El juez propone juzgar a Rubiales por el beso no consentido a Jennifer Hermoso
Francisco de Jorge, magistrado de la Audiencia Nacional, también quiere juzgar a Luque, Vilda y Rivera por las presiones a la futbolista y concluye que la acción del expresidente de la RFEF “fue una iniciativa unilateral y sorpresiva”
El juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge ha propuesto juzgar al expresidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, por el beso no consentido a la jugadora de la selección española Jennifer Hermoso tras la final del mundial, celebrada el 20 de agosto en Sídney (Australia). El magistrado también propone juzgar al director deportivo de la selección masculina, Albert Luque; al exentrenador de la selec...
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El juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge ha propuesto juzgar al expresidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, por el beso no consentido a la jugadora de la selección española Jennifer Hermoso tras la final del mundial, celebrada el 20 de agosto en Sídney (Australia). El magistrado también propone juzgar al director deportivo de la selección masculina, Albert Luque; al exentrenador de la selección femenina, Jorge Vilda, y al responsable de marketing de la Federación, Rubén Rivera, por las presiones posteriores a las que se sometió a la jugadora para que accediese a manifestar públicamente que el beso había sido consentido. En el auto, el juez concluye que el beso a la jugadora “no fue consentido y fue una iniciativa unilateral y sorpresiva” del investigado Luis Rubiales. Este presentó su dimisión como presidente federativo el 10 de septiembre tras ser inhabilitado por la FIFA durante tres meses, sanción que luego derivó en tres años de suspensión.
En su descripción de los hechos denunciados, el juez relata que Rubiales “sujetó la cabeza de la jugadora con ambas manos, a la altura de los oídos, y, de manera sorpresiva e inesperada, propinó un beso en los labios de la jugadora, que no se apercibió de la intención del querellado de besarla en los labios ni dio su consentimiento para ello. Jennifer Hermoso, desconcertada y sorprendida por el inesperado beso en los labios, no tuvo tiempo de reaccionar. La jugadora trató de restarle importancia en un primer momento y continuar celebrando el histórico triunfo de la selección. No obstante, conforme iban pasando las horas, la euforia del triunfo fue dando paso al malestar y al sentimiento de haber sido ofendida por la acción antes relatada, malestar que fue en aumento ante las presiones de Luis Manuel Rubiales y de su círculo próximo para que públicamente manifestase que el beso había sido consentido”. Rubiales siempre ha sostenido, también en su declaración ante el juez, que pidió permiso a la jugadora y que esta le respondió con un “vale”.
El juez señala en el tiempo dos momentos de la presión ejercida sobre Jennifer Hermoso. En el vuelo de regreso de Sídney y en el viaje de placer a Ibiza con el que fueron premiadas las campeonas del mundo. Durante el trayecto aéreo, fue el seleccionador Jorge Vilda, despedido por la federación posteriormente, el encargado de acercarse a la jugadora. “En el vuelo de regreso a España, el querellado Luis Rubiales trató de conseguir que Jennifer Hermoso accediese a hacer una manifestación pública, realizada conjuntamente con él, afirmando que el beso había sido consentido, a lo que la jugadora se negó, expresando su malestar. Tras pedir consejo a su equipo técnico, el querellado pidió a Jorge Vilda que hablase con el hermano de la querellante para convencerla de que participase en la realización de un video con el contenido pretendido. Jorge Vilda buscó en el avión a Rafael Hermoso y en el curso de la conversación le advirtió de que si su hermana no accedía a participar en el vídeo, su negativa tendría consecuencias negativas para ella y experimentaría perjuicios en su carrera profesional como futbolista”, escribe el juez.
En Ibiza, “y por encargo de Luis Rubiales ”, fueron el director de marketing, Rubén Rivera, y el director deportivo, Albert Luque, los que llevaron el peso de las supuestas coacciones a Hermoso. Ambos siguen ocupando sus respectivos puestos de trabajo en la federación. “Rubén Rivera, encargado de la logística del viaje de la selección a Ibiza, pidió a Jennifer Hermoso, de manera reiterada y persistente, que hablase por teléfono con el responsable de integridad de la Federación [Miguel García Caba, también despedido]. Rubén le insistió en que debía participar en el vídeo exculpando a Luis Rubiales. Jennifer Hermoso le comunicó que no deseaba hablar de este tema. A pesar de la clara negativa de Jennifer Hermoso, con expresión de su hartazgo, Rubén Rivera le insistió de manera reiterada para que hablase con Albert Luque, también con la intención de insistirle para que participara en el vídeo. Jennifer Hermoso contestó por WhatsApp a Albert Luque, nuevamente rechazando hablar con él”, recoge el auto.
La insistencia de Rivera y Luque a través de una amiga de Jennifer Hermoso también es recogida en el escrito de Francisco de Jorge: “Rubén Rivera insistió de nuevo a través de la persona de una amiga de Hermoso, manteniendo durante horas los persistentes requerimientos a esa amiga para que convenciera a la jugadora para hablar con Albert Luque. Ante las reiteradas negativas, Albert Luque se personó en el hotel intentando forzar a Jennifer a hablar con él para convencerla de participar en el vídeo. Albert Luque insistió por medio de WhatsApp a Jennifer Hermoso e insistiendo también personalmente, durante aproximadamente media hora, a la amiga de la jugadora para que Jennifer hablase con él. Finalmente, ante la rotunda negativa, Albert Luque envió un mensaje de WhatsApp a la amiga de Jennifer, insistiendo en su petición de ayuda para justificar la conducta de Luis Rubiales, expresando su enfado, acusándola de mala persona, deseándole que se encuentre muy sola en la vida y anunciándole que se alegrará de que eso suceda”. El juez concluye que las presiones a las que se sometió a la jugadora “la crearon una situación de ansiedad y de intenso estrés”.
El magistrado añade que la finalidad, erótica o no, o el estado de euforia y agitación experimentado como consecuencia del extraordinario triunfo deportivo, son elementos cuya consecuencia y consecuencias jurídicas deberán valorarse en el juicio oral ante el órgano encargado del enjuiciamiento. Además, el instructor afirma que existen indicios suficientes de la comisión de los hechos narrados en su auto y que esos hechos son relevantes penalmente, siendo por ello perfectamente sostenible una acusación. Para el magistrado no es preciso hacer una calificación detallada ni precisar los concretos tipos penales, puesto que basta con la apreciación de que en la más severa de las calificaciones posibles no excederían del ámbito de penas que se encuadran dentro del procedimiento abreviado. En este caso, indica que el beso en los labios “afecta a la esfera de la intimidad reservada a las relaciones sexuales, en particular en el contexto de dos personas adultas”.
Respecto a la conducta de Vilda, Rivera y Luque, el juez también considera que existen indicios de la existencia de una acción concertada de los tres, acordada con Luis Rubiales, “para doblegar la voluntad de Jennifer Hermoso y conseguir que accediera a grabar un vídeo en el que dijese que el beso había sido consentido”. Estos hechos, según el juez, podrían ser constitutivos de infracción penal conexa con el delito principal indiciariamente atribuido a Luis Rubiales, incluso con independencia de que pudiera, eventualmente, tener naturaleza de delito leve, algo que no se prejuzga en el auto.
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