Vinicius rompe a llorar al hablar de los ataques racistas que sufre: “Solo quiero jugar al fútbol”
“Desde que denuncié la primera vez, las cosas han empeorado, porque como no los castigan, saben que pueden hacer de todo”, denuncia el brasileño, que este martes se enfrenta a España en el Bernabéu
La visita de Brasil este martes al Bernabéu para enfrentarse a España (21.30, La1) empezó a gestarse en mayo del año pasado en Mestalla, en el partido que Vinicius detuvo para señalar a las personas que le gritaban insultos racistas desde la grada. Aquella tarde hubo un momento después de la parada en el que al brasileño se le llenaron los ojos de lágrimas. Dudó si irse del campo. Carlo Ancelotti, el entrenador, le preguntó si se encontraba en condiciones de seguir, y él escogió quedarse. Este lunes, e...
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La visita de Brasil este martes al Bernabéu para enfrentarse a España (21.30, La1) empezó a gestarse en mayo del año pasado en Mestalla, en el partido que Vinicius detuvo para señalar a las personas que le gritaban insultos racistas desde la grada. Aquella tarde hubo un momento después de la parada en el que al brasileño se le llenaron los ojos de lágrimas. Dudó si irse del campo. Carlo Ancelotti, el entrenador, le preguntó si se encontraba en condiciones de seguir, y él escogió quedarse. Este lunes, en la víspera del partido, Vinicius compareció ante los medios con el escudo de Brasil en la sala de prensa de la ciudad deportiva del Real Madrid, habló sobre el racismo que lleva meses sufriendo en España y terminó con lágrimas similares a las de aquel día.
Fue después de unos 10 minutos de respuestas sobre los ataques y la tristeza que se le va acumulando. Y sobre el impulso que siente para seguir alzando la voz como aquella tarde alzó el brazo para señalar a los racistas en la grada. “Quiero que las personas negras puedan tener una vida normal como todas las otras. Quiero seguir luchando solo por eso; porque si no, me quedaría en casa y no podrían hacerme nada. Voy a los partidos con la cabeza centrada en jugar, para poder hacer lo mejor para mi equipo y a veces no siempre es posible, y entonces, me tengo que concentrar mucho, todos los días”. En ese punto, se quebró.
Se llevó la mano a los ojos, que rebosaban lágrimas. Miró abajo, resopló, volvió a enjugarse las lágrimas. Trató de reordenar la respiración y consiguió añadir: “Solo quiero jugar al fútbol. Solo quiero darlo todo por mi club y mi familia...”. No pudo seguir, y parte del nutrido grupo de periodistas presentes, sobre todo los brasileños, llenó el momento con un aplauso. Como hizo Ancelotti aquel día en Mestalla, Rodrigo Paiva, el responsable de prensa de la federación brasileña (CFB), le consultó qué hacer: “Le he preguntado si quería seguir, y quiere seguir”.
Desde hace días, cuando acordaron que compareciera antes del encuentro, todos sabían que sería un trance difícil para el futbolista. Su equipo de trabajo lo desaconsejaba. Pensaban que no era la mejor manera de proteger al jugador. Sin embargo, también eran conscientes de cuál es el objetivo del amistoso, la causa a la que él quiere contribuir, y el empeño que ha mostrado, pese al sufrimiento que le genera. “Cada día, cada denuncia, me provoca mucha tristeza”, dijo. “Pero no soy solo yo, sino todos los negros que no solo en España, sino en todo el mundo, sufren en el día a día el racismo verbal”. La semilla de su empeño se plantó hace mucho, como recordó este lunes: “Mi padre tuvo dificultades para trabajar por ser negro. Cuando tenían que escoger entre él y un blanco, siempre escogían a un blanco”. Su padre, el Vinicius que hace que él sea Vini Jr., se ganaba la vida como instalador de cables de telefonía.
Tiene claro el objetivo de su pelea, pero también el precio que le supone: “Es una cosa muy difícil. He luchado bastante por todo lo que ha pasado conmigo. Es desgastante, porque después de todas las denuncias no han castigado a nadie”, dijo. “Cada vez tengo menos ganas de jugar”. Hay una decena de procesos en marcha en los jugados por distintos episodios racistas contra Vinicius. El presidente de LaLiga, Javier Tebas, que ha puesto esas denuncias, adelantó el domingo en una entrevista en EL PAÍS, que esperan las primeras condenas en los próximos dos meses.
Pero el trayecto se le está haciendo largo al futbolista, que describió este lunes las consecuencias que le ha supuesto señalar el racismo en los estadios españoles: “Desde mi primera denuncia, las cosas van empeorando, porque como no los castigan saben que pueden hacer de todo y que todas las palabras que me dicen por el color de mi piel me pueden afectar dentro del campo”, explicó. “Solo quiero jugar. Solo quiero estar bien y poder ir a todos los campos de España con la tranquilidad de que nadie me va a juzgar por el color de mi piel”.
Se esforzó también en delimitar el alcance del problema. Después del partido en Mestalla del año pasado, escribió en sus redes sociales que en Brasil empezaban a ver a España como un país racista. “Con cada denuncia, me insultan más personas. Ellos piensan que es contra España, pero no es contra España, sino contra todos los racistas, sean de donde sean”. Aunque sí cree que no existe suficiente firmeza contra estas conductas: “En España el racismo no es delito, y eso lo hace todo más complicado”. Lamentó que en los estadios españoles no puedan verse escenas como las que sí suceden en Brasil, donde la policía se ha llevado detenidas a algunas personas que habían realizado ataques racistas contra futbolistas.
Problema cultural
Ve la cobertura institucional todavía a medio camino. Mencionó las reuniones que han tenido, él o su entorno, con la FIFA, la UEFA, y hasta con LaLiga, con la que fue muy crítico después de la tarde de Mestalla: “LaLiga está intentando mejorar. Han tenido reuniones conmigo, y quieren cambiar, pero es complicado para ellos”.
Entiende que operan también factores culturales que complican que algunas personas blancas entiendan por lo que él pasa: “Con 23 años, tengo que enseñar lo que es racismo, que realmente me afecta, que mi familia se pone triste en casa...”, lamentó.
Hay una buena parte del sufrimiento que Vinicius ha llevado más hacia dentro, incluso sin compartirlo mucho en el vestuario, como explicó unas horas antes en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas su compañero, y este martes rival, Dani Carvajal: “Lo comentará en su entorno más privado... Nosotros en el vestuario, por la parte que nos toca, le ayudamos lo máximo que podemos”.
Las palabras y las lágrimas de Vinicius encontraron el respaldo inmediato de algunos futbolistas, como el exmadridista Varane: “Eres poderoso. Eres especial, Vini. Tus sueños y tu inspiración son más fuertes que cualquier palabra que hayan usado contra ti”, tuiteó.
El brasileño, que estudia desde hace meses sobre racismo para entenderlo y combatirlo mejor, no va a desviarse de su lucha: “Jugar al fútbol es muy importante, pero luchar contra el racismo es importantísimo”, dijo. “Quiero que en el futuro un niño de cinco años no pase por todo lo que yo estoy pasando. Si no fuera por eso, me rendiría”.
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