La solución a la semifinal entre Mallorca y Real Sociedad, queda para Anoeta
Dominó el equipo vasco y en la segunda mitad, Sadiq falló tres oportunidades claras, pero el equipo isleño resistió el acoso
Ni el Mallorca ni la Real Sociedad fueron capaces este martes de marcar en la ida, así que la solución al sudoku que plantearon Aguirre y Alguacil se conocerá en Anoeta. Todavía no hay finalista, después de los 96 minutos de brega en Palma de Mallorca.
Los fuegos artificiales sobre Son Moix no tuvieron continuidad en el césped. Vísperas de mucho. Al Mallorca, convencido de su rol de aspirante, frente al favorito vasco, le convenía más un partido de papel de lija, para neutralizar el talento de la Real Sociedad, y después correr, y a los donostiarras el juego abierto, la exuberancia, per...
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Ni el Mallorca ni la Real Sociedad fueron capaces este martes de marcar en la ida, así que la solución al sudoku que plantearon Aguirre y Alguacil se conocerá en Anoeta. Todavía no hay finalista, después de los 96 minutos de brega en Palma de Mallorca.
Los fuegos artificiales sobre Son Moix no tuvieron continuidad en el césped. Vísperas de mucho. Al Mallorca, convencido de su rol de aspirante, frente al favorito vasco, le convenía más un partido de papel de lija, para neutralizar el talento de la Real Sociedad, y después correr, y a los donostiarras el juego abierto, la exuberancia, pero su rival no estaba dispuesto a las burbujas del fútbol champán realista. Ofrecían vinagre a cambio, y así pasó la primera parte, porque la presión férrea del Mallorca en el medio campo, incomodaba a la Real, incapaz de trenzar, salvo en acciones esporádicas, con Kubo, viejo conocido en la isla, muy vigilado.
Se cerraba atrás el equipo de casa, para no abrir esos espacios que necesitan los donostiarras, y que tan bien aprovechan, así que el juego, a veces bronco, con algún escarceo que no fue a más, se diluía en las orillas de las áreas. Fue el Mallorca el que mejor comprendió la situación, y Abdón Prats gozó de la mejor oportunidad de su equipo después de una carrera de Dani Rodríguez por la derecha, y un centro al punto de penalti, que su compañero remató a botepronto, muy cerca del palo.
Se llegaba casi a la media hora, y aunque el fervor popular seguía intacto, toda la grada comenzaba a resignarse a un partido de rompe y rasga. La Real pese a su insistencia en el campo contrario, solo acertó a crear una ocasión después de un centro con el exterior de Barrenetxea, el más inspirado en las filas blanquiazules, que Sadiq, que durante la segunda mitad se iba a convertir en una máquina de errar ocasiones, hizo su primer ensayo de cabeza, que salió alto.
Perdió fuelle el Mallorca en la segunda parte, porque la energía de salir a por todo no era la misma que en el primer parcial, y entonces la Real encontró más posibilidades para hacer su labor habitual, aunque mientras todavía le quedaba gasolina, el equipo de casa consiguió hilar otra ocasión de Abdón, otra vez con Dani Rodríguez como socio. Fue en un sin querer, por un mal control que le cayó a Prats, pero su disparo salió junto al palo.
Luego fue la Real Sociedad la que encontró los caminos para asustar a Greif, y no marcó porque Sadiq no tenía su día. Lo hacía todo bien Barrenetxea, pero su compañero se empeñaba en desperdiciar los caramelos que le ponía el mejor jugador del partido. La primera vez, se fue hasta la línea de fondo y el nigeriano, al borde del área pequeña, vio como la pelota le golpeaba en el estómago y se iba fuera. Un rato más tarde fue Brais quien disparó fuerte, rechazó Greif y Sadiq, rebañó el rechace, pero la envió al lateral de la red.
Con muchos minutos todavía por jugar, otra vez pudo Sadiq poner por delante a su equipo en la eliminatoria. Esta vez fue Kubo, la única vez que pudo marcharse del estricto marcaje al que fue sometido, el que remontó la línea, se la puso a su compañero, que a dos metros de la portería, en vez de empujarla a la red, hizo lo más complicado, y la mandó por encima del larguero.
Aguirre se percató de que su equipo andaba sin fuelle, así que metió piernas nuevas en el césped, y con esa maniobra, y con una Real un poco más fatigada, equilibró el partido ya casi hasta el final, pese al acoso donostiarra en los minutos finales, aunque sin espacios para poder aprovecharlos. El marcador no se estrenó, así que la resolución de la película de suspense queda para el Reale Arena.
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