El Girona marca los tiempos ante un Sevilla de otra Liga

El gol de Iván Martín rompió a un equipo andaluz débil en las dos áreas y en plena construcción

Abel Ruiz celebra el segundo gol del Girona ante el Sevilla, de penalti.Julio Muñoz (EFE)

El Girona es de Champions y el Sevilla es lo que es, un equipo en construcción, débil, repleto de jugadores que quieren pero no pueden y un entrenador, García Pimienta, que no gana nunca. Es lo que hay en estos momentos. Hace unos años la realidad era bien distinta. Ahora, el que marca los tiempos y está arriba es el Girona. El Sevilla está en otra Liga, Y no le hizo falta mucho al conjunto catalán para derrumbar a este endeble rival, que, sin embargo, fue mejor la primera media hora de partido: un gol de Iván Martín después de las indicaciones precisas de Míchel, las paradas de Gazzaniga y, sobre todo, tener muy claro cuáles son tus virtudes. En definitiva, mostrar las cualidades que le han hecho ser un equipo que juega la máxima competición continental. Y hacerlo, además, sin los jugadores determinantes del pasado curso.

El Sevilla, por su parte, es un claro ejemplo de decadencia deportiva. Barco, debutante, tira las faltas, mientras que Marcao, un recién llegado, es capitán. No hay peso específico en una entidad que vive, además, en plena combustión social. Y la racha de García Pimienta es terrible. Son ya 18 los partidos que acumula sin ganar en Primera. Un total de 14 con Las Palmas y cuatro con este Sevilla que acumula dos derrotas y dos empates siendo muy débil en ambas áreas.

Hay pocos entrenadores que tengan tanto impacto en sus equipos como Míchel. Harto de hacer aspavientos en la banda ante los movimientos incorrectos de sus jugadores, la pausa de hidratación le vino de perlas al buen técnico madrileño. “Ataquen el área doblando en la banda”, le dijo a sus jugadores. El Sevilla, que había sido mejor e incluso había merecido el gol en dos buenas acciones de Isaac, se vio sorprendido por una gran acción de Bryan Gil con Miguel Gutiérrez en la banda izquierda. Ni Lukébakio ni Carmona defendieron e Iván Martínez se impuso al debutante Barco para hacer el 0-1.

Quizás Barco sea un buen ejemplo de lo que es este Sevilla. Un lateral convertido que jugó de interior y que tocó bien el balón. Algo pinturero, como su equipo, le faltó contundencia y maldad. Y también, por qué no, un poco de suerte. A Ejuke se le anuló un gol por un milimétrico fuera de juego y Gazzaniga le hizo un paradón a Lukébakio. El Girona, lejos de su mejor versión, se fue al descanso con ventaja. No obstante, es un equipo que sabe lo que hace aunque haya perdido calidad. El Sevilla tiene una estructura defensiva poco fiable. Sufre con poco que se le apriete.

El equipo andaluz sufrió una tremenda desconexión en la segunda parte. El Girona, casi sin nada, mostró un dominio insultante. El 0-1 había destrozado las esperanzas sevillistas, rotas de manera definitiva después de que Francés lanzara a puerta y el balón diera en la mano despegada de Isaac. Sánchez Martínez fue al monitor y decretó la pena máxima. Abel Ruiz ejecutó muy bien el penalti, engañando a Nyland. Míchel había hecho, además, cambios ofensivos.

Todo estaba ya resuelto porque se veía que el Sevilla, aunque lo intentara, no iba a marcar jamás. Gazzaniga realizó dos paradas de mérito ante Isaac y Ejuke y el Girona encaró el tramo final del choque con absoluta tranquilidad. Después de las dudas mostradas en el Wanda frente al Atlético, los catalanes han vuelto a mostrar sus virtudes. Las victorias frente a Osasuna y el Sevilla le dan mucho aire. Los aficionados del Girona pueden estar tranquilos. Con Míchel en el banquillo, pueden afrontar con garantías la ilusionante Liga de Campeones.

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