Alba Redondo: “Ser un referente para las niñas implica exigencia, pero da muchísima alegría”
La campeona del mundo, máxima goleadora de la liga el curso pasado con el Levante, afronta con ilusión la opción de ir a los Juegos con España tras superar una lesión que la lastró a principios de temporada
Alba Redondo (Albacete; 27 años) comenzó la temporada de la peor manera posible: con una lesión. Tras ser la máxima goleadora de la Liga el año anterior y ganar el Mundial con España en verano, la delantera del Levante se perdió gran parte del arranque del curso por un esguince en el tobillo derecho y se quedó fuera de las tres primeras convocatorias...
Alba Redondo (Albacete; 27 años) comenzó la temporada de la peor manera posible: con una lesión. Tras ser la máxima goleadora de la Liga el año anterior y ganar el Mundial con España en verano, la delantera del Levante se perdió gran parte del arranque del curso por un esguince en el tobillo derecho y se quedó fuera de las tres primeras convocatorias de Montse Tomé como seleccionadora. Poco a poco ha recuperado su nivel —es la cuarta futbolista que más tantos ha anotado en la Liga a falta de dos jornadas para el final— y su sitio en la Roja, que este viernes se enfrenta a Dinamarca (19.00; La1) —el rival más fuerte del grupo— en la ciudad de Vejle en un partido clave para dejar casi finiquitada la clasificación para la Eurocopa. “La lesión fue dura porque venía de un muy buen momento. Conllevó la pérdida de rendimiento y no venir a la selección. Coger la forma física en la que estoy ahora fue difícil. Cuando me reincorporé al equipo, que llevaba cinco jornadas, ya estaba un escalón por encima y tuve que trabajar el doble”, cuenta Redondo en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas.
La jugadora albaceteña ha regresado a su mejor versión con más horas de trabajo físico, pero también gracias al apoyo de su círculo más cercano. “No me obsesiono con la rutina, hago lo que me hace feliz en ese momento. Si una tarde tengo que ir al gimnasio, pues voy, pero luego, a lo mejor, me apetece ir a tomar un café, o quedo con mis amigos o me voy con Cristina [su novia] a pasear. Me cuido la alimentación mucho, pero sobre todo hago las cosas que me hacen feliz”, explica Redondo, que este verano tiene la ilusión de estar en una cita histórica: los primeros Juegos Olímpicos de la selección, para los que Montse Tomé tiene que dar en julio una lista de tan solo 18 jugadoras.
La lesión de esta temporada no ha sido el único bache que tuvo que esquivar durante su carrera. A principios de la anterior —en la que al final quedó pichichi—, dio el paso de recibir por primera vez recibir ayuda psicológica: “Vi que no remontaba y estaba a punto ya de caer al hoyo. Me di cuenta de que era necesario porque no lo podía sacar yo sola. Era mi manera de afrontar las cosas. Siempre estaba negativa, tenía una nube negra dentro de mi cabeza. [Fue] autoexigencia, era mi principal problema. Hay veces que a día de hoy todavía debo controlar eso porque soy supercompetitiva”.
Redondo llevaba todos los problemas personales al campo y el deporte dejó de ser una válvula de escape. Primero estuvo con Juanmi, el profesional del Levante, y después conectó con Tamara Arroyo, su psicóloga personal. “Una de las cosas que conseguí con ella fue disociar lo personal y lo deportivo. También me influyó mucho mi pareja, que en todo momento me ha apoyado y me ha hecho ver qué era lo mejor. Me ha dado estabilidad, que al final es lo que una persona necesita. Entre eso y Tamara conseguí sacar mi mejor versión. Mi problema venía de no saber disociar, pero cuando lo aprendí, volé”, razona.
Cuando tenía seis años, Redondo —que fue titular en todas las eliminatorias del Mundial que ganó España en el verano de 2023— conoció en un torneo en Fuentealbilla a Andrés Iniesta, que se convirtió en su ídolo. A los 13 años vio por televisión jugar a Vicky Losada en un partido del Barcelona femenino y encontró al fin a una mujer como referente. “Antes no había tanta visibilidad. A día de hoy ya sí”, celebra. Es una de las grandes diferencias que ahora tienen las niñas, que ya desde pequeñitas pueden ver por la tele cómo jugadoras que idolatran conquistan la Copa del Mundo, la Champions League o la Liga de las Naciones de la UEFA. “Ser un referente para una niña ya implica una exigencia, pero a la vez da muchísima alegría. Es una responsabilidad, pero no pesa a nivel negativo. Yo he sido esas niñas. Cuando me preguntan, a todas les digo que disfruten, que no pierdan la esencia de lo que les hace amar este deporte. Ya se profesionalizarán cuando pasen los años, pero sobre todo que no pierdan lo que les da el fútbol, un montón de experiencias y vivencias y muchísima alegría”, reflexiona.
La generación de Alba Redondo, tras la lucha de otras que estuvieron antes, ha roto barreras para las más jóvenes al conquistar un Mundial y la UEFA Nations League y obligar a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) a corregir el trato marginal que ejerció durante décadas contra las jugadoras. Durante la Copa del Mundo de Australia y Nueva Zelanda visibilizaron la maternidad y la conciliación. Se vio a Ivana Andrés bañar a su hija, Jara, y a Irene Paredes jugar con el suyo, Mateo. “Es que somos mujeres, nosotras damos vida. Que estuviesen Mateo y Jara allí nos dio muchísima alegría. En ese sentido, las estadounidenses nos llevan muchos años de ventaja. Me acuerdo de que cuando nos enfrentamos a ellas en un amistoso en El Sadar [en octubre de 2022] varias vinieron con sus hijas, y comentaban que tenían su espacio para poder estar con ellas. Es lo normal dentro de la vida de una mujer que también es deportista, por eso se tienen que poner muchísimos más medios para llevar este proceso de la mejor manera posible”.
Hace unas semanas, Kelly Simmons, exdirectora de fútbol profesional femenino de la federación inglesa, alertaba en un artículo en The Guardian de que España puede dominar las competiciones durante la próxima década por el nivel de las actuales jugadoras y por los éxitos en las inferiores. “Es que hemos marcado hitos muy importantes, como la consecución del Mundial o [la clasificación para] los Juegos. Y a nivel nacional está el Barça en lo más alto. Son muchas señales de cómo está la selección y sabemos que esta generación puede dar muchas alegrías”, dice Redondo. Tras la lesión de la lateral del Real Madrid Olga Carmona, en esta convocatoria ha regresado Leila Ouahabi (Manchester City), la defensa que junto a otras 14 compañeras renunció a la Roja en septiembre de 2022 si no se producían cambios en el femenino, desde la preparación de los partidos hasta la profesionalización de todo lo que afectaba al grupo. “Que vuelvan jugadoras que han marcado grandes hitos es una alegría”, añade. Con todo, aún quedan ocho futbolistas que todavía no han vestido de vuelta la camiseta de España —algunas de ellas de primer nivel mundial— en lo que es la mayor asignatura pendiente de una selección que en menos de dos meses tiene una cita histórica en los Juegos Olímpicos de París.
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