Carles Aleñá: “¿El Getafe de Bordalás? Te lo mete en la cabeza, es muy difícil ganarnos”
El centrocampista, conocido como el Maradona de La Masia, aprendió a ganarse la vida en el fútbol bajo las órdenes del técnico alicantino, en las antípodas del juego del Barça
La élite de fútbol profesional, esencialmente en los grandes equipos, ha creado una burbuja hechizada de fama y encantos, fácil de obtener, generalmente efímera, siempre peligrosa, sobre todo para los más jóvenes. “Yo tuve la suerte de tener a mi padre, sin él, sin sus consejos, no estaría donde estoy”, recuerda Carles Aleñá (Barcelona, 26 años), perla de la cantera del Barcelona y de La Rojita, hoy bajo las órdenes de José Bordalás en el Getafe. “Eres muy joven, la gente te emp...
La élite de fútbol profesional, esencialmente en los grandes equipos, ha creado una burbuja hechizada de fama y encantos, fácil de obtener, generalmente efímera, siempre peligrosa, sobre todo para los más jóvenes. “Yo tuve la suerte de tener a mi padre, sin él, sin sus consejos, no estaría donde estoy”, recuerda Carles Aleñá (Barcelona, 26 años), perla de la cantera del Barcelona y de La Rojita, hoy bajo las órdenes de José Bordalás en el Getafe. “Eres muy joven, la gente te empieza a conocer, comienzas a ver un poco de dinero…”, cuenta. Pero, cuando a la mayoría de los chavales les falta una voz de realidad, intervino Francesc Aleñá, exfutbolista del Jaén, Elche y Lleida, entre otros. “Me ayudó a tener los pies en la tierra, a ser consciente de lo que cuesta todo”.
Hay una anécdota que marcó su manera de comportarse en un vestuario profesional, seguramente también en la vida. “Era la época en la que a los jugadores del primer equipo del Barça le daban un Audi”, recuerda Aleñá. Más por hedonista que por crecido, esencialmente por crío, pidió el Q7, la mejor de las ofertas de la automotriz alemana. Entonces, apareció su padre: “¿Qué coche pidió Sergio Busquets? Bueno entonces, tú te pides uno 10 veces más pequeño. Cuando lleves 10 años en el primer equipo, ya te podrás pedir el coche que quieras”. Es fácil dejarse confundir cuando te codeas con Messi y compañía y cuando vienes de ser la estrella en cada una de las categorías inferiores de una de las canteras más populares del mundo.
Por ser zurdo y habilidoso, por usar el dorsal 10 en la espalda y llevar brazalete en el brazo, también por su pelo rizado, a Aleñá lo bautizaron el Maradona de La Masia. “No me llamaría el crack de la cantera, pero sí que me sentía importante. Y es verdad que marcaba diferencias”. En la Ciudad Deportiva del Barcelona todavía recuerdan un duelo de canteras entre el Ajax y el Barça. “Jugaban Carles y Frenkie [De Jong]. El bueno era Aleñá”, expone un entrenador del fútbol base azulgrana. “No, no, no”, insiste Aleñá; “Frenkie era muy bueno. Y lo sigue siendo”. Más reflexivo, sin nostalgia de un pasado de purpurina ni romántico con el futuro prometedor, el centrocampista del Getafe subraya: “¿Qué sentido tiene recordar el pasado y soñar con el futuro, si en el fútbol es todo presente? Es verdad que en aquella época destacaba y que todo me salía de cara. Es verdad también que mi idea era triunfar en el Barça. Pero hay que aprender a convivir con esas frustraciones personales y pensar en el día a día”.
El primer golpe de realidad llegó al poco tiempo de pisar el Camp Nou. La directiva de Josep Maria Bartomeu le quitó el dorsal 21, justamente para dárselo a Frenkie De Jong, uno de los últimos fichajes estrella de la pasada junta, todavía a la espera de su gran despunte como azulgrana. Después tuvo que lidiar con el pragmatismo de Ernesto Valverde en un equipo en el que sobraban los centrocampistas. “Era un momento espectacular. Estaban Rakitic, Arturo Vidal, Coutinho, André Gomes, Arda Turan, también coincidí con Iniesta…”. Y después de un partido contra el Athletic en el que lo sacaron en el entretiempo, Ernesto Valverde lo dejó varios meses en la grada. “Me dolió cómo fue la gestión. Yo era muy joven”. Pero de nuevo aparecieron los consejos de su padre y de Iván de la Peña, su representante: “Tienes que jugar”. Después de 44 partidos y tres goles, dejó el Barça.
La primera opción fue el Betis (19 encuentros y un gol, en la campaña 2019-2020). Y, al año siguiente, la prueba de fuego: el Getafe (acumula 116 duelos y seis tantos). Otra manera de entender el fútbol. Pero es que ¿en La Masia no enseñan a defender? “No defiendes mucho, es verdad”, se defiende. “Se aprende, pero quizá no al nivel que ahora mismo se necesita para competir. Es algo que he mejorado”.
Porque hay pocos entrenadores mejores para reforzar los conceptos defensivos que José Bordalás. “Te va enchufando. Te lo mete en la cabeza. Entrenamientos muy duros, sesiones de gimnasio, te pesa cada día… Y, quieras o no, te convierte en un equipo fuerte. Es muy difícil ganarnos. Todos sus equipos compiten. Todos sus equipos están arriba”, sostiene. Y añade: “Le voy a poner un ejemplo. El año pasado estábamos en una situación delicada. Y, cuando él llegó, pensé: ‘Nos salvamos’. Te enchufa. Y lo ha demostrado”.
En el camino de Aleñá se vuelve a cruzar el Barcelona de su ídolo Xavi Hernández (16.15, Movistar LaLiga). “Desde fuera le puedo asegurar que las críticas al Barça son muy injustas”, defiende el futbolista al entrenador azulgrana. Y eso que justamente Xavi le cuestionó su manera de defender en el último Getafe-Barcelona, en el Coliseum. “Me preguntó qué estábamos haciendo. Nos conocemos, me tiene confianza”. El Getafe es un nuevo desafío para Xavi; el Barça, un viejo desafío para Aleñá. Sin embargo, no hay nada que lo mueva de un nuevo hechizo, esta vez menos nocivo: Madrid. “Me mudé al centro. Cerca de Nuevos Ministerios. Es una ciudad espectacular”.
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