Triunfo terapéutico del Barça ante la Real

Los azulgrana dejan por una vez su portería a cero y recuperan el segundo puesto de la clasificación después de abatir a una mustia Real Sociedad con goles de Lamine Yamal y Raphinha

Raphinha anota frente a la Real Sociedad de penalti.Alejandro García (EFE)

Animado por Lamine Yamal y sostenido por Raphinha, el Barcelona derrotó a una mustia Real Sociedad para volver ser segundo en la Liga. No había más alternativa que ganar o ganar después de la concesión del Girona en el minuto 99 del partido de Vitoria. A falta de tres jornadas para acabar el campeonato, la pugna por el subcampeonato se ha convertido en un asunto mayor por la rivalidad de los dos as...

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Animado por Lamine Yamal y sostenido por Raphinha, el Barcelona derrotó a una mustia Real Sociedad para volver ser segundo en la Liga. No había más alternativa que ganar o ganar después de la concesión del Girona en el minuto 99 del partido de Vitoria. A falta de tres jornadas para acabar el campeonato, la pugna por el subcampeonato se ha convertido en un asunto mayor por la rivalidad de los dos aspirantes y por el premio que supone disputar la Supercopa. No falló el Barcelona más responsabilizado y serio que de costumbre, sin conceder ni un gol después de recibir muchas tundas en escenarios como Montilivi.

Aunque acostumbra a defender mal y no siempre ataca bien, el nudo del equipo azulgrana está en la línea de centrocampistas, tan inestable como irregular por la rueda de cambios, a veces por lesión y en ocasiones por decisión de Xavi. Ante la Real reapareció como titular Pedri. Alrededor del tinerfeño hay mucho misterio y preocupación, no se sabe muy bien qué le pasa, sobre todo porque ha perdido continuidad y sus actuaciones se resumen en alguna jugada refinada como la asistencia a Raphinha en París. Aunque el enigma no se revolvió, a ratos Pedri volvió a ser Pedri.

El pase interior de Pedri, así como el buen pie de Iñigo Martínez, más técnico que el pasional Araujo, podían ser una buena solución para combatir a una Real condicionada por las lesiones y la falta de un lateral zurdo natural, circunstancia que provocó la presencia tres centrales y Aramburu pendiente de Lamine Yamal. No perdió armonía el equipo de Imanol, siempre muy académico y aseado, la pelota al pie y el campo grande, mucho terreno por cubrir para el Barcelona. Los azulgrana corrieron durante mucho tiempo detrás del balón conducido por la Real.

Alcanzada la media hora, únicamente Raphinha y Lamine habían encontrado espacio para encarar a Remiro. Ninguno llegó a rematar por los buenos bloqueos defensivos de los donostiarras, más fuertes y mejor dispuestos, también muy pendientes de las transiciones de Becker. La profundidad del delantero picaba repetidamente las espaldas de Iñigo Martínez y Cubarsí. Los centrales encontraron alivio en el fuera de juego ante el suspense de Ter Stegen. La Real obligó al Barça a acelerar, a ajustar la presión y a insistir en los desmarques de Raphinha y Lamine.

El brasileño remató al palo antes de que Lamine Yamal rematara a la red con la zurda un pase preciso de Gündogan después de una jugada muy bien armada por un giro extraordinario de Lewandowski. Apareció el ariete y los interiores encontraron situaciones de superioridad entre líneas ante un adversario que parecía más pendiente del árbitro que del Barcelona. Aunque mediara el descanso, el gol dio confianza al Barcelona, más protagonista con el balón y con mayor presencia de Pedri, y provocó dudas en la Real, cada vez más alejada de Ter Stegen.

Raphinha (derecha), celebra el segundo gol del equipo blaugrana con una camiseta en recuerdo a los afectados por las inundaciones en Río Grande del Sur (Brasil). Enric Fontcuberta (EFE)

A los azulgrana, sin embargo, les cuesta descansar con la pelota, tener el control del juego o doblar la ventaja, de manera que sus partidos se eternizan, sin que pase nada en la cancha durante mucho rato por más que suene la grada de animación de Montjuïc. El único azulgrana que chuta a portería es Raphinha. El brasileño apuntó con saña a Remiro antes de que a Brais Mendes se le escapara por un dedo un remate fácil después de una pérdida de Gündogan. Los errores se imponían a los aciertos antes de que empezara la rueda de cambios por parte de Imanol y Xavi.

A la Real le tocaba arriesgar y su entrenador dispuso una delantera con Take Kubo, Oyarzabal y Barrenetxea, un trio muy exigente para la poca fiable defensa del Barça. Xavi acabó por retirar como ya es costumbre a Lewandowski. Ferran acabó con el murmullo por la retirada del polaco con un remate que sacó Remiro. La contienda se abrió y el último tramo resultó mucho más ameno por las llegadas en las dos áreas, la mayoría propiciadas más por los fallos del contrario que por los aciertos propios, salvo cuando intervenía Lamine Yamal, siempre incisivo y percutor, salvavidas habitual del Barelona.

El extremo azulgrana tuvo más impacto que los distintos atacantes dispuestos por Imanol. La Real no acaba de cuadrar sus partidos, demasiado empachada de balón, poco efectiva, sin pegada y también sin suerte para complicar la vida al Barcelona. Una jugada aparentemente accidental acabó por rematar al equipo de Imanol. Una mano clara de Odriozola a la salida de una falta botada por Fermín fue castigada como penalti por el VAR. El árbitro fue advertido y después de visionar la acción pitó la pena máxima que en ausencia de Lewandowski transformó Raphinha.

Nadie mejor que el brasileño para firmar un triunfo terapéutico para el Barça.

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