Entre Kiricocho y Savinho, el Girona de Quique Cárcel
El director deportivo del efervescente conjunto rojiblanco es un obseso de los rituales y rastrea como pocos los mercados menos frecuentes
Kiricocho. Señal de la cruz. Y demás supersticiones. Pero de milagro en Girona, nada. Nada de nada. Si no, que le pregunten a Quique Cárcel, el silencioso ingeniero futbolístico del equipo sensación en España.
En el palco del Girona, a nadie le extraña que Quique Cárcel, su director deportivo, suelte “Kiricocho” [palabra utilizada para gafar a los rivales] antes de un penalti en contra. Tampoco sorprende si Cárcel se santigua antes de cada córner o falta directa peligrosa de lo...
Kiricocho. Señal de la cruz. Y demás supersticiones. Pero de milagro en Girona, nada. Nada de nada. Si no, que le pregunten a Quique Cárcel, el silencioso ingeniero futbolístico del equipo sensación en España.
En el palco del Girona, a nadie le extraña que Quique Cárcel, su director deportivo, suelte “Kiricocho” [palabra utilizada para gafar a los rivales] antes de un penalti en contra. Tampoco sorprende si Cárcel se santigua antes de cada córner o falta directa peligrosa de los contrarios, mucho menos cuando repite vestuario o rituales después de una victoria. Sin embargo, la palabra milagro parece prohibida en Girona. “Le aseguro que lo que pasa aquí no es suerte”, subraya David López, uno de los jugadores de referencia del segundo clasificado de la Liga, el decimotercero que más dinero se gasta en la plantilla (52 millones). Y la explicación racional al fenómeno Girona tiene nombre: “Quique”, insiste David López. “Ha encontrado un entrenador acorde a su idea de juego y a su metodología de trabajo. Eso sumado a un grupo de jugadores jóvenes con mucha calidad, más los de más experiencia vinculados al club, ha generado un cóctel que explica lo que estamos viviendo”.
En el último verano, Cárcel gestionó 38 operaciones, entre las cuales se incluyen 10 fichajes (22,25 millones) y 13 traspasos (17,9). Ninguno, en cualquier caso, llamó tanto la atención como el de Savinho, el extremo que suma siete goles y siete asistencias en 27 partidos. “Nadie lo quería”, cuentan en la entidad sobre la situación del brasileño en el Troyes francés, club en la órbita del City Football Group, misma familia que la del Girona. Hasta que en una de las reuniones del grupo, Cárcel lo pidió: “Yo lo quiero para el Girona”. En el Troyes aceptaron sin problema, el jugador no había destacado en su última cesión al PSV, después de alternar entre el filial y el primer equipo. “Ya veréis lo bueno que es el brasileño”, les advirtió Cárcel a los pesos pesados del vestuario. “Y tenía razón. Una vez más”, recuerda David López.
El método de trabajo de Cárcel es conocido en Cataluña, también su obsesión por el fútbol y su dureza como negociador. “Te habla de jugadores de Primera RFEF y de Segunda todo el tiempo”, dice David López. “Pero no solo controla el fútbol español”, expone Luis Alonso, socio de Stellar, agencia de futbolistas. “Domina muchas ligas. Mire lo que pasó con los ucranianos”, añade en referencia a Dovbyk y Tsygankov, fichajes de esta campaña.
Criado en el Poblesec, continúa siendo uno de los paisajes habituales de Can Tomàquet, Cárcel se curtió en el fútbol base del Barcelona, para después pasar por el Cádiz, Leganés y Sabadell antes de apagar su carrera en el Hospitalet. De hecho, en su última etapa en el Hospi le sucedió algo prácticamente insólito: ejercía de secretario técnico y de jugador. “Yo soy el único que manda y, a la vez, obedece al entrenador”, comentaba, en su momento, en una entrevista a El Periódico. “Es un tipo que puede estar viendo un partido en el campo, mientras mira otro en el ordenador y un tercero en el teléfono”, explica Óscar Arpón, excompañero de Cárcel en la cantera azulgrana.
“Te pregunta: ¿tú que conoces a equis, ¿cómo es como persona?”, explica David López. “Le importan las personas. Hoy en día, que muchos directores deportivos están obsesionados con los datos y las estadísticas, Quique se preocupa por generar un ambiente de confianza y tranquilidad para los jugadores”, cuenta Alonso. “Además”, insiste Arpón; “es muy intuitivo. Sabe perfectamente cuando un jugador es bueno”. “Y se equivoca muy poco”, remata David López.
En 2014, cuando la única aspiración del Girona era aferrarse a Segunda División, Josep Delgado, entonces presidente de la entidad catalana, fichó a Cárcel para que se hiciera cargo de la dirección deportiva. Desde entonces, más de 300 operaciones. “Hubo mercados de fichajes en los que debía tener preparados dos equipos. Uno por si subíamos a Primera y otro por si nos quedábamos en Segunda”, recuerdan en Montilivi. Durante su gestión, el Girona jugó cinco play off a Primera, que incluyen dos ascensos. Ningún éxito, en cualquier caso, fue tan significativo como el de Michel. “La clave ha sido mantener una idea, buscar los jugadores adecuados para ella y, además, ¡que Michel es muy bueno!”, expone Quique Cárcel. El director deportivo apostó por el técnico madrileño, incluso cuando los números lo invitaban a despedirlo en Segunda durante la campaña 2021-22.
“¿Qué persona está tanto tiempo en un club?”, se pregunta Luis Alonso. “Es un tipo muy normal dentro de la anormalidad del fútbol”, concluye David López. Y eso sí, nada de cuestiones esotéricas, por mucho que Cárcel se santigüe e invoque a la leyenda de Kiricocho. De suerte nada en Montilivi, el éxito del Girona se resume en la pizarra de Michel y se explica a través de la cabeza de Quique Cárcel.
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