Lamine brilla en el ‘momento Vinicius’
En un partido marcado por la lucha contra el racismo y los aplausos los delanteros del Real Madrid y del Barcelona, la afición silba a Morata: “Me duele en el alma. Esos pitos me dan vergüenza”, se queja De la Fuente
Bajo el lema de “Una piel, una identidad”, Brasil y España se unieron en la lucha contra el racismo. La protagonista no era la pelota, sí lo era el fútbol, representado por uno de sus mejores exponentes: Vinicius Junior, nuevo símbolo de la lucha contra el racismo. No había un escenario mejor para el delant...
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Bajo el lema de “Una piel, una identidad”, Brasil y España se unieron en la lucha contra el racismo. La protagonista no era la pelota, sí lo era el fútbol, representado por uno de sus mejores exponentes: Vinicius Junior, nuevo símbolo de la lucha contra el racismo. No había un escenario mejor para el delantero del Real Madrid, vestido con la camiseta de Brasil y arropado por su casa, el Santiago Bernabéu, escudo contra los insultos racistas, también contra las trampas de su propia personalidad, a veces tan colérico frente a sus contrincantes como desafiante ante aficiones de los rivales. Probablemente tampoco había un momento más ideal para el 7 blanco. Lesionado Neymar, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) optó por entregarle el brazalete de capitán. Y lo festejó Chamartín. Una alegría que no tardó ni un suspiro en enseñar. En cuanto el nombre de Vinicius apareció en el videomarcador, la afición se olvidó que había llegado vestida de rojo para alentar a España y se rindió al atacante brasileño. No fue una decisión casual ni improvisada la de la Confederación brasileña, que ya había decidido que Danilo fuera el capitán frente a Inglaterra en Wembley, mientras que Vinicius fuese el encargado de liderar a la pentacampeona en Madrid.
Nadie lo dudaba, ni en Brasil ni en España: era el día Vinicius. También lo sabían las cámaras de Netflix, encargas de producir el documental que desde hace meses siguen los pasos del delantero del Real. Un éxito para él, también para Brasil y, por supuesto, para Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que, con las entradas vendidas entre 40 y 110 euros, contó con 72.000 espectadores en Chamartín.
Brasil, sin embargo, no era la primera opción de la Federación para cerrar la doble jornada de amistosos FIFA de marzo, última escala de preparación de la Roja antes de concentrarse en junio para la Eurocopa (jugarán frente a Andorra y, en principio, ante Irlanda del Norte antes de viajar a Alemania). En un primer momento, en la RFEF tantearon a Argentina, querían a Messi y a su equipo campeón del mundo en Qatar. Pero la Asociación de fútbol Argentino (AFA) quiere exprimir al máximo a su estrella y pidió un dinero inasumible para la federación española. Entonces, en junio de 2023, apareció el nombre de Brasil. Unos días antes, el 21 de mayo de 2023 había quedado marcado en el fútbol español: Vinicius había sufrido insultos racistas en Mestalla. “Hoy, en Brasil, España se conoce como un país de racistas”, escribió el delantero en redes sociales, tras aquella visita del Madrid a Valencia.
La RFEF, todavía con Luis Rubiales al frente, decidió organizar un amistoso con la Canarinha para luchar contra el racismo. La CBF puso las cosas más fáciles que la AFA. Fuentes de la federación aseguran que el caché de la selección de Vinicius fue de dos millones. Y, como el alquiler de Chamartín cuesta cerca de un millón, siempre las mismas fuentes, el partido con un Bernabéu entregado, el duelo le dejó ganancias a la RFEF.
El Bernabéu dejó lucir a Vinicius. No lo hizo, en cambio, la Roja. Hasta la pifia de Unai Simón, la defensa de España tenía controlada a Brasil, esencialmente al 7 de la Canarinha, extrañamente poco punzante en Chamartín. Y la hinchada de la Roja que se había acercado a la casa del Madrid para verle, se encontró con un errático Morata (pitado) y con un inspirado Lamine Yamal (aplaudido). “El estadio ha tenido un comportamiento fantástico. La inmensa mayoría ha apoyado a España en un partido fantástico. Me duele en el alma que en mi país, piten a uno de nuestros jugadores, al capitán, un ejemplo para todos. Esos pitos me dan vergüenza”, subrayó Luis De la fuente.
Revés para el 9 del Atlético, celebración, para los delanteros del Madrid y del Barça. “Ha sido un partido bonito para el aficionado. Feliz porque el equipo ha demostrado que puede competir contra cualquiera”, expuso Lamine. “Lamine ha tenido una actuación brillantísima, pero hay que ser prudente. Es el mejor consejo que le podemos dar a estos chicos tan jóvenes y buenos”, se sumó el técnico.
El foco, en cualquier caso, no solo estuvo en la paz: con el marcador sin tregua, los banquillos se calentaron tras el empate final de Brasil con Vinicius como uno de los protagonistas de la discusión. Paradójica reacción en un partido por la paz. “Ningún partido es amistoso. Todos jugamos para ganar. Es parte del juego. El empate nos deja sabor agridulce”, señaló Cucurella. “Un partido contra Brasil nunca es amistoso. Las selecciones queremos ganar. Al final no se ha dado”, se sumó Dani Olmo. Y completó De la Fuente: “Me da rabia no ganar un partido en el que hemos sido superiores. Hemos aprendido y sacamos conclusiones muy positivas. Salimos reforzados y con una sensación de que podemos llegar muy lejos”.
Tablas para España y Brasil, victoria para Vinicius. Más allá del rifirrafe con Laporte -”¿Quizá quería bailar?”, ironizó el central de la Roja en redes sociales, sobre la accción-, el Bernabéu se puso en pie para despedir al 7 de la Canarinha en el minuto 70. Después de Cunningham, N’Kono, Kameni, Webó, Eto’o e Iñaki Williams, entre otros, Vinicius es el nuevo símbolo de la lucha contra el racismo en el fútbol.
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