1) dejaron señales evidentes de que el equipo aún no está ensamblado.
Las importantes victorias en Bilbao (0-1) y Vigo (0-1) sirvieron para maquillar el mal juego, bien en defensa, mal en ataque. “Hemos tenido avisos en otros partidos. Hemos hablado muchas veces de que empezamos mal en las primeras partes. Encima no hemos reaccionado como en otros partidos y pasan estas cosas. Hay que entrar bien de inicio porque los rivales son fuertes y te castigan como el Benfica”, abundaba un cariacontecido Oblak.
En la previa del derbi, Simeone advirtió que necesita tiempo para encajar a las nuevas piezas que han provocado un desembolso de más de 250 millones de euros. Preocupa sobre todo el encaje de Julián Alvarez, más allá del debate de si debe jugar junto a Sorloth y a Griezmann. Aún no le acaba de encontrar una posición estable. En el estadio Da Luz jugó primero caído a la izquierda, con Griezmann, como falso nueve y Correa a la derecha. Después pasó a ocupar el centro del ataque, también sin resultado.
Simeone espera que la debacle de Lisboa sea solo un aislado mal partido, suyo y de los jugadores, pero la dinámica del juego ya había levantado los chivatos por encima de los resultados obtenidos.